De Alta Italia a Praga

La fábrica de casillas El Imán es una de las empresas pampeanas más reconocidas a nivel nacional: desde Alta Italia cambió el paradigma de esa casa móvil que se utiliza en el campo y en distintos rubros. Personalizan cada modelo.
"Toqué fondo, llegué a estar ahí, en la vereda, mirando el piso sin saber qué hacer. Jugado por jugado dije 'listo, arranco el 1 de enero y veo qué pasa'". Jorge Prats recuerda cada detalle del momento fundacional de esa empresa que hoy es modelo. Hace exactamente 21 años, el primer día de 1997, El Imán dio su primer paso en medio de la nada.
Las políticas neoliberales del gobierno de Carlos Menem arrasaron, como con tantos casos en los '90, con el desarmadero de chatarra que Prats manejaba con su padre. Las deudas se amontonaban sobre el escritorio y parecía no haber alternativa. Pero la hubo.
"Mi viejo había armado una casilla alguna vez y se decidió por eso. Hizo alguna y la vendió. Comenzó a perfeccionarse. Le pidieron cada vez más y así se puso en marcha hasta que fue acomodando lo que había quedado del desastre por el desarmadero", dice Matías Prats.
Retroceder a ese origen y ver hoy la planta que El Imán tiene en Alta Italia no permite otra sensación que el asombro. Una fábrica gigantesca de más de 5 mil metros cuadrados con 30 personas trabajando en cada uno de los procesos de producción de esas casillas que viajarán hacia diferentes rincones del país. De Ushuaia a La Quiaca. Literalmente. De la cosecha del algodón o del tabaco en el norte a la actividad petrolera o minera en la Patagonia.
"Vendemos a todos lados, por supuesto que el fuerte es lo que se llama la Región Pampeana, Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires. Pero también a Salta, Tierra del Fuego, Tucumán, Entre Ríos, Neuquén, Río Negro, a Chaco un montón. Y empezamos a salir a Bolivia, a Uruguay", enumera Matías, el mayor de los tres hermanos y que cumple el rol de contador (recibido en la UNLPam) de una firma que se maneja en familia.
Jorge (58), junto a su mujer Graciela Toselli (58) y sus hijos Matías (31), Francisco (29) y Mauricio (25); componen la plana mayor de El Imán, la fábrica de casillas rurales que logró romper el monopolio que dos firmas tenían en el país gracias al trabajo, la responsabilidad y la innovación.
"Había dos empresas, una de Córdoba y una de Santa Fe, que tenían todo el manejo de la producción de casillas. Cuando empecé una de ellas se enteró y vino con 9 casillas acá, a Alta Italia, así fue. Hoy nos conocemos y tenemos una gran relación, pero hubo que pasar cada una...", recordó Jorge.

