Suben los precios y se fugan fábricas

La guerra comercial de Donald Trump pasó a ser un problema real en las salas de directorio. Las grandes compañías de Estados Unidos ya ajustan sus estrategias para lidiar con los aranceles. Esto provocó aumentos de precios, mudanzas de fábricas y cadenas de suministro patas para arriba.

 

Empresas como Procter & Gamble, fabricante de marcas icónicas como Tide y Charmin, confirmaron que aplicarán subas para cubrir el golpe de los nuevos impuestos a las importaciones. Incluso Hermès, símbolo del lujo francés, anunció que retocará precios solo en el mercado estadounidense, publicó Bae Negocios.

 

En este contexto, Chris Cocks, CEO de Hasbro, detalló que la mitad de los juguetes de la firma provienen de China y que los aranceles podrían costarle hasta 180 millones de dólares este año. Aunque reconoció que no todo se puede trasladar: precios sensibles como los de juguetes de 9,99 y 19,99 dólares podrían mantenerse.

 

Michael Hsu, de Kimberly-Clark, advirtió a su vez que subir precios en mercados donde los rivales fabrican localmente podría costarles participación.

 

Mudanzas.

 

Por otra parte, el medio citado describió que compañías como Hyundai ya afinan planes para mudar su producción. El SUV Tucson, que hoy sale de plantas mexicanas, podría empezar a fabricarse en Alabama.

 

Lakeland Industries evalúa mover la confección de equipos de bomberos, mientras Flexsteel Industries sondea nuevos proveedores fuera de China.

 

Para evitar un shock inmediato, Trump postergó la aplicación plena de los aranceles hasta julio. En paralelo, China devolvió gentilezas con tarifas que superan el 100% para productos estadounidenses. El presidente juega a dos puntas: endurece la retórica mientras estira el calendario para seguir negociando.

 

El impacto ya empezó a sentirse. Boeing reconoció que no podrá entregar 50 aviones a clientes chinos este año. En cambio, Whirlpool celebra: cree que la guerra arancelaria nivelará la cancha frente a fabricantes asiáticos.