Hubo fiesta en la Biblioteca
La biblioteca Teresa Pérez festejó sus 17 años en el barrio Escondido. Niños y niñas encabezaron la celebración, hubo rica comida y muy buena música en un atardecer y una noche con una linda temperatura. “Es una fiesta dedicada a las infancias”, afirmó Vanesa González.
El público comenzó a llegar después de las 19. Los artistas y grupos invitados fueron la Escuela de Tambores, el Taller de Expresión Vocal y Canto de Utelpa, la murga Canción “La Juana”, Pasto Verde (folklore inclusivo), Corazón del Cielo, Sony Ochoa, Pity Moss-man y Caly Suárez (malambo), La Reservada (folklore), Habemus Cumbia y Poca Soda.
El humor estuvo durante toda la fiesta de la mano de “Orange”, la maestra de ceremonias y encargada de sacar sonrisas. La fiesta contó con un servicio de cantina con precios populares, que incluyó los clásicos chori-mariposa, tortas y el ya famoso “Alto Guiso” elaborado con verduras de la huerta de la biblioteca.
Infancias.
En diálogo con LA ARENA, una de las integrantes de la institución, Vanesa González, contó que es la fiesta número 17 que hacen en el patio de la biblioteca. “Es un año muy especial y no queríamos dejar de festejar, de contagiar un poco de alegría y demostrar todas las cosas que hacemos en la biblioteca, que generalmente tienen que ver con el trabajo comunitario a raíz de la articulación con algunas instituciones, como la UNLPam que en este año estuvo muy presente en la biblioteca”.
“Creemos que esta fiesta es diferente porque está con el sentido muy puesto en la infancia del barrio Escondido. Ellos han sido partícipes de todo: de hacer las muestras, de pintar, de preparar las palabras de bienvenida”, detalló. González hizo hincapié en que “sin las infancias, esta biblioteca nunca hubiese existido”.
En ese marco, contó que “como nunca se acercan cada vez más nenes y nenas”. Todas las tardes, más de 30 pequeños y pequeñas llegan a Gandhi 550 para compartir la merienda y los talleres que se brindan en el lugar, como fútbol, circo, teatro y las actividades que preparan las bibliotecarias Rocío y Vero.
“Algunos días la biblioteca está llena de infancias, adolescencias y personas adultas que vienen a la huerta. La biblioteca ha crecido mucho en el último tiempo y estamos poniéndole el pecho a lo que viene. Esperamos que 2026 sea un año más fácil para todas las personas del barrio y para las infancias que están bastante abandonadas”, apuntó la referente y explicó que “las escuelas quedan lejos del barrio, es más difícil ir a hacer actividades. Entonces la biblioteca se transforma en un lugar de encuentro”.
Recordó que el espacio nació en un contexto de crisis y “sabemos que la gente ayuda a llevar adelante una organización. Sin el aporte de la gente común, de amigos y amigas es imposible que esta biblioteca viva. Siempre colaboran con las meriendas o se hacen eventos donde la entrada es un alimento para la merienda. Tenemos la bendición o la suerte de que muchos músicos y músicas se suman a las actividades. Gracias a eso podemos ofrecer desayunos y meriendas todos los días cuando los niños y niñas vienen a hacer la tarea, a los talleres o a jugar”.
Por último, González se refirió a la relación con el Estado como “difícil”, pero “nosotras seguimos intentando”.
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