Martes 09 de abril 2024

Por mano propia no es justicia

Redacción 24/10/2014 - 04.13.hs

En pocas horas se registraron en nuestra provincia varios casos de violentas agresiones contra delincuentes, lo que vulgarmente, y equivocadamente, se denomina "justicia por mano propia". Esas represalias sorprendieron por el nivel de ensañamiento que mostraron y porque ocurrieron en muy breve lapso entre ellas, dos en esta capital y uno en General Pico.La justicia no puede ser impartida por quien se encuentra conmocionado, dolido, alterado por sufrir en carne propia o en un ser querido cercano un hecho delictivo. Si hay, precisamente, un Poder Judicial en el Estado es para evitar la venganza personal, la violencia que satisface el desquite y que, si no se le pone freno, convertiría a la sociedad en la ley de la selva.Hay una figura legal, la "legítima defensa" que contempla la natural tendencia a reaccionar ante un ataque. Pero ese instrumento, específicamente implantado en el Código Penal no es un cheque en blanco, no permite avalar cualquier conducta.La transgresión de la línea que separa la defensa legítima, aceptable y esperable ante un delito para evitarlo o repelerlo, del salvajismo que se ensaña y busca la muerte, o castigar hasta desfigurar y dejar en coma al delincuente, no puede ser estimulada ni observada con simpatía. No es ociosa esta advertencia ante tantos estímulos mediáticos, especialmente desde la televisión, en donde se aborda este tema con extremos de irresponsabilidad y liviandad.Hay una administración de justicia que tiene altos niveles de responsabilidad a la hora de dejar en libertad delincuentes con antecedentes violentos o con altos niveles de reincidencia. Pero hay también un fuerte discurso televisivo que convalida toda reacción ante el delito, especialmente si los que aplican la violencia del desquite son de clase media o media alta y los delincuentes jóvenes, pobres y morochos. La estigmatización de la figura del "chorro" identificado exclusivamente con características físicas bien diferenciables busca, de modo consciente o no, legitimar el uso de la violencia, incluso de la violencia extrema, contra esos jóvenes a quienes "hay que encerrar" para que no molesten a la "gente como uno".Qué distinto es el tratamiento de los "grandes chorros" que roban muchísimo más dinero o bienes al Estado con traje y corbata y títulos universitarios. El período menemista los tuvo a raudales, los sigue habiendo en todo el país, y acá mismo, en La Pampa, tuvimos unos cuantos y buenos ejemplos. Pero de ellos no se habla en la misma forma despectiva ni se acepta el empleo de la violencia física para combatirlos a pesar, como se dijo, que no robaron solo un televisor o una moto. Qué casualidad, en estos días la justicia acaba de sobreseer a dos altos ex funcionarios del menemato investigados por perjudicar al tesoro público por sumas millonarias durante las privatizaciones y el megacanje de la deuda externa.Hay que tener cuidado con este "efecto contagio". Muchos creen, erróneamente, que están haciendo justicia. Nada más equivocado. Están respondiendo a un delito con otro delito, y en esta pequeña ciudad ya han habido casos de muertes por creerse en el derecho de usar armas de fuego con manos inexpertas.

 

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