Martes 09 de abril 2024

Como nunca antes: hechos, no palabras

Redacción 29/04/2016 - 03.58.hs

La polémica entre el intendente y el gobernador parece haber ingresado en una espiral ascendente con declaraciones que no hacen más que aumentar la temperatura de los cruces entre ambas partes.
El "problema" Santa Rosa es largo y complejo. Viene de mucho tiempo atrás alimentado por sucesivas gestiones municipales que prefirieron mirar para otro lado en lugar de ver y actuar ante las luces amarillas que se iban encendiendo. Ahora encandilan las luces rojas y el problema le estalló a los dos últimos intendentes. Pero el anterior se fue, dejando un tendal de problemas sin resolver, y es el actual actual el que debe lidiar con ellos.
Ahora no alcanza con dedicarse a las cosas "lindas" y redituables políticamente. No alcanza con inaugurar paseos, juegos infantiles, monumentos o hermosear el parque de la laguna. Ahora hay que dedicarse a lo que nadie ve pero todos sufren. Lo que está enterrado y hace agua por los cuatro costados. (Nunca esa metáfora fue tan precisa como hoy).
Los vecinos, cansados de esperar, demandan respuestas urgentes y concretas. Se agotó el tiempo de las excusas porque tener "mierda corriendo por la vereda" -la expresión es del gobernador- le agota la paciencia al más tranquilo.
Hubo anuncios y promesas electorales. Reuniones entre funcionarios y técnicos de la provincia y el municipio. Nos visitaron de Nación y se enteraron de la gravedad del tema. Pero entre tanta discusión no se advierte ejecutividad, cuando lo que exige la urgencia del momento son actos más que palabras. Como dijera aquel lúcido pensador español: "argentinos, a las cosas". Mientras se esperan los estudios, mientras se aprueban los presupuestos, mientras se planifica la mejor forma de llevar a cabo las grandes obras imprescindibles que aporten una solución definitiva, hay que lidiar con la contingencia, con lo que sucede a diario y afecta tanto la calidad de vida de los vecinos.
Una de esas tareas urgentes, que no puede demorarse más, es la depresión de la napa freática. Un área considerable de la ciudad la tiene a escasos centímetros de la superficie, provocando múltiples problemas. Ya se han detectado casas cuyos cimientos están colapsando por la falta de sustentación de sus cimientos inundados. La red cloacal está seriamente afectada por el ascenso del agua. Esas situaciones no pueden seguir evolucionando, hay que detenerlas ahora porque la ciudad está a punto de convertirse en un gigantesco pantano.
Los especialistas coinciden en que es urgente volver a "secar" el subsuelo saturado de agua. Esa tarea no admite dilaciones. Hay que llevarla a cabo ahora en tanto avanzan, en forma paralela, los estudios sistémicos que determinen el plan general de obras.
Los técnicos deben decidir cuál es la mejor forma de bajar el agua (usando perforaciones, deprimiendo el pelo de la laguna, una combinación de ambos procedimientos, etc.) y los funcionarios deben llevarla a cabo. Pero hay que producir hechos ahora, porque mañana será tarde. Ya habrá tiempo de determinar responsabilidades e imputar cargos a quienes permitieron semejante acumulación de calamidades. Este no es momento de palabras.

 


' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?