Jueves 02 de mayo 2024

“Tenemos por costumbre no aflojar”

Redacción 09/03/2024 - 00.48.hs

“Seguimos trabajando y proyectando como siempre. A lo largo de nuestra historia, siempre mantuvimos la constancia y la costumbre de no aflojar por más profundas que fueran las crisis”, afirma José Luis Bergara, titular de Lácteos Don Felipe. Ya cerca de cumplir 69 años, esta planta industrial de Macachín puso en funcionamiento su propio sistema de tratamiento de efluentes y recientemente terminó de construir un nuevo depósito de insumos: “era otra asignatura pendiente. Edificamos un galpón de 17 por 25 metros, contiguo a la sala de producción, que nos permitirá ordenar la planta y liberar espacios para ampliar la quesería”, explicó.

 

Este año la fábrica continuará su nuevo proyecto de expansión, destinado a incrementar la capacidad de elaboración de quesos. “Tenemos un cuello de botella en el saladero, porque cuando alcanzamos el máximo nivel de producción solo podemos seguir elaborando muzzarella, que no requiere saladero pero tiene menor valor agregado”. Además de liberar espacio incorporaron “un pasteurizador nuevo” y ahora están “iniciando la obra civil, que esperamos terminar antes de fin de año”.

 

El plan consiste en sumar “infraestructura adicional para ampliar la sala de elaboración y el saladero, armar una sala más grande para producir muzzarella y ampliar la producción de ricota”. Si bien el incremento será gradual y dependerá de diversas condiciones, Bergara estima que “en el futuro podríamos destinar hasta un 30 por ciento más de leche a la producción de quesos”.

 

“Leche entra todos los días”.

 

En Lácteos Don Felipe ingresan diariamente entre 60 y 70 mil litros de leche aportados por unos 23 tambos de la zona. Con una planta de 40 empleados, procesa 1,6 millones de litros por mes y el 90 por ciento de ese volumen está destinado a la elaboración de quesos, que distribuye en Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, la costa atlántica y Bahía Blanca, además de distintos puntos de nuestra provincia.

 

El año pasado cumplieron un viejo anhelo, al inaugurar su propio sistema de tratamiento de efluentes. “Fue una satisfacción muy grande, porque esta producción genera cada día un efluente líquido que hasta ahora quedaba en el predio donde no podíamos darle un tratamiento adecuado”. El nuevo proceso transformó el paradigma ambiental de la fábrica: “adquirimos una desengrasadora y construimos un sistema de piletones impermeabilizados con geomembrana y destinados a degradar la materia orgánica”. Como los efluentes son absolutamente orgánicos, sin solventes ni sustancias químicas, el tratamiento resulta puramente biológico.

 

En cuanto al impacto de la situación económica, “acá entra leche todos los días y no podemos detener la producción. De todos modos, la sequía del año pasado y los costos del alimento provocaron una baja de producción de leche y por ahora los lácteos siguen vendiéndose bien. No sabemos qué pasará cuando la producción se recupere pero nosotros estamos acostumbrados a meterle para adelante”, reiteró.

 

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