Te acordás hermano qué tiempos aquellos
Hizo diversas actividades públicas y es conocido por todo el mundo. Fue muy deportista y como DT de fútbol dirigió a los profes de Educación Física, Periodistas, Abogados, Ingenieros y Unión y Amistad.
MARIO VEGA
A veces, cuando por la circunstancia que fuere se nos da por repasar el camino recorrido es posible que, en esos instantes, nos atropellen los recuerdos. Volver la mirada atrás, con certeza, será evocar momentos felices –aunque entonces no nos diéramos cuenta del tesoro del que estábamos disfrutando- y de pronto reencontrarnos con vivencias que habían quedado en la bruma del olvido.
El hombre que está frente a mí va acordándose de cosas, mirando antiguas fotos en blanco y negro y –seguro- van apareciendo en su memoria aquellos tiempos en que no había otras preocupaciones que andar las calles con amigos, corriendo detrás de una pelota, riendo a carcajadas con las salidas del bromista del grupo.
Ciertamente, más allá de las naturales contingencias de la vida –que alguna no tan buena nos depara, y siempre tocan-, en nuestra adolescencia y juventud era eso: simplemente transcurrir despreocupados porque teníamos la dicha de la alegre libertad. Que hoy advertimos no era poca cosa.
Algún cruce.
Debo confesar que con Hugo hemos tenido una relación más o menos distante –por definirla de alguna manera-, aún sin saber muy bien por qué. A veces pasa… hasta que uno va cayendo en la cuenta que las diferencias –si las hubo o hubiera- no eran, ni son, para nada insalvables.
Es más, observando un poco podríamos advertir que coincidimos en varios aspectos. Porque se ha dado de haber recorrido algunos caminos comunes… eso del gusto por los deportes, y también por el periodismo, por ejemplo.
Tengo una vaga idea de un cruce cuando él jugaba al fútbol en General San Martín, y vestido de jugador me reprochó no sé qué comentario que había hecho yo en LA ARENA sobre el equipo de la Villa.
Del mismo lado.
Más tarde ha sido encontrarnos esporádicamente en algún escenario deportivo, ya como espectadores o periodistas. Una relación respetuosa, pero sin demasiada afinidad, hay que decirlo.
Creo que hubo un comentario político que marcó distancias, porque al final creo que ambos –aún con matices- estábamos del mismo lado de la raya. Sí, esa raya que divide a los de aquel lado –los poderosos derechosos, los que siempre ganan- con los que estamos de este lado. Este donde nos ubicamos los que aborrecemos este proyecto oligárquico, plutocrático, cruel e insensible con los trabajadores que representa el gobierno de Milei. Sí, en la misma vereda, al cabo del mismo lado.
A poco de comenzar a conversar percibí que aquella distancia a la que hice mención no existía. Será porque cuando nos ponemos más grandes también le vamos dando a las cosas su verdadera dimensión. Las diferencias al cabo, hay que decirlo, eran nimias.
Lo conoce todo el mundo.
De Hugo Horacio Arias (68) puedo decir que me llama la atención la cantidad de gente que lo conoce, de distintos ámbitos. Evidentemente ha tenido actuación en diversas cuestiones, en lo profesional con su trabajo, en el deporte como protagonista y también en el periodismo.
Nacido en Villa Maza, está hace muchos años en Santa Rosa. “Mi padre tenía una chacra en Colonia Naveira donde estuvimos hasta mis 11 años (fue hasta 6º a la escuela nº 7 de Francisco Murature). Más tarde nos vinimos, aquí terminé la primaria y vivíamos en la Villa Santillán, en la calle Mármol, frente al Barrio Calfucurá”, dice cuando empezamos la charla.
Cuando se refiere a la Villa uno se imagina aquella inmensidad que era esa barriada hace algunas décadas, pero en el caso de los Arias tenían su casa a metros de la Avenida España y del Club Estudiantes. Un punto determinante en la vida de Hugo.
La familia.
En el transcurrir me gustó ver que se soltaba, que tenía ganas de contar, de tratar de resumir una vida con muchas actividades para volcarlas en una nota.
Su padre, Eloy Arias, era productor agropecuario; y su madre Vilma Fernández era quien se encargaba de la casa. Son tres hermanos, Hugo, Delma y Carina.
Tiene cuatro hijos: Fernando (arquitecto); Mauro (periodista deportivo); Andrea que vive en Gijón, España y es esteticista; y Matías que es hotelero.
Hugo está en pareja hace algunos años con Silvina Batisttoni, de profesión Bioquímica y se desempeña en Salud Santa Rosa.
La familia la completan sus tres nietos, Manuel (13), Lola (10) y Ema (8).
