Jueves 05 de junio 2025

La CTA se partió y la pelea es hasta por el control del edificio

Redacción 06/01/2011 - 00.52.hs

No es un drama insuperable del movimiento obrero la división de una central. Ha pasado muchas veces en la historia argentina. Lo dramático es que no se esclarezcan las razones políticas de la división de la CTA.
EMILIO MARIN
El último coletazo de esta trama se produjo esta semana. Quien se adjudica la victoria en los comicios de la central, Pablo Micheli, de la Lista 1, acudió al local de Piedras 1065 a tomar posesión de la oficina de la secretaría general ocupada por Hugo Yasky, que encabezó la Lista 10.
El estatal Micheli no pudo concretar su objetivo; el docente Yasky no estaba, pero sí varios colaboradores suyos, quienes no le permitieron el ingreso.
El desairado se conformó, por el momento, con una oficina que supo ser de Víctor De Gennaro. Micheli concurrió a las elecciones del 23 de septiembre con el apoyo explícito de De Gennaro y el diputado Claudio Lozano. Más aún, en el lanzamiento de la Lista 1, Micheli manifestó que ya tenía candidato a presidente para 2011: De Gennaro.
En realidad el "Tano" reunió su "Instrumento Electoral para la Unidad Popular" con restos del "SI" -sector de Eduardo Macaluse- y "Buenos Aires para Todos" de Lozano, anidando en Proyecto Sur. Aún es temprano para saber qué candidatura le toca, descontando que la presidencial es de Pino Solanas.

 

Orientación política.
Yasky lideró la Lista 10 y tuvo como aliados a Pedro Wasiejko del sindicato del Neumático, "Nono" Frondizi de ATE y Roberto Baradel del Suteba.
La orientación política de esta corriente podría definirse como cercana al kirchnerismo, sin ser kirchnerista. O sea, aplaudieron la Asignación Universal por Hijo (tan criticada por Lozano), la nacionalización de Aerolíneas (a la que tantos peros pusieron Lozano y Solanas) y particularmente la ley de medios de comunicación audiovisual. Sin embargo, quienes integraron la Lista 10 no tuvieron inconvenientes en criticar a Daniel Scioli y su proyecto de bajar la edad de imputabilidad de los menores, proponer un salario mínimo más elevado que el fijado por el gobierno de Cristina Fernández y reclamar la personería de la CTA. La otra parte, la de Micheli, también bregó por este objetivo incumplido.
Las elecciones de la central fueron hace 105 días. Y no hubo un resultado claro. Yasky denunció el fraude pero la Junta Electoral presidida por Rodolfo Córdoba (afín a la 1) proclamó ganador a Micheli dos veces. Como la primera proclamación fue impugnada y dio lugar a la intervención de un Tribunal Arbitral Autónomo, compuesto por cinco abogados laboralistas de prestigio, Córdoba terminó achicando a 11.500 los sufragios a favor de la Lista 1.
Ese TAA resolvió que se volviera a votar en tres provincias (Misiones, Tucumán y Mendoza) y en otras 50 urnas de siete provincias. En el medio, tanto Micheli como Yasky sostuvieron que eran los verdaderos secretarios generales. La pelea de dos ex íntimos aliados no daba respiros. Evocaba a la película de Danny de Vito; el de Michael Douglas y Kathleen Turner no era un divorcio cualquiera.

 

Sin padrones depurados
El Tribunal Arbitral se pronunció el 18 de octubre por votar nuevamente pero hubo varios desencuentros. Uno, Micheli sostenía que mientras no se hicieran esos comicios, él debía ser reconocido como el secretario general electo. La otra parte le dijo nones.
Otra diferencia, sustancial, fue que Yasky reclamó nuevos padrones entregados 15 días antes, para depurar lo que había servido al fraude, y nuevos delegados electorales para controlar in situ. Sus rivales se negaron a la petición y fijaron la votación para el 9 de diciembre.
Ese día estaba convocada la Mesa Nacional para tratar el temario propuesto por Yasky, de votar el 17 de marzo próximo. Micheli y su corriente llegaron a Piedras 1065, dijeron ser 16 contra 15 de Yasky, y votaron para que las elecciones ¡fueran ese mismo día! Luego de labrar un acta con escribano público, se retiraron.
Yasky, cuyo mandato había sido prorrogado el 2 de noviembre por el Ministerio de Trabajo, adujo que -por Estatuto- no se podía cambiar el temario de una reunión de Mesa. E hizo votar la moción de que los comicios se hicieran en marzo; otro escribano constató que -por 15 votos contra 0-, se había aprobado.
Los números de ese máximo organismo de dirección quedaron así: de los 35 miembros originales, desertó Milagro Sala; quedaron 34, de los cuales el estatal reúne 16, el docente 15 y hay tres ausentes por diferentes motivos. El quórum para sesionar lo dan 18 directivos, número que hoy no cuentan ni unos ni otros. Yasky sostuvo que el 9 de diciembre, al acudir los representantes de la oposición, tuvo el quórum con creces.

