Adiós al último ciber
La noticia impacta en miles de niños, jóvenes y no tan jóvenes que hasta hacía poco continuaban yendo al histórico Virtual Commander. Durante casi dos decenios, el espacio brindó ininterrumpidamente un servicio de calidad, que le permitió sobrevivir al lento declive de los "cibercafés", convirtiéndose así en el último recinto de juegos en red -luego E-Games (juegos por internet)- que tenían los santarroseños.
"¿Te enteraste que cerró el Virtual?". La pregunta aparece ineludiblemente en conversaciones de amigos cuya niñez o adolescencia estuvo marcada a fuego por la llegada del Counter Strike. Y es que este juego permitió en su modo LAN (Local Area Network, o Red de Area Local) que los fanáticos de los videojuegos pudieran abandonar la soledad de las computadoras de sus casas y frecuentar espacios donde podían interactuar con otros jóvenes, para batirse a verdaderos duelos a muerte en las plataformas virtuales.
La llegada.
"Desde que era niño jugué en la computadora de mi casa, pero cuando aparecieron los cibers fue increíble: de pronto estaba frente a una PC, con un amigo al lado mío frente a otra, y si yo le disparaba él se moría y viceversa... fue espectacular", relató Jerónimo, un ex cliente de Virtual Commander de 32 años, ahora ingeniero civil. "Siempre fue un lugar de diversión y esparcimiento, y también para conocer gente. Si bien en mi casa tenía el Counter (en ese momento el videojuego más popular), no tenía sentido jugar solo, y en esa época en general no había un buen acceso a internet para jugar con otras personas online ... incluso ni siquiera era fácil encontrar una computadora donde anduviera bien el juego", explayó.
Concurrido.
El caso de Jerónimo es similar al de miles de chicos santarroseños que en la década del 2000 se despertaban temprano los fines de semana para hacer la cola en Virtual (en ese momento sobre calle Avellaneda casi Alsina) y rogar porque hubiera computadoras disponibles. "En las primeras épocas había que reservar las máquinas con mucha antelación, porque los turnos se acababan rapidísimo. La hora valía 1.50 pesos, pero a la mañana por 3 pesos estabas 3 horas. Los primeros años era jugar únicamente al Counter, pero después empezamos a jugar Age of Empires II, Warcraft III, Star Wars Jedi's Knigth, Starcraft, y muchísimos más", comentó Ramiro, otro ex "gamer" de 33 años.
Con el paso del tiempo y el advenimiento de la internet por fibra óptica y de computadoras más accesibles para los bolsillos de los padres, los jóvenes volvieron a recluirse en sus hogares, porque ya podían acceder desde allí a plataformas on-line para jugar contra adversarios de todo el mundo. De esta manera, poco a poco, los cibers dejaron de ser un negocio rentable y fueron cerrando uno a uno sus puertas, hasta que en Santa Rosa solo quedó Virtual Commander, sobre la calle Pellegrini entre Alsina y Sarmiento.
Reinversión.
"Virtual siempre fue diferente a los otros cibers por la calidad de sus computadoras y la cantidad de juegos que éstas podían hacer andar", opinó Marcos, otro ex gamer. "Si bien al principio no se notaba mucho la diferencia con los otros lugares, con el tiempo fue difícil encontrar un lugar donde anduvieran bien los juegos más nuevos, que requerían de procesadores y placas de video de última generación", agregó.
De esta manera, Virtual Commander se convirtió durante la década del 2010 en el único ciber de videojuegos en Santa Rosa, y durante los últimos años de ese decenio vio un importante repunte con la realización de torneos verdaderamente masivos de los nuevos juegos: Fornite, League of Legends o Counter Stike Global Ofensive.
No obstante, como a tantos otros comercios y pymes del planeta, la pandemia los obligó a cerrar, terminando así una era que comenzó con el milenio y que dejó en las memorias de miles de santarroseños gratos e inolvidables momentos.
Entre las Torres y el terrorismo.
Todo comenzó por el 2001, cuando un grupo de emprendedores comenzó a sembrar estos lugares de videojuegos por toda la ciudad, conquistando la atención de una generación de niños y adolescentes envuelta directa o indirectamente en una realidad social que a nivel país parecía nada alentadora. En paralelo, el arribo coincidió con el derrumbe de las Torres Gemelas, hecho que plantearía en el cotidiano una agenda de "terroristas" y "contraterroristas", que los niños inocentemente lo plasmarían en los escenarios del Counter Strike.
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