Aquella barriada.
Era su barrio un sitio lleno de muchachitos, y el club celeste casi el patio de las casas de todos esos pibes. “Y las viejas tranquilas, porque nos pasábamos horas ahí haciendo de todo… Por supuesto el fútbol era lo primero, pero también el básquet, el hándbol… y lo que viniera”, rememora.
“¿Sabés quien de pibito venía a jugar con nosotros y la rompía? El Vasco Zalabardo (años después figura de nuestro fútbol lugareño y hoy viviendo en Barcelona), pero había varios que jugaban bien”, acota.
Eran tiempos de partidos “de barrio contra barrio… jugábamos mucho contra el Regimiento, y muchos partidos en la Escuela Fábrica (ahora está el edificio de la EPET) que te acordarás tenía una cancha de arena. Los sábados éramos de ir al Colegio de Curas –allí hizo el secundario-- con Julito Tamborini, José María Alack, Horacio Cosci, Sergio Ferrato y algunos otros. Y los sábados armábamos unos clásicos con Luisito Cora, Raúl Mansilla, el Petiso López… todos que después jugaron en Belgrano”.
Éramos tan jóvenes.
Enseguida me muestra una foto de un plantel de básquet, y verdaderamente me cuesta reconocerlos –aunque los tengo vistos a todos-, y él los va nombrando. “Es un equipo federado (de cadetes y juveniles) que dirigía Horacio González. Están Chamaco Santesteban (nº 10), Turco Fernández, Cacho Freidenberger, Negro Nevares, Julio Tamborini, yo (nº 5), Paco Ibáñez, Abelo Rodríguez, Clavo Teves y Sapo Carrizo”.
Pero también hizo hándbol, cuando Tito Batisttoni se puso esa actividad al hombro en el Club Estudiantes, y allí compartió con Rubén Sánchez, Pedro Morán, Carlos Rivera, Tito Allende y Efrén González”.
De General Pico a La Plata.
Terminado el secundario fue a estudiar a General Pico. “Estuve un año, y al año siguiente decidí ir a La Plata. Pero en ese 1975 jugué al fútbol en Independiente de Pico, dirigido por José Aragonés… Tenía nada más que 17 años y alternaba en un equipo donde estaban ‘Jabón’ Doroni, ‘Oreja’ De La Crocce, Garayo, ‘Gallo’ Crespo. Sergio Bruni. La verdad, un ejemplo de club… nos daban toda la vestimenta: zapatillas, medias, ropa para entrenar, toallas”, precisa.
En La Plata estuvo en un período complicado: “Vivíamos con ‘Chamaco’ Santesteban que había ido a estudiar Ingeniería, pero por como estaban las cosas los padres hicieron que regresara”, dice recordando que se avecinaba la tormenta más oscura de la vida institucional de nuestro país.
El fútbol en La Plata.
Por supuesto el fútbol iba a estar presente, y así integró el equipo del Centro Pampeano que ganó “dos campeonatos invictos. El arquero era Carlos Gaccio (cabañero y hoy integrante del Directorio del Banco de La Pampa), y jugaban Pablo y Pacalo Fernández,los dos Cosci, Bertino y Adrover”.
Al verlo un dirigente lo llevó a Deportivo La Plata, que disputaba la liga local. “Ganamos la Liga y jugamos el torneo Regional, con un equipo en el que estaba Roque Avallay (gloria del Huracán de Menotti y la Selección Nacional), Zucarini, Giustozzi, Fermín Bochini (hermano del Bocha) y ‘El Mono’ Irusta que había jugado años en San Lorenzo de Almagro”, rememora.
“Jugaba bien”.
La verdad es que lo vi jugar poco a Hugo, ya más grande y con menos movilidad. Pero se advertía que sabía. “Sí que jugaba bien”, ratifica Alfredo Sauro que lo conoce de aquel tiempo. “Se ubicaba bien, recuperaba, tenía buen pase… obvio, tenía en esa época el físico de un pibe que entrenaba y sabía jugar”, completa el reconocido entrenador.
Un año interrumpió sus estudios en La Plata porque no aprobó una materia que era correlativa, y se vino a La Pampa. “Ahí fui a Atlético Santa Rosa… era el ‘78 y parte del ‘79, en un plantel que dirigían Jorge Salas y Cacho Peralta, y estaban Ricardo Pisacco, Chiquito Rodríguez, Daniel Silvestre, los hermanos Castillo, El Enano Soria; y aparecían Mario Montigni y Panza Susvielles”, recuerda.
El Doctor Arias.
