Sabado 27 de abril 2024

La esperanza llega por satélite

Redacción 17/03/2024 - 19.18.hs

Un recóndito paraje pampeano se sumó esta semana al sistema satelital de comunicación gracias a la acción del “Estado presente” de la provincia. Un dato insignificante, seguramente, para quienes rigen los destinos de nuestra Nación, pero que marca a las claras, desde los pequeños detalles, la diferencia entre dos modelos de país.

 

A ese lugar alejado, que no merece atención de quienes todo lo ven con el prisma del signo dólar entre ceja y ceja, solo puede llegar la mano solidaria de quien considera que allí viven compatriotas que merecen el mismo trato y el mismo respeto que los que habitan alrededor del Obelisco porteño.

 

Ahora, hay casi un centenar de habitantes que tendrán una Posta Sanitaria cercana con conexión a internet porque la Empresa Pampeana de Telecomunicaciones les lleva el servicio, sin medir la relación costo/beneficio en términos puramente económicos. Esta posibilidad de comunicación abre infinitas alternativas. “Gracias a la telemedicina, darle internet a esta posta, donde el médico más cercano se encuentra a más de 100 kilómetros, puede ser la diferencia para salvar una vida”, destacaron las autoridades provinciales durante la inauguración.

 

Pequeño paraje.

 

El pequeño paraje pampeano ahora conectado se llama Arbol de la Esperanza, está ubicado en el profundo oeste pampeano, está conformado totalmente por población rural y cuenta con una Posta Sanitaria que esta semana recibió una gran noticia: fue conectada por Empatel a través de una antena satelital instalada en el lugar.

 

El acceso a este sitio –en el Departamento de Limay Mahuida- es realmente complicado, con caminos de tierra y ubicado a 90 kilómetros de Santa Isabel, la localidad más cercana. La posta es una ex escuela construida en los años 70, que fue cerrada por la dictadura. Es un punto de difícil acceso, alejando de cualquier otro centro urbano, que presta servicio a 85 puesteros entre adultos y jóvenes.

 

No hay “Estado bobo”.

 

Durante el acto se dejó en claro que a partir de esta experiencia se está estudiando la posibilidad de comenzar a brindar este tipo de servicio no solo al Estado provincial sino a empresas y, a través de cooperativas y otros proveedores, en campos y cascos rurales que hoy no tienen acceso a internet y que pueden mejorar su potencial productivo.

 

“Estamos en posición de ofrecer una alternativa competitiva a lo que existe actualmente en el mercado”, explicaron desde la empresa provincial. La referencia sirve para quienes se embanderan militando la idea del “Estado bobo”. Este caso los desmiente con un hecho concreto, aunque ellos siguen hablando de “privatizar todo”. Y ya tenemos ejemplos de sobra, a lo largo de la historia, acerca de las decisiones que toman los representantes del capitalismo salvaje.

 

El peligro multinacional.

 

De acuerdo con lo anunciado por las autoridades, la decisión se pudo implementar merced a un acuerdo con Arsat, la empresa estatal encargada de operar satélites de comunicaciones que proporcionan servicios de televisión, internet y telefonía en el territorio argentino. El dato no es menor y merece ser tenido en cuenta para el futuro. Solo hay que recordar que en uno de sus anuncios presidenciales, el discurso de Javier Milei incluyó con todas las letras la posibilidad de facilitar el ingreso de una de las mayores multinacionales del mundo al negocio de las comunicaciones satelitales argentinas. Si esto ocurre, una privatización de un recurso estratégico correrá serio riesgo. Puede ser que el servicio sea cortado porque no es rentable o que el costo sea elevado por puro capricho de su excéntrico nuevo dueño.

 

Por eso es importante defender un modelo de país, no solo con palabras, sino con hechos concretos. Esta semana, desde un alejado paraje pampeano –desde el que ahora tal vez puedan estar leyendo estas líneas por primera vez en forma digital y en tiempo real- se dio un claro ejemplo.

 

El hecho se registró en la misma semana que se frenó un nefasto Decreto de Necesidad y Urgencia que nos quiere desregular la vida. Esa norma es la que habilitaría –entre muchas otras cosas- el ingreso de grandes empresarios apátridas para quedarse con todos los negocios de las comunicaciones satelitales. Allí radica la importancia de frenar estas alocadas ideas. Y hay que hacerlo en el Congreso y en las calles.

 

“De la misma manera que si vendemos YPF perdemos soberanía en términos de energía, si vendemos Arsat vendemos soberanía en términos de comunicaciones”, aseguran los especialistas en esta temática, por si quedara alguna duda.

 

Esta esperanza que llega en satélite debe perdurar en el tiempo. Siempre se dice que “mientras hay vida hay esperanza”. Y mientras Arbol de la Esperanza siga teniendo internet, la esperanza de un futuro mejor en nuestra querida Argentina no morirá jamás.

 

DANIEL ESPOSITO

 

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