Tensión por un delincuente que se atrincheró tras arrebato
La persecución policial se había iniciado pasada las 10, cuando una mujer denunció que dos sujetos que circulaban en motocicleta le habían arrebatado la cartera, en el barrio Frank Allan, en las inmediaciones de las calles 115 y 30. La víctima afirmó que le habían robado algo más de 300 pesos, tarjetas de créditos y documentación personal que portaba en el bolso.
Con la intervención de los efectivos policiales de la Comisaría Primera, se inició un patrullaje por diferentes calles de la ciudad para tratar de dar con los sospechosos del ilícito. El comisario Dovano, a cargo de la dependencia policial, confirmó que un móvil advirtió a los posibles autores del arrebato y a partir de allí se comenzó el seguimiento, hasta el barrio Roca, donde los sujetos ingresaron a esa zona por la calle 110 entre 3 y 5, para después avanzar por unos estrechos pasajes. Allí, uno de los sospechosos logró eludir a los policías y escapó trepando por un techo. Su cómplice se refugió en una de las casas, frente a la esquina de las peatonales Levalle y Ortega, que rápidamente fue rodeada por los uniformados.
Libertad asistida.
En pocos minutos, el sitio del incidente se convirtió en el centro de atención de los curiosos. Uno de los oficiales mantenía comunicación verbal con el ladrón, que se negaba a abandonar el inmueble. Frente a la casa se agolparon policiales de civil y uniformados y más patrulleros. Alrededor, en los pórticos de las viviendas y en las calles internas, los vecinos esperaban el desenlace. Algunos de ellos, inclusive, sentados en reposeras. A esa hora la ciudad ardía de calor y todos buscaban un poco de sombra. Desde el interior de la casa el sospechoso no daba señales de entregarse.
El final se comenzó a avizorar cuando arribaron integrantes del Grupo Especial, acompañados por el Jefe de la Unidad Regional II, comisario Fabio Caimari junto con el subjefe, José Luis Palacios. En sus manos tenían la orden de allanamiento firmada por el juez, Marcelo Pagano.
Tres integrantes del GEP bajaron de la camioneta y tomaron el control del procedimiento. A partir de ese instante todo se precipitó. Las fuerza policiales golpearon la puerta de la vivienda dos veces y no hubo respuesta. No se anduvieron con vueltas. Segundos después, el GEP derribó la puerta y lanzó la bomba de aturdimiento para conmocionar al ladrón, que fue reducido y desarmado. Unos 15 minutos después, el arrebatador salió custodiado y con su cara tapada.
El comisario Dovano confirmó que el detenido es un joven de unos 25 años, con amplios antecedentes delictivos y con alguna condena ya cumplida. Al parecer, estaba bajo un régimen de "libertad asistida". Dovano aseguró, además, que el arrebatador tenía en su poder un cuchillo y no un revolver, como se especuló en algún momento. Las fuerzas policiales secuestraron también, la motocicleta que habría sido utilizada durante el arrebato.
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