Lunes 29 de abril 2024

"Empezaron a liberarse del socialismo"

Redacción 02/01/2019 - 00.56.hs

El presidente Bolsonaro inició la ceremonia de asunción en medio de un fuerte operativo de seguridad. Luego se trasladó al Congreso Nacional, donde prestó juramento y llamó a "restaurar la patria liberándola del yugo de la corrupción y la criminalidad".

 

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, lanzó ayer en su discurso de investidura una cruzada de valores conservadores contra la criminalidad, la corrupción y las ideologías de izquierda. "Convoco a cada uno de los congresistas a ayudarme en la misión de restaurar y volver a erguir a nuestra patria, liberándola definitivamente del yugo de la corrupción, la criminalidad, la irresponsabilidad económica y la sumisión ideológica", proclamó Bolsonaro, de 63 años, convertido en el 38º presidente de la mayor potencia latinoamericana.
El ex capitán del Ejército propuso un "pacto nacional (...) en la búsqueda de nuevos caminos para un nuevo Brasil". "Vamos a valorar la familia, respetar las religiones y nuestras tradiciones judeo-cristianas, combatir la ideología de género, conservando nuestros valores", proclamó.
Se abstuvo de dar detalles sobre los planes de ajustes y privatizaciones impulsados por su ministro de Economía Paulo Guedes, aunque se comprometió a obrar en nombre "del interés nacional, del libre mercado y de la eficiencia".
Bolsonaro, que durante sus casi tres décadas como diputado tuvo frecuentes exabruptos racistas, misóginos y homófobos, se dijo decidido a "construir una sociedad sin discriminación ni división".
En un discurso posterior ante miles de partidarios reunidos frente al palacio presidencial de Planalto, afirmó que su llegada marca "el día en que el pueblo empezó a liberarse del socialismo, a liberarse de la inversión de valores, del gigantismo estatal y de lo políticamente correcto".
Desplegando una bandera verde-amarela de Brasil junto a su vicepresidente, el general retirado Antonio Hamilton Mourao, proclamó: "Esta es nuestra bandera, que nunca será roja", levantando una ovación de los asistentes, que lo aclamaron al grito de "¡Mito! ¡Mito!".
Bolsonaro venció las elecciones de octubre con 55% de los votos, tras una campaña en la cual no solo fustigó al Partido de los Trabajadores (PT, izquierda y de bandera roja), que había ganado los cuatro comicios anteriores, sino también a un sistema político identificado con grandes escándalos de corrupción que afectaron a casi todos los partidos.
Tanto en el Congreso como frente al palacio, Bolsonaro agradeció a Dios por haber sobrevivido a la puñalada en el abdomen que durante la campaña le asestó un ex militante de izquierda.

Nazismo.
Desconocer la frase en cuestión le costó un tirón de orejas internacional hasta al presidente chileno Sebastián Piñera. La usó en el libro de visitas de la presidencia de Alemania en 2010: "Deutschland über alles", escribió esperando la aceptación de todos. "Alemania sobre todo" o "Alemania por encima de todo", se puede traducir. Pero lo que el mandatario recibió fue la reprobación de la opinión pública tras lo que cual no tuvo más opción que ofrecer unas disculpas.
En esta ocasión, el flamante presidente ultraderechista usó una expresión similar. "Brasil por encima de todo", dijo en el cierre de sus discurso, no sólo ayer, día de su investidura como primer mandatario de Brasil, sino también durante toda su campaña.

 

Trump tropical.
El presidente estadounidense, Donald Trump, felicitó a Bolsonaro en un tuit por su "gran discurso" y afirmó: "¡Estados Unidos está contigo!".
Bolsonaro, a quien suele llamárselo "el Trump tropical", no tardó en agradecerle por la misma vía: "¡Juntos, bajo la protección de Dios, aportaremos prosperidad y progreso a nuestros pueblos!", escribió.
En una nota publicada la semana pasada, el PT alegó que "aunque el resultado de las urnas es un hecho consumado, no representa un aval a un gobierno autoritario, antipopular y antipatriótico, marcado por abiertas posiciones racistas y misóginas".

 

Rolls Royce.
El dirigente ultraderechista llegó al Congreso en un Rolls Royce descapotable, acompañado por su esposa Michelle y escoltado por una guardia montada, bajo la aclamación de centenares de miles de personas a lo largo de la Explanada de los Ministerios de Brasilia.
El ex paracaidista, nostálgico de la dictadura militar (1964-1985), asume las riendas del quinto país más poblado del planeta, de 209 millones de habitantes. Lo hace con una fuerte legitimidad electoral y presentándose como un salvador en una nación agotada por los escándalos de corrupción, la violencia y la crisis económica. (AFP y Perfil.com)
Operativo de seguridad
"¡El capitán llegó!", cantaban eufóricos los miles de seguidores de Jair Bolsonaro, que vibraron el martes en la Explanada de los Ministerios de Brasilia durante la investidura del líder ultraderechista al que llaman "Mito" y en el que han depositado sus esperanzas de cambio.
El momento álgido para esta marea verde y amarilla llegó al comienzo de la tarde, cuando el ex capitán del Ejército se dirigió a ellos desde el Palacio de Planalto, ya portando la banda presidencial.
Procedentes de todos los puntos del país, ningún fan del "Mito" quería perderse este momento histórico. Los había con banderas, camisas con la cara del flamante presidente o incluso vestidos de superhéroes. Algunos repartían bendiciones o lanzaban consignas contra la prensa y a favor de Bolsonaro.
A nadie parecía importarle la fina lluvia que cayó en la mañana, los cuatro controles que debían pasar.
La ceremonia se planeó con unas medidas de seguridad sin precedentes para este tipo de actos, dejando bloqueado el corazón de la capital. Cerca de una de las entradas, un jeep del ejército daba la bienvenida "a la fiesta de la democracia" y recordaba que había francotiradores posicionados en lugares estratégicos.

 

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