 

Legitimidad.
Pero lo más importante es preguntarse sobre la legitimidad y legalidad o no de los comicios hechos por la parcialidad de la 1.
Si el TAA admitió graves irregularidades en tres provincias y en otras mesas, suena coherente lo de Yasky, de no volver a incurrir en los mismos vicios, con los padrones inflados, y de que hubiera nuevos delegados electorales para evitar otro escándalo.
No parece serio que Micheli concurra a una reunión de Mesa el 9 de diciembre para convalidar comicios que se realizaban en esa jornada.
El Ministerio de Trabajo resolvió el 7 de diciembre no convalidar tales elecciones pues una nota del secretario adjunto (Micheli) las solicitaba y otra del secretario general (Yasky) las impugnaba. La jueza laboral Gloria Pasten ordenó a Micheli que no asumiera el 14 de diciembre, haciendo lugar a una medida cautelar presentada por el actual secretario.

 

"Es la política, estúpido"
Se conoce la parte final de esta película. Micheli desoyó la intimación de la jueza y asumió con un acto político frente al ministerio de Carlos Tomada, el 14 de diciembre.
La jueza Pasten iba a ser ascendida a camarista y su pliego estaba en el Senado, donde fue impugnada por Rubén Giustiniani, aliado de Micheli, en una demostración de qué poco le importa la independencia de la justicia. Ante ese apriete, Pasten se excusó de seguir interviniendo y fue reemplazada por Pablo Candal, quien denegó la cautelar solicitada por Yasky y dio por válida la convocatoria del 9 de diciembre. Con ese fallo en el bolsillo llegó Micheli a buscar la oficina del secretario general.
En este momento los dos sectores, peleados a muerte, comparten esa sede pero consideran que están allí durmiendo con el enemigo. Y se tratan como tales: menudean los insultos de "autistas", "locos", "okupas", "truchos", etc. De este nivel de enfrentamiento no se vuelve.
Para la Central nacida en 1992 esta división política tira abajo su lema central de ser "independiente del Estado, la patronal y los partidos políticos", que en el fondo quería decir que la política estaba afuera de la Central. Esta pretensión apolítica fue equivocada y de imposible cumplimiento además, como se vio en esta crisis.

 

Diferente a la CGT.
La CTA siempre tuvo un alineamiento político de centroizquierda, diferenciada de la CGT y su condición de "columna vertebral" del peronismo. Sucede que esa centroizquierda, tras la crisis de 2001, se fue escindiendo en varias ramas: Elisa Carrió, el socialismo, el Frente Grande, ARI, Solanas, De Gennaro, Martín Sabbatella, Edgardo Depetri, Libres del Sur, etc. Hubo una gran dispersión y un gran reagrupamiento, fruto de los coletazos de la crisis de 2001-2002 y posteriormente con el gobierno de los Kirchner. Eso fue partiendo las aguas y ubicando a cada fuerza en una posición diferente.
Micheli acusa a Yasky de "kirchnerista", aunque éste es parte de Nuevo Encuentro, con Sabbatella. También dice que quiere disolver la CTA dentro de la CGT. Yasky ha explicado que con Moyano sólo es posible una "unidad en la acción" por temas puntuales, como fueron los despidos del "Grupo Uno" en radios de Rosario.
En cambio es verdad que Micheli asumió el 14 de diciembre con el apoyo de la oposición: Ricardo Alfonsín, Giustiniani, Margarita Stolbizer, Ulises Forte, Pino Solanas, Juan Carlos Alderete (CCC sojera) y otros.
Al estatal no se lo vio en ninguna de las grandes marchas y actos populares en apoyo a la ley de medios. Sí convocó frente al Congreso el mismo día que Luis Barrionuevo y Momo Venegas apoyaban al proyecto del 82 por ciento sin financiamiento para los jubilados, votado por el "Grupo A".
La lectura política del dirigente de la Lista 1 es similar a la de la oposición de centro-derecha y derecha, como cuando pronosticó que "2011 va a ser un año conflictivo en estas condiciones, se están gestando condiciones similares a lo de 2001". En esa apreciación coincide con Duhalde, Macri, Solanas y Pitrola.
No hay "locuras" ni "autismos" como explicación de la división. Es la política. Simplemente la política, que partió a la Central. Cada una de las mitades debería aplicar la política que le parece mejor y volver a crecer.
Resta esperar que el drama no tenga el final de "La Guerra de los Roses", con Yasky y Micheli agarrados de las arañas de luces. Piedras 1065, que antes perteneció a un laboratorio, tiene techos muy altos.

 


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