Función ciudadana

Una nota aparecida en la edición del sábado pasado de este diario planteó con precisión y amplitud un problema que Santa Rosa arrastra desde hace ya mucho tiempo: los árboles en su función ciudadana. Desde las épocas pioneras la forestación, tanto en la zona rural como en los incipientes pueblos, fue una constante, porque la plantación estaba en el espíritu y la tradición misma de esos primeros pobladores y, también, porque era y es una exigencia del clima pampeano, con sus veranos tórridos.

Pero con el tiempo, y por razones que acaso convendría estudiar y discriminar, esa actitud fue cambiando y hasta llegó a dejarse de lado al apelar a distintas variedades arbóreas por moda, estética o simples deseos personales, al tiempo que se anulaba o postergaba la prevención para con lo negativo de las plantas: interrupción de la visual automovilística, problemas con el cableado eléctrico, levantamiento de las veredas, rotura de las redes subterráneas…

Esa actitud de cierta displicencia, fundamentalmente por parte de las inspecciones municipales, llegó a un punto álgido: falta de control en las extracciones, pese a las reglamentaciones municipales existentes. La citada nota periodística hace hincapié en algunos interrogantes, como por ejemplo: ¿Quién autorizó la existencia de cuadras enteras sin o con muy pocos árboles?

La pregunta abre la puerta a un replanteo en la actitud dentro del tema. Es cierto que la comuna tiene otros -y graves- problemas, pero también lo es que cuenta con los elementos como para ir pensando en subsanar éste, máxime que cuenta con la posibilidad cercana de un nivel universitario que bien puede ofrecer un aporte especializado a esos inconvenientes que hacen al funcionamiento de la ciudad.