Lealtad y unidad

I. El peronismo celebró su día de la lealtad con marcadas diferencias entre el ámbito provincial y el nacional. El acto en el club Argentino de esta capital reunió a todos los sectores internos del arco político y del sindical. El llamado a la unidad que planteó el gobernador Sergio Ziliotto en su discurso puede decirse que el lunes tuvo correspondencia con los hechos. No es poca cosa y seguro que trajo alivio a los que recuerdan lo que sucedió en la elección legislativa del año pasado cuando las tensiones internas en el PJ se hicieron tan determinantes que condujeron a su primera derrota en las urnas en más de treinta años.

II. En Buenos Aires, el centro de gravedad de la política nacional, las cosas fueron muy diferentes. Cuatro actos por separado, con sus propios protagonistas cada uno, mostraron las dificultades evidentes de la conducción del Frente de Todos para convocar a las diferentes corrientes internas que componen la coalición. Los "gordos" de la CGT se abroquelaron en Obras Sanitarias para reclamar mayor participación electoral. El Movimiento Evita, la CCC y Barrios de Pie junto a otras organizaciones confluyeron en La Matanza en donde reunieron un buen número de participantes y lanzaron la candidatura de una dirigente para la intendencia de ese partido bonaerense. En la Plaza de Mayo tuvo lugar el acto más concurrido de la jornada con la participación del kirchnerismo, el sector moyanista de la CGT, las dos CTA, el Frente Sindical, la Corriente Federal de los Trabajadores y otras agrupaciones gremiales y sociales. En tanto, el presidente Alberto Fernández flanqueado por el ministro Sergio Massa y el gobernador Axel Kicillof encabezó un acto de inauguración de una obra vial y anunció la actualización del piso de Ganancias para los trabajadores y la entrega de un bono a los sectores más vulnerables.

Las definiciones políticas más categóricas se escucharon en la Plaza de Mayo, no solo por las intervenciones de sus oradores sino por el contenido del documento presentado. Allí, entre otros puntos, se repudió el atentado contra Cristina Kirchner, se pidió profundizar la lucha contra la inflación teniendo en cuenta las prácticas oligopólicas y monopólicas de las mayores empresas formadoras de precios, la anulación de la Ley de Entidades Financieras (herencia de la última dictadura), una reforma tributaria de carácter progresivo y un mayor control del comercio exterior entre muchos otros planteos de similar tenor. Es decir, un pedido al gobierno nacional para que actúe con mayor firmeza ante el poder económico a fin de mejorar la muy deteriorada redistribución del ingreso.

III. A un año de las elecciones presidenciales de 2023 la jornada de ayer planteó no pocos interrogantes. La necesidad de promover la unidad del frente que hoy gobierna fue reclamada en todos los actos, pero ayer pareció una expresión de deseos antes que una posibilidad concreta. Es evidente que el liderazgo de Alberto Fernández tiene serias dificultades para alinear a todas las tiendas del panperonismo. Ello podría estimular las fuerzas centrífugas entre los gobernadores justicialistas a la hora de programar las elecciones provinciales. Esa contingencia afectará, sin dudas, el desempeño electoral del FdT en la pelea por la presidencia.

Es este preocupante escenario interno el que empuja la atención, con una expectativa quizás desmesurada, hacia la segunda vuelta de la elección presidencial en Brasil. Tal ansiedad por la "ayudita de los amigos" cariocas desnuda la ausencia de solidez que hoy se advierte en el frente interno. Es cierto que hay tiempo para rearmar la escuadra y enfilar el rumbo, y que el tembladeral que afecta a la oposición de derecha y de ultraderecha es más intenso que el propio, pero si las apelaciones a la unidad que se escucharon ayer no encuentran vías sólidas para concretarse, la amenaza del retorno de la derecha neoliberal podría volverse realidad.