Murió Eudaldo “Lalo” Gigena
Periodista y militante peronista, fue uno de los civiles que acompañó a Adolfo César “Cacho” Philippeaux durante el Levantamiento de Valle. Tenía 92 años.
El jueves pasado falleció en Santa Rosa Eudaldo Gregorio Gigena, conocido periodista y militante justicialista. “Lalo” Tenía 92 años, dos hijos, seis nietos y seis bisnietos, y era uno de los últimos exponentes del Levantamiento de Valle que aún sobrevivían. Su hermano, Rodolfo Gigena, rindió homenaje a su memoria mediante una semblanza publicada en su perfil de Facebook.
Según el texto redactado por el entrañable “Rodo”, “durante muchos años Lalo fue periodista en el desaparecido y querido diario La Capital. Además fue empleado provincial y también director de Prensa de Casa de Gobierno. El 9 de junio de 1956 participó en el levantamiento del general Juan José Valle; detenido junto a Aquiles José Regazzoli, Roma, Zolecio, Juárez, Masseroni, entre muchos otros, y trasladado a la Colonia Penal”.
“Entre las anécdotas que supo contarme, -añade Rodo-, estaba su participación en el grupo que tomó el control de ATE, junto a Villamil, Rossi y Vidal, entre otros, quienes posteriormente fueron detenidos por la policía”.
Encabezados por Adolfo César “Cacho” Philippeaux los rebeldes “habían ocupado Casa de Gobierno, Jefatura de Policía, el edificio del Correo, entre otros organismos”. Por entonces “se comentaba que figuraba en el listado de posibles fusilamientos” por la rebelión de Juan José Valle contra la dictadura que había derrocado a Perón en 1955, autodenominada “Revolución Libertadora”. Según Rodolfo, gracias a “gestiones realizadas por personal civil, en La Pampa esa posible orden no se ejecutó”.
El periodismo.
Rodo dedicó varios párrafos a su “hermano periodista” y le expresó gratitud por haberlo acercado a esta apasionante actividad. “En 1967 me ofreció la oportunidad de trabajar en el diario La Capital e ingresar al mundo del periodismo, una profesión hermosa. Me decía que era una pasión y con el correr de los años lo comprendí y le di la razón. Lalo amaba al periodismo y me contaba que ese entusiasmo lo heredamos de hermanos de nuestro abuelo uruguayo. Uno de ellos estuvo entre los primeros tipógrafos del departamento Mercedes (Uruguay) y luego fue propietario de varios periódicos. Y cuando mi abuelo, por razones políticas “cruzó el charco” hacia Argentina, montó una imprenta en la calle Brandsen, muy cerca de la Bombonera, a la que concurrían políticos de la época, entre ellos Alfredo Palacios, diputado socialista por La Boca”.En Santa Rosa, Lalo “formó una linda familia junto a su compañera Elina. Tuvieron dos hijos, Patricia y Gustavo, nietos, bisnietos y muchos amigos cosechados a lo largo de su vida. Y también lo recuerdan recuerdan como un buen arquero de fútbol, en el querido club Independiente”, concluyó. “Rodo” acompañó la semblanza con una foto aportada por Juan Carlos “Pinky” Pumilla. Es una imagen de 1978, tomada en la redacción de La Capital. Reunidos en torno a una vieja “Olivetti” están “Juan Carlos Vega y Rodolfo Ramos (ambos fallecidos), Pinky Pumilla y Lalo (de corbata)”. Te extrañaremos. Hasta siempre, Lalo.
Una rebelión en La Pampa.
Durante unas 12 horas del 9 de junio de 1956, La Pampa fue el único territorio argentino que permaneció libre de la Revolución Libertadora, tras la toma del gobierno provincial y declaración del estado de derecho. Paradójicamente, esa breve restauración democrática fue implantada por un militar, el entonces joven capitán Adolfo César Philippeaux.
