Un animal político

Cuatro veces gobernador, Diputado y Senador Nacional, Presidente del Partido Justicialista. Rubén Marín fue un hombre que despertó emociones encontradas en la sociedad pampeana. Querido y cuestionado por miles, nadie pudo negar nunca que fue un "animal político". Además de su enorme trayectoria política, los últimos acontecimientos pusieron una vez de relevancia su vocación y compromiso con un proyecto de provincia.

En los últimos meses, pese a sus problemas de salud, participó en diversas actividades de campaña, tanto en Santa Rosa como en el interior de la provincia, particularmente en el acto que se realizó en Toay por el Día de la Lealtad. También compartió una charla sobre derechos humanos en la Facultad de Ciencias Humanas y dijo presente en el abrazo a la Legislatura provincial al conmemorarse 40 años de democracia. “El 30 de octubre de 1983 fue una fecha importantísima para toda la sociedad, aunque los peronistas teníamos alguna desconfianza porque cada vez que participábamos de una elección había un golpe de Estado. Pero esa esperanza se consolidó, fue un mérito importante de Raúl Alfonsín y hoy da gusto ver esta sociedad en la que cualquiera puede preguntar y decir lo que quiera, tan distinta de aquélla que vivía con miedo”, dijo el único ex gobernador presente en el acto.

"Fui y me metí".

"Nadie me invitó a salir de recorrida por las calles. Fui y me metí porque tenía deseos de decir presente", fue una de las frases que soltó durante una recorrida en la que participó allá por 2021 para "salir a poner la cara frente a los vecinos" a sus 87 años. Gracias a esa campaña, su hija Varinia "Lichi" Marín logró entrar a la Cámara de Diputados de la Nación.

Este diario reflejó su presencia, considerando que no faltarán los que critiquen la permanencia de Rubén Hugo Marín en la política, y no son pocos los que cuestionan la vigencia por décadas da tantos dirigentes que ocuparon cargos de importancia en la Provincia. Así las cosas, se da por entendido que son tiempos de renovación, y que los viejos caudillos deben ir dejando espacios a las nuevas generaciones, y un poco es lo que de alguna manera viene ocurriendo. Pero, obviamente, eso no debiera significar tirar a los viejos por la ventana como se suele graficar. En todo caso podría convenirse que no estaría mal que quienes tuvieron funciones de gobierno en tiempos no tan lejanos, puedan aportar -desde afuera- sus experiencias y sus conocimientos a los nuevos dirigentes.

Pero más allá de eso -que podrá comprenderse, o no-, lo cierto es que la presencia del cuatro veces ex gobernador justicialista caminando las calles de Santa Rosa, y también de algunas localidades del interior, es todo un indicio de que se trata de un verdadero animal político. Una persona que más allá de la edad y de tantas batallas todavía es capaz de entusiasmarse charlando con los vecinos en una campaña proselitista.