Sabado 27 de abril 2024

En el ambiente ideal

Redacción 23/03/2024 - 00.06.hs

“Cortinova” va rumbo a cumplir 50 años con la mejor atención. Un comercio de origen familiar que hoy ya tiene a su tercera generación en un local especializado en telas de cortinas y de tapicería además de todo tipo de productos para la decoración.

 

“Uy, cómo hablo”, dice Diana junto a una sonrisa y una simpatía espontánea. “Y está bien, tenés que contar para la nota”, le contesta Mariana en un diálogo que se da naturalmente entre madre e hija y que se transmite a quien ingresa al local, a esa clientela que conoce a “Cortinova” desde hace mucho tiempo y que le ratifica la confianza y el bienestar a la hora de elegir lo más adecuado para la decoración hogareña. Son casi 50 años de un rubro tradicional pero que nunca pierde vigencia más allá de cambios, modas y tendencias.

 

Diana Fiscella tiene 61 años y está hoy al frente de un comercio que nació el 10 de marzo de 1977 de la mano de su padre Omar Osvaldo Fiscella y de su madre Noemí Di Nápoli. Desde siempre en la calle 9 de Julio al 281 (el teléfono es 2954 – 413882) con lo mejor en telas para cortinas y de tapicería además de accesorios, un comercio con casi medio siglo de vida que en la actualidad se moderniza de la mano de Mariana (29), encargada de las redes sociales y también de esa insignia que Cortinova mantiene inalterable y renueva cada día, que es la mejor atención a la clientela.

 

“Creo que la tradición comercial puede venir por el lado de mis abuelos, porque Fiscella tuvo una zapatería frente a la plaza y Di Nápoli tuvo una confitería también frente a la plaza San Martín. En el caso de mi abuelo materno, él tenía muy claro que la mujer tenía que ser independiente económicamente de los hombres y por eso la mandó a mi mamá a estudiar Farmacia a la Universidad de Buenos Aires (UBA). A ella no le gustaba mucho esa carrera y se cambió a Química. Se recibió, volvió y después trabajó muchos años como partera, por eso es que atendió en el parto a muchas amigas, como el caso de Rosalba D’Atri con algunos de sus hijos. Y respecto al negocio, en el momento que deciden abrirlo mi papá trabajaba en el Banco Hipotecario, y siguió ahí hasta que llegó el gobierno de (Carlos) Menem y las privatizaciones”, recordó Diana.

 

Omar Osvaldo Fiscella tiene hoy 89 años, al igual que su esposa Noemí, y según Diana “él sigue en el día a día con lo que pasa con el local, está atento al WhatsApp, a los proveedores, a pelear un precio, a todo, no se desentiende nunca. Siempre fue así, una cuestión familiar y hoy está Mariana que nos aporta un elemento fundamental en cualquier negocio de la actualidad que es el manejo de la tecnología y las redes sociales”.

 

En el caso de Diana, se recibió de Maestra jardinera y, luego de algunos años de ejercer esa profesión, se metió de lleno en el comercio familiar. “Con mi hermana nos fuimos dedicando cada vez más y en un momento quedé yo a tiempo completo. Siempre tuvimos un buen equipo de trabajo y hoy está mi hija Mariana (estudió Artes Visuales en Córdoba) y una empleada”, detalló.

 

Cortinas.

 

En el comienzo Cortinova ofrecía cortinas de distinto tipo pero luego la oferta se fue ampliando a medida que la clientela y la demanda se acrecentaba. Y entonces sí se ampliaron las instalaciones.

 

“Siempre estuvimos en esta dirección de la 9 de Julio (casi Villegas), y cuando se abrió el local era muy chiquito, con venta exclusiva de cortinas. Luego se amplió a alfombrados, empapelados, telas de tapicería y los distintos accesorios. Nosotros no tapizamos, sí vendemos las telas para tapizar y eso tiene mucha salida”, aclara Diana.

 

- ¿Cuál creen que es la fórmula para mantener la vigencia durante tantos años?

 

- Me gustaría decir que la buena atención, porque eso siempre nos ha caracterizado, al menos es lo que nos dicen (risas). Aunque se sabe que no se puede dejar siempre contento a todo el mundo, pero en general la gente que viene, vuelve. Por supuesto que la calidad de lo que vendemos también es fundamental, pero vale decir que cuando la gente viene a hacer una cortina es porque terminó la etapa de la construcción, entonces llega bastante harta y cansada por todo lo que tuvo que pasar durante ese tiempo. Acá somos el último eslabón de esa construcción y el cliente viene con problemas porque tienen mucho sol o poca luz, entonces más allá de todo lo lindo que es la decoración siempre hay algún problema que solucionar y nosotros le tenemos que brindar esa respuesta.

 

Mariana coincide en ese análisis y suma que la clientela también consulta mucho a través de las redes sociales, algo que la obliga a estar pendiente y atenta a esa demanda.

 

“Si bien es un negocio con un rubro lindo, siempre hay algún inconveniente que hay que solucionar, porque los techos o las aberturas no te dan o por el presupuesto, obvio, sobre todo en esta época tan complicada que nos toca atravesar. Hay mucha gente del interior de la provincia que también nos conoce o ve la página y recomienda. Tenés que estar bien actualizada e informada porque las preguntas en gran parte de los casos son bien concretas y específicas”, contó la joven.

 

“Cortinova” abre de lunes a viernes por la mañana y por la tarde mientras que los sábados sólo por la mañana. Diana siempre tiene a mano su mejor sonrisa y el comentario adecuado pero también reconoce que tantos años de trayectoria comercial se acumulan, sobre todo porque las distintas crisis económicas del país siempre aportan dolores de cabeza.

 

“Acá las hemos pasado todas, como le sucede a muchos que están desde hace tiempo al frente de un negocio o empresa. Una se va cansando después de tantos años pero el entusiasmo es el mismo. A mí me gusta estar y es un rubro re vigente más allá de todos los cambios que van tan rápido y obligan a adaptarte, pero las cortinas y las telas siguen vistiendo cada casa”, reflexiona Diana.

 

Vigencia.

 

Una clienta elige su tela y tras la charla con Mariana, sale del local. Un hombre optó por una tela de tapicería y se lleva su compra junto a un barral y otros accesorios para decoración de interiores. Diana sonríe y saluda. Es una escena de la vida cotidiana en Cortinova, siempre en el microcentro santarroseño y siempre con la vigencia de la mejor atención.

 

“En mi caso, que me formé y crecí mayormente durante el siglo pasado, la bola de cambios tecnológicos un poco te abruma, pero más allá de eso creo que el vínculo personal con la clientela, al menos en ese rato en que está en el negocio, es la clave de seguir en el camino. Son casi 50 años de vigencia, así que creo que por ahí se puede encontrar una respuesta al porqué nos mantenemos acá”, aduce Diana mientras convoca a Mariana para las fotos en conjunto. Una imagen de la mejor tradición comercial, como la que conservan y multiplican en Cortinova a la hora de vestir un hogar.

 

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