Domingo 14 de abril 2024

Bolivia reafirma su plan de restablecer la esperanza

Redacción 28/01/2015 - 04.33.hs

Señor Director:
Evo Morales ha iniciado su tercer mandato presidencial, luego de ser reelecto con más del 60 por ciento de los votos.
Es interesante observar que este presidente de inocultables rasgos aborígenes, que ha emergido desde las capas profundas de su pueblo, ha estado ganando gravitación en América del Sur y configurándose como uno de sus líderes más consistentes.
Luego de asumir anunció su nuevo gabinete, con ocho confirmaciones y trece ministros nuevos. De inmediato reclamó de sus colaboradores una Agenda Patriótica para terminar con la pobreza y acelerar la industrialización. Como en los casos de Venezuela, Brasil y la Argentina, Morales ha debido enfrentar una oposición interna obstinada en mantenerse en la ruta poscolonial que ha tenido vigencia dominante a pesar de una serie de intentos por dibujar un camino propio que valore por igual a los distintos sectores. Con una fuerte población aborigen en las zonas que plantean más exigencias para la vida humana, con una masa de mestizos resultantes de los cruzamientos que comenzaron en la misma colonia y con sectores que han preferido privilegiar los rasgos caucásicos y de otras etnias desarrolladas en Europa, la historia de Bolivia aparece signada por su disponibilidad de recursos minerales. Durante la colonia las minas de Potosí consumieron poblaciones enteras de aborígenes obligados a convertirse en mineros en las peores condiciones de seguridad y cuidado de la salud. Las víctimas se cuentan por millones, tanto en los años del dominio español como en el doloroso proceso de su independencia hasta días muy recientes.
Evo Morales estableció el sistema del doble acto de asunción del gobierno. El primero, recuperando el ritual aborigen para marcar el ascenso de esta población, y luego el ceremonial republicano. Es leal con su propia sangre, a la vez que actúa políticamente porque la población aborigen es su propia base de sustentación y necesita que se desarrolle en ella un sentido de integración, que logre unificar voluntades.
Simultáneamente acentúa su pertenencia al movimiento que ha dado lugar a la creación de Unasur, como una alianza integradora de la diversidad de partes de lo que fuera colonia española. Morales, no obstante su falta de títulos académicos, entiende con entera claridad que la posibilidad de que su propio proyecto tenga chances de durar y afianzarse depende en mucho de lo que acontezca en los demás países de la región. De ahí su relación especial con los actuales gobiernos de Brasil, Argentina, Venezuela y Ecuador, en particular. Incluso ha iniciado el proceso de su ingreso al Mercosur, con lo que abriría la posibilidad de acentuar una nueva y mejor relación con Paraguay. Ha planteado también el reclamo de una salida al mar, demanda que crea una cierta tirantez con Chile, que es el país que, al ganar la guerra del Pacífico, conquistó toda la franja territorial de Bolivia que da al Pacífico. Ha llevado el caso ante la Corte Internacional de La Haya, pero sabe que debe ensayar otras formas de aproximación con Chile, donde hay un gobierno obligado hasta ahora a mantener los territorios ganados en la guerra y confirmados por tratados de paz. La solución demanda un acto político para superar de los nacionalismos que, en la historia de la región, han sido un factor de poscolonialismo, pues por esa grieta se han filtrado las potencias dominantes en el mundo para dividir y hacerse de la riqueza mineral de Bolivia.
La empresa de Evo Morales es compleja y llena de factores condicionantes. No dependerá de sí mismo ni aun del importante apoyo regional. Estamos en un mundo muy integrado económicamente según el modelo neoliberal y a conveniencia de las naciones más desarrolladas del hemisferio norte, las cuales sostienen un esquema de división del trabajo con producción primaria en el sur y de alta tecnificación en el norte.
Atentamente:
JOTAVE

 


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