Investigador pampeano en estudio de aves
El investigador pampeano Marcos Cenizo fue invitado por colegas de la Universidad del Estado de Río de Janeiro a participar de un trabajo en el que revelaron hallazgo de una importante diversidad de aves que vivieron hace unos 35 mil años en el Estado de Rio Grande do Norte, Brasil, durante momentos previos al “Último Máximo Glacial”, el período de tiempo más frío de los últimos 200 mil años. El descubrimiento fue publicado por los investigadores brasileros y Cenizo, el único argentino que colaboró.
El científico pampeano se aboca a la paleornitología (disciplina que estudia a las aves desde una perspectiva histórica), según informó el medio Río Negro.
“Fui invitado por colegas de la Universidad del Estado de Río de Janeiro a participar del trabajo, lo cual fue muy motivador ya que me permitió profundizar en la comprensión de las comunidades de aves actuales y pasadas de esa región de Brasil, y así aproximarnos a entender cómo impactaron los cambios climáticos en ellas durante los últimos miles de años”, detalló Cenizo, del Centro de Ciencias Naturales, Ambientales y Antropológicas de la Fundación Azara y la Universidad Maimónides.
Añadió que “el objetivo fundamental es ampliar el cuerpo de conocimientos actual que necesitamos para enfrentar la actual crisis de biodiversidad que afecta nuestros tiempos”.
Restos.
El medio citado detalló que los restos fósiles recuperados provienen de dos fisuras kársticas (grietas en rocas carbonáticas), conocidas como “Ravina das Araras” y “Ravina do Leon”, ubicadas en la región de Lajedo de Soledade en el noreste brasilero, un área mundialmente reconocida por el arte rupestre asociado a estas grietas.
Las excavaciones realizadas dieron con una amplia diversidad de mamíferos, anfibios, reptiles y aves -vertebrados que, por la fragilidad de sus huesos, suelen ser menos abundantes en el registro fósil-.
El análisis posterior permitió identificar que esta comunidad aviana comprendía, al menos, nueve linajes de aves, incluyendo jotes, cóndores, aguiluchos, palomas, loros, inambúes y patos. También había restos de un cóndor extinto denominado “Pleistovultur nevesi”, encontrado en 2008 en cuevas de la región de Minas Gerais.
El nuevo estudio obtuvo las primeras dataciones directas de este cóndor extinto y un análisis isotópico de su dieta, que dio cuenta de que este gran carroñero, con un peso estimado de 11.2 kilos, se alimentaba de animales que vivían en áreas abiertas del norte de Brasil, entre 34.700 y 37.000 años atrás, durante el Pleistoceno tardío.
Paleobiología.
Cenizo aseguró que el trabajo no se limita a la mera descripción de los organismos pasados sino que intentan entender cómo “se organizaban ecológicamente, cómo se distribuían y evolucionaban en el espacio y en el tiempo”. Dijo que esta perspectiva de investigación llamada Paleobiología de la Conservación intenta “brindar un marco de referencia para comprender la evolución y ecología de las especies, comunidades y ecosistemas del pasado, con el fin de enfrentar los desafíos actuales”. “Así como un ser humano no puede ser explicado partiendo solo de su condición actual, no creo que sea del todo posible mitigar los problemas actuales de extinción si no comprendemos la historia de los organismos afectados”, acotó el investigador.
Las aves fósiles de Lajedo de Soledade abren una ventana para observar cómo era hace 35 mil años el área que ocupa el actual bioma de la “Caatinga” brasilera, hoy una ecorregión de matorrales semiáridos y única en el mundo, en el noreste de Brasil.
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