Inauguran muestra de José Ortiz Echagüe
Argentina.
Se trata de un hallazgo, de la posibilidad invalorable de observar y admirar las distintas facetas de un artista, desde sus inicios hasta la era de la madurez. Son 37 imágenes que José Ortiz Echagüe capturó en su vida y que, en algunos casos, le valieron ser considerado en 1935 como uno de los tres mejores fotógrafos del mundo.
La exposición se podrá ver en Santa Rosa desde el próximo viernes 14 y hasta el 19 de noviembre en la Fundación Banco de La Pampa. La muestra se enmarca en el 81 aniversario del diario LA ARENA y en los 84 años de la Cooperativa Popular de Electricidad (CPE), y cuenta con el apoyo del gobierno provincial.
Será la primera vez en nuestra provincia que se expongan fotografías pertenecientes a la colección "Herederos de Antonio Ortiz Echagüe".
"Provenientes del archivo familiar, se trata de un conjunto excepcional de imágenes vintage realizadas con la técnica carbondir o carbón fresson por José Ortiz Echagüe, quien las seleccionara como regalo para su hermano Antonio", explicó a este diario Raúl Peralta, curador de la muestra.
Las fotos se convirtieron en todo un hallazgo porque aparecieron hace poco menos de un año al revisar el patrimonio de los descendientes de la familia en Argentina, cuando se preparaba una exposición que reunía a los hermanos Ortiz Echagüe en el Museo Fernández Blanco de la ciudad de Buenos Aires.
"Creo que la parte más importante para que un fotógrafo consiga el éxito está en el hecho de ponerse en contacto con los personajes en sus rincones, seguir sus costumbres, observarlas y tratar de capturarlas en su ambiente", dijo alguna vez Ortiz Echagüe, en un resumen de lo que hacía con su arte.
Vida apasionante.
José Ortiz Echagüe nació en la ciudad española de Guadalajara en 1886 y murió en Madrid en 1980. Es una de las figuras más relevantes de la fotografía del siglo XX en España y su trabajo comparte varios rasgos con la llamada fotografía pictorialista.
Miembro de una familia militar, pasó su infancia en Logroño, junto a sus hermanos Mariano, Joaquín, Antonio, Fernando y sus hermanas Pispa y Encarnita, donde su padre estaba destinado.
Su primer contacto con el mundo de la fotografía fue en 1898 en Logroño. "En realidad José aspiraba a ser pintor, como Antonio, su hermano mayor. Ante la negativa por parte de sus padres de iniciar la carrera de pintor, a los 12 años, recibió una cámara fotográfica con la que comenzó a practicar realizando retratos a sus hermanas y familiares cercanos", explicó Peralta.
En 1903, José ingresó en la Academia de Ingenieros Militares y en 1909 fue destinado al Servicio de Aerostación del Ejército. Obtuvo los títulos de piloto de globos primero y de aviación después. A los 23 años cumplió destino en Africa y recibió el encargo de dirigir el servicio de fotografía de la unidad de Aerostación, en la que realizaba imágenes, primero desde globos y luego desde aviones, para elaborar mapas y localizar las posiciones enemigas.
Cotidiano.
Pero junto a estas imágenes profesionales, Echagüe también dirigió el objetivo de su cámara de aficionado hacia los hombres y mujeres del país, hacia los paisajes y los temas de la vida cotidiana. Una realidad amenazada, precisamente, por la presencia de las tropas españolas. Para entonces ya era un fotógrafo de reconocido prestigio que había conseguido retratar a Alfonso XIII y realizar la famosa fotografía Sermón en la aldea (1903) con medio minuto de exposición, en la que aparecía todo un pueblo.
En 1912 llegó a Argentina y, por sus conocimientos, fue nombrado en la oficina de urbanismo municipal, donde trabó amistad, casi de inmediato, con Jorge Newbery. Lógico: ambos eran ingenieros y amaban los aviones. Soñaban con volar.
Con el recrudecimiento de la guerra de Marruecos, decidió regresar a Europa. En París adquirió tres aviones que trasladó al aeródromo de Tetuán y en 1914 se convirtió en el primer aviador en realizar la travesía aérea del estrecho de Gibraltar, al hacer el raid Tetuán-Sevilla.
Archivo.
José Ortiz Echagüe mantuvo activa su producción fotográfica hasta comienzos de 1970. En su archivo fotográfico coleccionaba más de 30 mil negativos que recogían temas humanos, documentales y artísticos y más de 1.000 grandes y bellísimos positivos al carbón fresson, que constituyen la principal singularidad de su obra.
Ortiz Echagüe compaginó su gestión empresarial con su pasión por la fotografía, campo en el que recibió prestigiosos premios internacionales. Sus instantáneas se expusieron en muchas capitales europeas y la revista American Photography lo consideró, hacia 1935, uno de los tres mejores fotógrafos del mundo. El fotógrafo aventurero fue editor de sus propios libros, varios libros que le dieron fama mundial. Publicó Tipos y Trajes de España (1930), España. Pueblos y paisajes (1939), España mística (1943) y España. Castillos y alcázares (1956).
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