Jueves 25 de abril 2024

Los juglares de estos tiempos

Redacción 19/10/2022 - 09.10.hs

El muchacho cruzó la calle Avellaneda caminando sin prisa entre los autos. En su mano izquierda una guitarra, y en la otra una caja. Simplemente una pequeña caja de cartón... Y un poco llamó la atención de quienes lo veían pasar, porque no es muy habitual un guitarrero exhibiendo su instrumento desnudo, sin funda ni estuche alguno.

 

Al rato nomás estaba sentado en la vereda de un comercio ubicado frente a los cajeros del Banco de La Pampa, en la calle 9 de Julio, entonando las estrofas de una bella canción.

 

Aquellos juglares.

 

Se sabe, los artistas callejeros constituyen un fenómeno cultural urbano que viene desde el fondo de los tiempos. Remedan a los juglares, aquellos artistas andariegos que se conocieron en la Edad Media. Hacían espectáculos de entretenimiento que incluían cantares de gesta, la difusión de relatos guerreros, e incluso composiciones líricas. Eran, ciertamente, entretenedores que también podían bailar o protagonizar espectáculos circenses.

 

Espectáculos y más.

 

Cuentan que algunos, además, solían ofrecer servicios de dentistas y barbería... Todo a cambio de algunas monedas que, al cabo, eran su medio de vida.

 

Dicen los que dicen saber que en aquellos tiempos eran duramente desacreditados por la Iglesia y también por los que se consideraban parte de la nobleza. El argumento era que solían andar mal entrazados y que utilizaban un lenguaje ramplón "e indecente".

 

De la legua.

 

¿Por qué se los llamaba cómicos de la legua? Como quedó dicho en la antigüedad no tenían buena reputación, y por eso se los obligaba a acampar a una legua de las murallas de la ciudad en la que se iban a presentar.

 

No obstante luego tenían su público en las calles, porque ese era el escenario de sus actuaciones.

 

Artistas callejeros.

 

Hoy en día en las ciudades más importantes -en las peatonales y paseos- no dejan de llamar la atención. Y por ejemplo pasear por la calle Florida en Capital Federal -y en muchos otros sitios, es verdad- es la posibilidad de encontrarse con magníficos artistas desarrollando lo suyo con esmerado talento.

 

Iván Lacuadra y su talento.

 

En Santa Rosa, cada tanto aparecen algunos -casi siempre de pasada a otros destinos- y se instalan en alguna vereda del centro de la ciudad. Ayer fue el turno de Iván Lacuadra (34) que, sentado sobre una bolsa negra de plástico -en la que seguro llevaba sus pocas ropas-, vestido con un jean celeste, un raído suéter del mismo color y un antiguo sacón marrón, tocaba magistralmente su guitarra, en tanto entonaba una conocida canción romántica que empezó a atraer a más de un transeúnte que a esa hora acertaba a pasar por allí.

 

Nos quedamos mirando por algunos minutos, y poco a poco aquella caja de cartón que portaba cuando lo vimos por primera vez empezó a llenarse de billetes, mientras el joven entre estrofa y estrofa alcanzaba a musitar un agradecido "gracias... muchas gracias".

 

"Me robaron".

 

"Me llamo Iván Lacuadra, y hace unos diez años que ando para todos lados con mi música... ahora vengo bajando de Bolivia, donde estuve cuatro años cantando en las calles; y paro un par de días por aquí para hacerme unos pesos... Sucede que en Río Cuarto, de donde vengo haciendo dedo, me robaron mi mochila donde tenía 12 mil pesos y el celular", dice casi sin enojo. Como sabiendo que son algunos de los riesgos que se corren en las calles.

 

"Me hace falta una mochila".

 

"Ahora me voy a quedar unos días hasta que pueda comprar una mochila y arrancar de nuevo. Pienso ir para el lado de Trelew, porque allá tengo una amiga que me va a alojar, y en estos momentos tengo entendido que hay bastante turismo", comentó.

 

Bajando desde Bolivia.

 

El joven, oriundo de Paraná, heredó de su familia la pasión por la música, y desde que aprendió a tocar la guitarra y cantar dejó andar su espíritu aventurero. Arrancó a provincias vecinas, hasta que llegó a Bolivia donde estuvo varios años, siempre como músico callejero. "Ahora había estado algunos años en Córdoba, donde tuve a cargo el coro de una Iglesia, y estuve de encargado del mantenimiento en una escuela privada". Allí estuvo en pareja, y al separarse se decidió a volver a su antigua forma de vivir.

 

Santarroseños generosos.

 

"La verdad es que donde voy me va muy bien... la gente colabora mucho y puedo vivir sin problemas de lo que hago", expresó. Y realmente en los pocos minutos que estuvimos conversando con Iván fue notorio que la cajita de cartón se iba llenado de billetes aportados por los que acertaban a pasar por el lugar. Y ciertamente hay que decir que el santarroseño es proclive a contribuir cuando alguien le ofrece algo a cambio: como en este caso una buena interpretación de una cantidad de canciones más o menos conocidas. Abordó primero un tema de folklore, pero lo suyo tiene más que ver con lo melódico, aunque no le rehuye al rock, el cuarteto y la cumbia. "Hago de todo... porque lo que me gusta es la música", asegura.

 

Durmiendo en el atrio.

 

Llegó el lunes por la noche a Santa Rosa -"siempre viajo a dedo", dijo-, y después de comer algo se apoltronó en el atrio de la Capilla de Fátima, ubicada a pocos metros de la Terminal de Ómnibus, y allí pasó la noche. "Pero bueno... tengo que salir a tocar porque necesito juntar dinero para seguir viaje. Lo que pasa es que en Río Cuarto me robaron la mochila y tengo que juntar para comprarme otra... y además también me faltó el celular", se lamentó, aunque no demasiado.

 

"¿Si alguien me aporta una mochila? Sería relindo, me vendría muy bien", aseguró el guitarrero.

 

Alma de juglar.

 

Por algunos días más se lo podrá ver a Iván en el centro de la ciudad... buscando el mejor sitio -allí por donde más gente pasa- para sentarse a cantar y poner a disposición su alma de juglar...

 

Ya pasaron aquellos tiempos donde eran denostados y cuando no todos los miraban con buenos ojos. Los santarroseños, al menos, los miran con cierto cariño y comprensión, y el joven lo agradece de verdad.

 

Es de esos andariegos que tienen su propia filosofía... de los que se arreglan con poco, porque son de los que creen que pobre no es el que menos tiene, sino el que menos necesita... Y pensando de esa manera por allí va Iván, con su música y su guitarra. (M.V.)

 

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