Se iba a recibir en 1982… “La verdad es que me recibí de Médico Veterinario un poco como tributo a mi padre… Al año siguiente empecé a trabajar con Arturo De La Mata en la veterinaria ‘El Cencerro’, con Miguel González y Antonio Alba, haciendo lo que es clínica y la parte reproductiva de bovino. Iba mucho al campo y hacía un poco de todo”, recuerda.
Más tarde tuvo sus propias veterinarias: “La Huella” en Roque Sáenz Peña y Pasteur, y otra en Toay. “Fueron cinco años, y simultáneamente fui docente en la Agrotécnica. Di clases durante 15 años”, aporta.
Al regresar a Santa Rosa fue “a General San Martín, a un equipo con Jorge Arias, Horacio Zalabardo, ‘Loro’ Rodríguez, Balcaza, Beto Beanatte, Juan Gatica, José Luis Roston… nos dirigían Oscar Di Benedetto y ‘Lungo’ Álvarez. Pero en el ‘90 me rompí una rodilla, y aunque intenté un par de partidos en Villa Maza me di cuenta que no podía más”.
Tiempo de radio.
Ingresó al Departamento Bromatología de la Municipalidad cuando Oscar Mario Jorge era intendente. “Trabajamos con Nelson Cesanelli cuando El Negro Braile era el director; y más tarde fui al Frigorífico de Pequeños Animales”.
Y vendría el tiempo de la radio. “Cuando Néstor Alcala creó la Radio Municipal (94.7) estuve dos años. Había hecho algo en La Plata por un conocido que trabajaba en Radio Provincia… un programa como La Pelota aquí. Lo que era distintivo es que se hacía todo el tiempo parado, con micrófonos de pie… ¡Re incómodo!”, se ríe ahora.
En esa época disfrutó uno de los mejores equipos de Estudiantes, aquel de Bilardo con Sabella, Camino, Ponce, Brown, Trobbiani. Russo… “Igual yo me hice de Gimnasia aunque estaba en la B porque vivía en el barrio El Mondongo, y ahí no se podía ser de otro cuadro”.
Varios programas.
Más tarde participó en un espacio en Radio Platino con Julio Chiri. “Después con Guillermo Ingrasia y Chiri en Radio Noticias seguíamos a Estudiantea en el TNA; y después relataba Daniel Reinhardt y yo comentaba”.
“Más adelante empecé en Radio Noticias los sábados a la mañana con Luis Díaz y Çarlos Mateu; y hacía el móvil a la siesta cuando conducía Mirta Losada”, puntualiza.
Y evidentemente la radio pasó a ser un ámbito familiar para Hugo. “El Doctor del Fútbol” lo sabía definir con ese estilo entre sarcástico y de alguna seriedad que Mateu le pone a las cosas cuando quiere.
Un poco tiempo después incursionó en Canal 3 con “Pro Básquet”, en 1996 cuando Estudiantes estaba en el TNA.
Por si faltaba algo en un momento inició un programa de boxeo –luego integró la Comisión Municipal de Box-. “Se llamaba ‘Segundos afuera’ y lo hacía con Luciano Peralta”.
También el Círculo de Periodistas Deportivos Pampeanos contó con su intervención, y fue presidente de la entidad durante algún tiempo.
Turismo pampeano.
Siempre le gustó viajar, y hoy mismo se diría que todo el tiempo con su compañera hacen excursiones, sobre todo para descubrir lugares nada promocionados en La Pampa. “Hay lugares recónditos que son hermosos, y con Silvina vamos visitando algunos que merecen ser conocidos”, y por eso mismo en Radio Noticias los promociona los sábados por la mañana,
“Me gusta manejar, así que agarramos el auto y salimos… mucho aquí porque me gusta conocer a fondo el lugar donde vivo, pero también vamos a distintos sitios del país… y si puedo la idea es andar bastante por Sudámerica, Uruguay, Chile, Brasil, Perú, Bolivia…”.
Empezó solo, pero enseguida Silvina le hizo pata. “Hay gente que no tiene ni idea del turismo que se puede hacer aquí cerquita… ¿Te acordás que había un programa en Canal 3 que se llamaba La Ventana (con Mario Ziaurriz)… bueno, consulto mucho con los que trabajaron ahí y armo la logística para ir”.
La política.
No elude hablar del tema. Opina, como yo, que el Gobierno nacional “es un desastre. Hay una derechización que no es lo que quiero. ¿La provincia? Para mí va muy bien, igual que creo que Luciano (Di Nápoli) está haciendo bien las cosas en Santa Rosa… Tenemos que destacar el sistema de Salud que tenemos los pampeanos, al punto que mucha gente de provincias vecinas se vienen a atender aquí”, sostuvo.
“Si no la gana…”.
