Emprendedora desde la ciencia

Es titular de su propia consultora y desde allí destaca cuál es la importancia de las buenas prácticas y cuidados bromatológicos. La titánica tarea de emprender en un rubro poco conocido.  
Antonella Rossi se recibió de Técnica en Alimentación y Bromatología en Córdoba y luego de un tiempo regresó a la localidad en donde nació, Colonia Barón. Allí dio sus primeros pasos en el municipio y en el de localidades vecinas, que no contaban con un área bromatológica.

Movilizada por su deseo de crecer profesionalmente, abrió su propia consultora en donde atiende a diferentes clientes. Entre sus principales acciones está el dictado de capacitaciones a lo largo y ancho de la provincia, es instructora del carnet de manipulación de alimentos y se dedica al asesoramiento y creación de manuales de Buenas Prácticas, que forman parte de los trámites que se solicitan para la creación de los registros de cada establecimiento. “Se trata de los manuales en donde se agrupan las prácticas de manufactura y de manejo integral de plagas, entre otras. Es un instrumento muy completo y necesario”, sostiene Antonella, cuyo número de WhatsApp es el 2302 - 559572.
“Ser emprendedor en el área bromatológica no es algo sencillo. Requiere actualización, desarrollo e investigación constante de todos los elementos relacionados con los alimentos. No solo para conocer su composición, sino también para ayudar a mejorar y garantizar la calidad; y para que no se vuelvan nocivos para la salud”, destacó.

“En la provincia es necesario que haya más profesionales bromatólogos y que se promueva la creación de un Colegio que nos nuclee”, advirtió. En este sentido, Rossi adelantó que en 2024 será docente de la carrera en Toay, en el ITEs. “Es una carrera corta de tres años, con amplia salida laboral”, apuntó. “Ya se ha llevado adelante en otras localidades con el fin de contar con nuevos profesionales”, agregó. Si bien no es una carrera de las denominadas tradicionales, Rossi explicó brevemente cuáles son las funciones de los profesionales bromatólogos.
“Nos dedicamos exclusivamente a la prevención de enfermedades, intoxicaciones, al cuidado de alimentos y al análisis de los mismos. En cualquier ámbito donde se manipulen, trasladen o comercien alimentos es necesario contar con el asesoramiento”, detalló.

En casa.
El primer laboratorio es la cocina y en este sentido Antonella resaltó que muchas acciones bromatológicas, justamente comienzan en el hogar. Y señaló que los cuidados básicos tienen que llevarse adelante para evitar la contaminación cruzada, que tiene lugar cuando un alimento que puede o no estar contaminado pasa hacia otro alimento que está listo para el consumo.
“Por ejemplo, el uso de las tablas de utensilios. Lo ideal es que en la casa tengamos una tabla para alimentos crudos y otra para alimentos cocidos. En el caso de que no contemos con dos tablas y tengamos sólo una, tener la precaución de primero cortar lo que ya está listo para consumir y después lo que está crudo, por ejemplo, como carnes crudas. También la contaminación cruzada se da en la heladera, por eso es importante el orden de la heladera. Lo que está listo para consumir siempre va en la parte superior y lo que está crudo en la parte inferior”, aseguró.
“Lo mismo sucede con los huevos, que deben ir siempre en la heladera en un recipiente con tapa, más aún en verano”. Y añadió que los huevos no se guardan lavados “porque tienen una película muy minuciosa debajo de la cáscara que hace que con el agua se rompa y si el huevo en su superficie está contaminado por materia fecal, ingresa adentro, por eso se lavan antes de utilizarse”.

Cuidados.
Por el contrario, la fruta y la verdura es esencial sanitizarla, con agua y lavandina pero hay que tener la precaución de que en su rótulo diga que es apta para desinfección de agua. “Por ejemplo con la lavandina de una concentración de 35 gramos de cloro por litro que en el rótulo te dice que son un litro de agua por un mililitro de lavandina, se deja dos minutos en reposo y se saca. Ahí nos aseguramos de matar microorganismos patógenos, que cuando hablamos de microorganismos patógenos hablamos de virus, bacterias, hormonas y parásitos y la fruta y la verdura al matar esos microorganismos patógenos te dura muchísimo más en la heladera”, informó.

En relación a la preparación de comidas festivas de fin año, Rossi remarcó que lo fundamental es comprar las materias primas que se va a preparar y que se adquieran en lugares habilitados, que sean fiscalizados por un profesional, que les controlen las temperaturas, que no se desenchufen las heladeras, que los productos no estén vencidos. El principal riesgo es la carne, que sea de un frigorífico para evitar que no sea de una faena clandestina y evitar riesgo de intoxicaciones con Escherichia Coli.

Otro dato importante son las etiquetas que cada alimento debe tener para saber si procede de un establecimiento con controles, por eso la profesional dijo que debe tener registros. En ese sentido el habilitado es el Registro Nacional de Establecimiento RNE y el Registro Nacional de Producto Alimenticio, RNPA. “La Pampa cuenta con esos permisos”, valoró.
Rossi, no obstante, dijo que hay muchos municipios que todavía no poseen el área de Bromatología. “Creo que a La Pampa le falta trabajar un poco más en eso. No obstante, sé que con los años se va a lograr”.

Toc profesional.
La obsesión profesional en muchas oportunidades se traslada a  la vida diaria y Antonella no es la excepción. “Sucede que cuando aprendés tanto de bacterias, de contaminación, de riesgos, involucrás a tus familiares. Principalmente me pasa cuando salimos a comer y pienso qué alimento pueden estar o no contaminados para darle a mi hijo. Incluso ahora arrastré a mis amigos, tanto así que luego me empiezan a mandar fotos de sus verduras sanitizadas”, contó entre risas.
Sin dudas, la tarea de los bromatólogos y bromatólogas como Antonella promueven el crecimiento de la industria productiva de las economías regionales y son un pilar más de la cadena de profesionales.