Como jefe del Regimiento Escolta del Presidente, Philippeaux había defendido la Casa Rosada durante los bombardeos de 1955. La dictadura lo confinó en La Pampa, donde meses después encabezaría la rebelión conocida como “Levantamiento de Juan José Valle”, junto a más de 200 civiles, entre los cuales destacaban José Aquiles Regazzoli, Rodolfo “Cacho” De Diego, Agustín Norés Martínez y el piquense Luciano Manuel Ferrari.
Las autoridades locales predecían una asonada y días antes habían sido detenidos Manuel Gavilán, José Nemesio Chumbita, Rubén Sierra, Gregorio Saraste y Natalio José Masseroni, sospechados de participar en conspiraciones.
La rebelión fracasó en todo el país, pero tuvo éxito en La Pampa, donde los rebeldes tomaron la Jefatura de Policía, la Casa de Gobierno y Radio Nacional, emisora que transmitió la legendaria proclama democrática. Setenta años después, resulta llamativa la habilidad de Philippeaux para reunir a la Policía Federal, Policía Provincial, Servicio Penitenciario y dos regimientos militares de La Pampa, junto a unos 240 civiles.
Cuando dos propaladoras santarroseñas comenzaron a transmitir por altoparlantes las proclamas rebeldes, el pueblo se sumó a la rebelión. Sin disparar un tiro, tomaron la Jefatura de Policía, la Casa de Gobierno, la delegación del Correo Argentino, la sede de la Policía Federal y la Colonia Penal. Finalmente, se apoderaron de Radio Nacional cuyo transmisor de 20 kilovatios tenía alcance suficiente para llegar cientos de kilómetros a la redonda.
A las 23.45 Philippeaux y Nores Martínez declararon el triunfo de la revolución y entregaron al locutor de turno la proclama del Movimiento de Recuperación Nacional, que fue leída durante toda la noche. Sin embargo, la rebelión había fracasado en el resto del país.
Cumpliendo un pacto de caballeros acordado con Philippeaux, el jefe del Regimiento 13 de Caballería de Toay, Mayor Osvaldo Amieva Saravia, esperó hasta que las fuerzas rebeldes desocuparan los organismos y se dispersaran, antes de ingresar con las fuerzas militares a Santa Rosa, a las 9 de la mañana.
Sin embargo, Radio Nacional seguía emitiendo la proclama, razón por la cual dos aviones enviados desde Villa Reynolds (San Luis) bombardearon la planta transmisora. Al escuchar detonaciones, sus ocupantes pudieron la emisión en automático y escaparon a campo traviesa. En el actual edificio de Radio Nacional, los restos oxidados de una bomba permenecen como mudo testimonio de aquel suceso.
Philippeaux huyó hacia San Luis junto al suboficial principal Edgardo Peluffo. Fueron capturados y condenados a muerte por un tribunal integrado por el general de Brigada Hector Raúl Lambardi, el teniente coronel Alfredo Marcelo Serres, el capitán Carlos Alberto Impieri y Amieva Saravia. Pero los oficiales encargados de formar el pelotón de fusilamiento se negaron y no hubo ejecución. Las autoridades ordenaron su traslado a Bahía Blanca, para ser fusilados allí, pero un grupo de suboficiales impidió el despegue del avión que debía trasladarlo.
En cambio, Juan José Valle fue fusilado en la Penitenciaría Nacional porteña.
Finalmente, Philippeaux fue llevado al penal de Magdalena y luego al cuartel de Ciudadela de donde se fugó. Siguió ligado a la resistencia peronista y cuando la JP robó el sable de San Martin, Perón lo designó como encargado de devolverlo al Regimiento de Granaderos. Entre 1973 a 1976 ocupó distintos cargos en el gobierno democrático y el 24 de marzo de 1976 fue detenido y encarcelado en Santa Rosa. Falleció en Mar del Plata el 2 de octubre de 2004.
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