Los hoteles Rucalén y Alejandría alojan cada vez más turistas
“Me apasiona brindar servicios, solucionar problemas, resolver necesidades de las personas. Y en Santa Rosa, la hotelería resulta un rubro hermoso para eso”, celebra Alejandro Regalado. Hace algunos años decidió encarar un nuevo emprendimiento y se hizo cargo de la administración de dos hoteles: Rucalén y Alejandría. El primero está ubicado sobre la calle Luro al 2.500 y el segundo sobre Pilcomayo, frente al hospital de Santa Rosa. “Es un edificio hermoso y muy completo, construido por Alvaro Roca y originalmente destinado a las personas del interior de la provincia que acuden al hospital por internaciones o tratamiento de sus familiares. Pero nosotros le sumamos una fuerte apuesta por el turismo”, advierte.
El inicio de esta aventura fue la necesidad de “ampliar una escuela para personas con discapacidad, emprendimiento familiar que gestionamos durante muchos años. El plan era alquilar un residencial para ampliar la escuela, pero finalmente me quedé con el hotel para explotarlo como tal. Me encantó el negocio y decidí dedicarme por completo a administrar hoteles cuyos propietarios ya no desean seguir adelante”. Actualmente Alejandro trabaja para “sumar dos más en el futuro cercano, por los cuales ya estamos haciendo negociaciones”.
“Un servicio de calidad”.
Si bien se considera satisfecho por los resultados hasta ahora, reconoce que ningún emprendimiento escapa a las dificultades económicas del país. “Terminamos un año muy complicado. Las tarifas se dispararon estrepitosamente en enero del año pasado y los sueldos escalaron rápidamente hasta superar el millón de pesos, pero los valores de este rubro no evolucionan a la misma velocidad. Y se siente. Pero estoy convencido de que la situación va a mejorar: tengo mucha fe”, afirma.
Alejandría tiene 23 departamentos en sus cuatro pisos. “Es un apart hotel y cada habitación ofrece kitchenette con vajilla, frigobar, mesas con sillas y baños muy completos”. Hay departamentos para tres, cuatro y cinco personas, y en total suma unas 75 plazas. Tiene estacionamiento propio con cocheras y una parrilla con horno de barro y grill para pollos. Sobre el techo del edificio funcionan enormes calefactores solares, sistema de energía renovable que reduce las emisiones de carbono e importa un menor consumo de gas natural.
En Alejandría trabajan nueve empleados y una empresa privada de limpieza se encarga de mantener las habitaciones. “El hotel permanece abierto y con recepcionista las 24 horas. Servimos desayuno entre las 7 y las 10 de la mañana, con tostadas, medialunas y tortas que elaboramos nosotros cada noche. También está habilitado el comedor, pero no hacemos el servicio gastronómico”, aclara. Los huéspedes pueden cocinar o comprar su comida y consumirla en el departamento o en el comedor.
“Fuerte apuesta al turismo”.
Si bien la “propuesta original” de Alejandría se enfocaba en “atender a familias del interior que acuden al hospital de Santa Rosa”, Regalado eligió “apostar por el turismo”. Aunque no está ubicado en un espacio céntrico, el hotel comenzó a alojar cada vez más turistas. “Empezamos enviando huéspedes cuando se agotaban las habitaciones en el Rucalén y esta semana tenemos todas las plazas cubiertas. Hoy el hotel está lleno”, celebra.
Tuvo que aprender todo sobre este rubro “y aún estoy aprendiendo, pero es una tarea muy agradable”. Regalado está convencido del “potencial turístico que tiene La Pampa” pero considera “muy necesario fortalecer la hotelería porque nuestra ciudad resulta atractiva para los turistas de paso, pero hay varios alojamientos cerrados”.
Los precios oscilan entre 45 mil y 80 mil pesos por noche según la cantidad de plazas de cada departamento. “En diciembre pasan muchas personas que residen por trabajo en el sur del país, pero provienen del norte, principalmente Salta y Jujuy”, comenta. Para las fiestas regresan a sus provincias de origen “y paran en Santa Rosa a descansar, porque es un trayecto muy largo y estamos en una ubicación estratégica”. Regalado descubrió que “Santa Rosa les parece una ciudad hermosa y por eso paran acá en los trayectos de ida y vuelta”.
Y cuenta el caso de “una abuela que reside en El Bolsón y cada dos meses viaja para visitar a sus nietos”, que se encuentran en la provincia de Buenos Aires. “Tiene 82 años, camina con bastón y viaja sola, conduciendo un VW Gol. Siempre se aloja en nuestros hoteles de Santa Rosa y sus hijos tienen nuestro contacto. En cada viaje llaman para saber si se encuentra acá o ya pasó, pueden calcular que está llegando y saber que todo marcha bien”, explica.
De todos modos, la afluencia no responde solamente al turismo de paso. “Hay muchos viajantes que comercializan artículos en Santa Rosa, pero el volumen de turistas también depende de actividades que se organicen aquí y nosotros nos adaptamos a eso. Por ejemplo, esta semana hay un Torneo de Polo en La Andría y varias familias se encuentran alojadas aquí. Se levantan muy temprano, entonces adelantamos el desayuno para las 6 de la mañana”.
Es una de las formas de atraer huéspedes y servir según la actitud de Regalado: “pretendo prestar servicios y resolver necesidades. Así como en el desayuno, tampoco somos estrictos con los horarios de check in y check out. Si el huésped requiere un par de horas más, lo permitimos”, asegura.
Si bien la situación se presenta difícil y la economía enfrenta un escenario de ajuste con importante caída de consumo, Regalado observa su emprendimiento con supremo optimismo: “los hoteles se alquilan con contrato mínimo de cinco años, porque requieren una inversión muy importante, hay que sostener una importante cantidad de personal y es necesario generar buena rentabilidad”.
“Paso todo el día acá. Llego a las 7 de la mañana, acompaño al personal, arreglo todo lo que ser rompe o descompone, y vuelvo a casa pasada la medianoche. A la hora de sacar cuentas, termino siendo un empleado más. Pero estoy pensando en sumar dos hoteles más”, concluye.
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