Miércoles 14 de mayo 2025

Cuando la lengua enerva al bizarro

Redacción 26/03/2011 - 08.25.hs

Señor Director:
El oficio de corrector de pruebas, que transité desde muy joven, ya no, me dispone a indagar sobre el uso de algunas palabras que suelen desconcertarme porque les conocí otra acepción, a veces diametralmente opuesta.
Ahora me atraen dos vocablos que muestran esa disparidad: bizarro y enervar. Adjetivo y verbo. Como verbo, enervar es transitivo, pero se complica porque se ha admitido también un uso pronominal.
Bizarro tiene toda una historia. La Real Academia parte de admitir como origen la voz italiana bizzarro (iracundo), con el significado de valiente (esforzado), generoso, lucido, espléndido. El Larousse coincide y califica como galicismo su uso con la acepción gala de extravagante, fantástico, caprichoso. Si bien un valiente puede ser también extravagante, quise entender el avance de la acepción señalada como galicismo. Observé que los más influidos por el inglés tienden a usar bizarro como equivalente de raro, extraño. Puede que los ingleses lo hayan tomado del francés, como han hecho con tantas otras palabras, y que en nuestro uso sea esta acepción la que tiende a predominar por el avance de la lengua de Shakespeare. Un estudioso dice que puede ser de origen castizo, con cuna vasca, por bizar (barba) y alguien conjetura que el hombre barbado bien pudo ser reconocido como valiente y espléndido. En la letra de una canción patria se dice de nuestros soldados que marchan "llenos de orgullo y bizarría" (si no recuerdo mal), o sea llenos de valor y resolución. En cambio, pensar a un granadero como "raro" podría parecer incongruencia o broma de mal gusto. Leí que un alumno de inglés dice que su profesor, un inglés, contó que sus compatriotas, en una excursión que hicieron en los Pirineos vascos (hubo allí un asentamiento inglés), escucharon que los centinelas vascos usaban esa voz, tal vez para advertir que ya estaban ahí los de barba (los ingleses), pero que éstos entendieron que traslucía extrañeza ante personas de aspecto y comportamiento que pudieron parecerles extraños, raros, extravagantes. Todo puede ser. Dado que el uso manda, esta voz está instalada con ese doble uso, por ahora con tendencia al predominio del sentido de raro, extravagante. Lo prudente es usarla en contextos claros, para que el oyente o lector sepa cuál de los sentidos debe tomar.
Con el verbo enervar pasa lo mismo. En nuestra lengua fue usado inicialmente en el sentido de debilitar o relajar, pero desde el siglo XIX comenzó a pesar la influencia francesa con el significado de excitar, irritar. Decir, pues, que "Juan me enerva" puede ser entendido como que me tranquiliza, me relaja, o que me saca de las casillas. ¿Qué pasa conmigo en la relación con Juan? El Diccionario Panhispánico de Dudas le abre camino a la acepción francesa. Dice que "aún se conserva" el significado latino de debilitar o relajar, pero que el uso de ese verbo como excitar o irritar está "asentado en la norma culta y debe considerarse aceptable". Como en el caso de bizarro, si queremos evitar equívocos debemos usarlo en un contexto que clarifique el sentido o significado que queremos darle en cada caso. He observado que una aparente mayoría de quienes escriben o hablan en los medios de prensa, prefiere la acepción más reciente. Bizarro, ahora, es casi siempre sinónimo de raro o extravagante, y también como si se tratase de algo disparatado o que demanda aclaración. Lo mismo cabe decir acerca de evento, otra de esas voces que se muestran como recipientes neutros, a cargar (o descargar o sobrecargar por el uso) con significados. Nos remitía a acaecimiento, a hecho imprevisto; ahora se usa abundantemente como acontecimiento, hecho o suceso, especialmente cuando se los anuncia. Decíamos "a todo evento" (pase lo que pasare, pues no podemos estar seguros). Ahora el evento tiene programa, hora y lugar. Decía que algo ha sucedido; ahora dice que algo va suceder.
Atentamente:
JOTAVE

 


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