Crítica a la hipocresía

Con un monólogo de gran ritmo, la obra atrapa por su intensa concatenación de acontecimientos. Se puede presenciar los domingos a las 17 horas en el Espacio Callejón, de Buenos Aires.

María Evangelina Vázquez *

El bien es una crítica a la sociedad que, en el hablar vulgar, diríamos no deja títere con cabeza. Así es el viaje acelerado que propone El bien donde una vendedora de bienes raíces pierde la razón al dejarse llevar por un apasionado sentimiento. La relación es clandestina y la va carcomiendo de a poco. El bien es el bien inmueble que debe vender, aunque también la obra nos habla de encontrar el bien en nuestra vida. ¿Está mal o está bien la infidelidad? ¿Por qué siempre deseamos a la persona equivocada?

La actuación de Verónica Pelaccini es conmovedora; atrapa, sugiere, enfatiza, nos brinda un relato de mucha intriga que se irá resolviendo en el despliegue de la trama. La transformación, asimismo, de su personaje nos deja boquiabiertos y es que las grandes pasiones pueden llevar a abismos inesperados. El contexto de la obra es el ambiente de clubes y colegios privados, de countries y grupos de elite. Un ambiente en que Guadalupe sabe moverse como pez en el agua. Aunque cuando sus sentimientos la desborden ya no habrá lugar para los códigos de etiqueta. Entraremos en un universo que recuerda por momentos a escenas del filme Relatos Salvajes.

El texto de Lautaro Vilo se mete de lleno con la hipocresía de una sociedad que aprecia valores rancios y perimidos. Una sociedad donde la novia de blanco es el símbolo de la mujer impoluta y perfecta que debe ser respetada como una especie de virgen. Pero pronto nos encontramos que hay una mujer para presentar en público y otra para desear en privado. Un juego perverso será la clave aquí, en el remake de una boda donde nada es lo que aparenta ser. Pero las apariencias deben ser mantenidas hasta las últimas consecuencias. El ceviche con maracuyá y la cheesecake que es del otro mundo. Eso parecería lo importante.

En suma, El bien mantiene intacto el juego entre las esencias y las apariencias con un engranaje que fluye incesantemente y que nos lleva desde un arroyo a una catarata de emociones con el acertado texto de Lautaro Vilo y la vigorosa actuación de Pelaccini.

La obra puede verse los domingos a las 17 horas en el Espacio Callejón.

* Colaboradora