Cambio.
"El Imán Agrícola" se transformó en solo en El Imán. La pyme creció y con un crédito de Promoción Industrial de la Provincia levantó, en 2005, la enorme planta de producción. Allí se construyen las cuatro líneas de casillas rurales: Tradicional, Económica, Premium y Premium Max.
"Hubo un cambio de paradigma, el productor cambió y exige otra cosa, sobre todo comodidad, se dejó de lado un poco lo tradicional y creo que nosotros supimos ver ese cambio", grafica Matías sobre casillas de más de 8 metros que están equipadas con televisores, conexión de DirecTV, central eléctrica, cocina, seis camas, tanque con una capacidad de 300 litros de agua, aire acondicionado y calefacción; entre otras comodidades de los modelos más exigentes.
¿En qué se diferencian las casillas que se hacen en Alta Italia a las de otras empresas?
"Creo que nos diferencia - resaltan los hermanos- que cumplimos con la entrega, con los plazos que ponemos, y porque le damos muchísimas opciones al cliente. Personalizamos los modelos. Nosotros escuchamos todo lo que nos piden y de acuerdo a esa necesidad del cliente, las hacemos. Por supuesto que también asesoramos, pero es en ese trato donde el cliente se siente reconfortado. No hay ningún tipo de inconveniente en adaptar un modelo a la necesidad y gusto de cada uno".
En El Imán construyen casi una casilla por día. En un mes la producción es de 20 unidades y cuando salen de la planta están listas para ser usadas. La firma se encarga de la totalidad del proceso: las estructuras, los muebles, cada detalle.
"La realidad es que de diez modelos que se venden, siete son las Premium. Hoy se busca lo más moderno. De todas maneras no en todos lados es así, en el norte se vende la tradicional, la cosecha del tabaco, del algodón, los ingenios azucareros, ahí quieren lo más sencillo posible. en cambio en el sur o el centro no, buscan lo más completo", diferencia Mauricio.
El crecimiento a nivel nacional de la firma pampeana se comprobó con su participación en las muestras agrícolas más importantes del país, como Agroactiva y Expoagro, donde están las empresas más importantes vinculadas a la actividad rural.
"Ya hace años que la marca está impuesta, pero con la ayuda de los concesionarios y con las muestras uno tiene otra proyección. El gobierno de la provincia nos dio el apoyo económico para ir a Agroactiva, y nosotros siempre tenemos planes de expansión, incorporar tecnología, tener más ventas, por supuesto que si vendés más necesitás más producción, más personal, es una cadena que se va agrandando, así que los planes intentan avanzar en esa dirección".
El "Compre Pampeano" es una herramienta que, según los Prats, resulta clave para las ventas. "Es una alternativa excelente, nos sirve muchísimo", destacó Matías sobre el plan de beneficios del gobierno y el Banco de La Pampa para las empresas de la provincia.
La oficina de la pyme está pegada a la casa familiar y al galpón donde antes funcionaba el desarmadero de chatarra. Hoy allí Prats tiene un museo de autos antiguos, una fascinante lista de modelos que atesora como un coleccionista apasionado.
Y pasión es lo que parece haberle transmitido a sus hijos a la hora de hacer. "Para nosotros es un orgullo estar acá. Es cierto que la empresa nos marcaba un poco el camino, pero tuvimos la libertad total para elegir, y elegimos vincularnos a El Imán, nos gusta esto. Trabajamos en familia y nos complementamos cada uno en su rol, siempre con papá como cabeza de todo", dice Mauricio sobre ese imán que, desde el centro del país, atrae a clientes de todos los puntos cardinales. Una fábrica que funciona sobre ruedas.

De Alta Italia a Praga
Hace solo unas semanas los hermanos Prats vivieron una experiencia que aun los conmueve: el Consejo Empresarial Checo Argentino y Agroactiva hicieron una selección de firmas para una misión comercial a República Checa y El Imán estuvo entre las elegidas. La única de La Pampa.
"Nos fue espectacular, fuimos a presentar nuestro producto al Ministerio de Industria de República Checa, nos encontramos con un mundo completamente distinto. Ya de por sí nos imaginábamos que de Alta Italia a Praga era como mucho, pero una vez allá hicimos una presentación en power point de 20 minutos y había funcionarios y empresarios que tienen los gasoductos para distribuir el gas en países de Europa, tipos hipermillonarios que escuchaban atentamente lo que nosotros fuimos a decir y mostrar", destacó Francisco.
La empresa dejó establecido el contacto para una futura inversión en gasoductos en la Patagonia. "La prioridad la tenemos nosotros, así que es toda una ventana que se abre que por supuesto nos entusiasma", señaló Mauricio mientras aún se deslumbra por el encanto de una ciudad como Praga.

La tesis y el Instagram
De los tres hermanos Prats, Francisco fue el que eligió un camino distinto aunque luego se integró al emprendimiento familiar. "Me fui a Buenos Aires y estudié cine, luego para actor. Soy piloto de avión y espero el día de mañana vivir de eso, pero la carrera que hice es la de Relaciones Institucionales, dedicado a la empresarial. De hecho la tesis la hice con la fábrica, me gusta la comunicación así que manejo toda esa parte de la empresa desde Buenos Aires", cuenta el hermano del medio que llegó unos días a Alta Italia para las fiestas en familia.
El perfil en Facebook, la página web, el Instagram. La empresa no se queda afuera de las tendencias tecnológicas y comunicacionales de hoy. "Nos sorprendió que por Instagram tenemos muchas consultas, uno cree que es un público tradicional el de las casillas, pero los cambios llegan a todos lados".