Hace algún tiempo la salud le jugó una mala pasada. “Empecé con presión alta y luego problemas cardíacos, que me llevaron a ser intervenido por el doctor (Jorge) Rigutto. Una operación importante en el Sanatorio Santa Rosa. Y sí, me cuido, y hago natación regularmente…”, acota.
“¿Quién es Hugo Arias? “Alguien a quien le gustó vivir rodeado de amigos, que se brinda por los demás… Y es cierto, tengo infinidad de conocidos, por los años en el municipio, la radio, el hecho de haber dado clases... Allí donde voy me encuentro con alguien que saludo”.
“Te acordás hermano, qué tiempos aquellos”… Vaya si tiene para rememorar y sentirse satisfecho el hombre.
Y cabe decirlo, hay muchas personas que ratifican su condición de buena gente… Entre tantos Julito Tamborini, con quien se criaron juntos y son amigos incondicionales; y también el inefable Carlos Mateu, que le adjudica a Arias la condición de “polemista incurable”. Esto es, esas personas a las que les encanta la discusión, y que “si no la gana… la empata”.
En el final creo que cabe decirlo Hugo: estamos del mismo lado…. ¿No te parece?
Una compañera de fierro.
Silvina Batisttoni es la pareja de Hugo Arias, y quienes la conocen la definen como “una persona amorosa”. Una compañera ideal de alguien a quien le gusta andar tanto.
Silvina no tiene problemas para seguirlo en cada aventura que se le ocurra a Hugo, viajando donde él se lo proponga; pero también acompañarlo a un partido de fútbol, de básquet, a algún espectáculo musical o teatral que se haga por aquí.
“Nos conocimos hace 18 años y medio, en un cumple… Él estaba en ese momento con quien era su esposa y allí charlamos porque mi madre era de Murature y él sabía de mi familia, abuelos, tíos… Pero pasó mucho tiempo hasta que volvimos a vernos: él ya estaba solo y me llamó, pero esa vez mucha bolilla no le dí”, cuenta Silvina sin problemas.
De todos modos admite que su insistencia “valió la pena. Siempre agradezco que insistió porque nos la íbamos a perder los dos. Somos re compañeros, y lo acompaño al fútbol, al básquet y a todos lados. Cuando dirigía fútbol yo iba: me llevaba la reposera, el mate y ahí estaba”, precisa.
Agrega que le llamó la atención de Hugo “su inteligencia, que está muy informado, y es una persona justa y de palabra. Lo escuchaba mucho en la radio cuando estaba con Carlitos Mateu y ahí empecé a interesarme por la cuestión política”, agrega.
Comparten muchos viajes, y no se reprochan nada cuando toman un camino que no es el mejor: “Coincidimos, vamos para allá y listo”, se ríe.
Anécdotas.
Un día, con Alejandro Levintan, se mandaron una broma en Radio Noticias, y casi le cuesta el despido a Hugo Arias. “Al aire parecía que Marcelo Bielsa nos estaba dando una entrevista después de la eliminación de la Selección en el Mundial Corea-Japón. Un poco lo maltratamos y se armó: estaba Saúl (Santesteban) escuchando desde su quinta y se vino dispuesto a echarme. Pero justo se encontró con Alejandro que le dijo: ‘Saúl, no había nota. Yo era el que hacía de Bielsa’. Por suerte lo tomó bien y no me echó, pero venía dispuesto a eso”, se divierte.
Otra anécdota tiene que ver con el bisoño veterinario que era recién llegado a Santa Rosa. “Estaba recién recibido y fui con el veterinario Arturo De La Mata a una estancia… había alguna gente mirando porque yo iba a hacer tacto para saber si la vaca estaba preñada; pero cuando estaba por meter la mano me di cuenta… ¡Me habían metido un novillo! Por suerte me di cuenta rápido porque sino todavía me estarían cargando”, completa.
Una vida en tres imágenes.
En familia.
Hugo y sus nietos: Manuel, Lola y Ema. También está en la foto Silvina Batisttoni. Una pareja que se acompaña todo el tiempo.
Hugo futbolista.
Hugo jugador de fútbol. Hace muchos años en uno de sus últimos partidos jugando para Villa Maza. Una lesión le impidió seguir. A lo mejor muchos no lo recuerdan, pero jugaba bien.
Hugo basquetbolista.
Un equipo juvenil del básquet del Club Estudiantes. Ha pasado medio siglo y los muchachos hoy están un poco cambiados. De izquierda a derecha: Chamaco Santesteban, Turco Fernández, Cacho Freidenberger, Negro Nevares, Julio Tamborini, Hugo Arias, Paco Ibáñez, Abelo Rodríguez, Clavo Teves y Sapo Carrizo.
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