Miércoles 21 de mayo 2025

Un convenio frenado, una postura ambigua

Redacción 17/04/2013 - 04.03.hs

"He hablado con el gobernador de Mendoza y tiene la mejor buena predisposición, incluso me ha manifestado que si quieren él viene a la provincia de La Pampa a hablar acá con los pampeanos, a conversar. Tiene la mejor buena predisposición. (...) Estando yo presente la presidenta llamó al jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina y nos reunimos a las 11 del día siguiente. Abal Medina habló con el gobernador de Mendoza y llamó al señor Gastón Suárez, que iba a ser el nexo con nosotros".
"No es un tema fácil. La lucha es toda una vida. El avance fue haber firmado con el gobernador mendocino este convenio impulsado por la presidenta de la Nación. Contamos en este momento con su apoyo y le ha encomendado al jefe de Gabinete (Juan Manuel Abal Medina) para que personalmente trabaje con los gobernadores en la búsqueda de los acuerdos necesarios. (...) Creo que la oposición no lo apoyó a Jaque. Estamos hablando de los años que pasaron, que impulsó y trató de aprobarlo. Hizo obras en consonancia con lo que decía el convenio, fue avanzando. Estaba absolutamente convencido que tenía que llevarlo adelante y de hecho fue quien lo firmó".
Contra lo que podría pensar el lector, no se trata de dos versiones del mismo encuentro entre los gobernadores de La Pampa y Mendoza. El primer texto corresponde a lo expresado por Oscar Jorge hace casi exactamente un año, el 18 de abril de 2012, mientras que el otro es la reproducción textual de lo expresado a este diario el viernes pasado. Palabras más o menos, dicen exactamente lo mismo, con la diferencia de que entre una y otra declaración median doce meses de negociaciones para poner en vigencia el convenio firmado para que las aguas del río Atuel lleguen a La Pampa. Es evidente que Mendoza y Nación han propuesto "el juego de la buena pipa" y nuestra provincia lo ha aceptado casi con ingenuidad y, si se quiere, empecinamiento. De paso, Jorge parece haberle dado una mano al mandatario cuyano al decir que "hizo obras en consonancia con lo que decía el convenio" y que "fue avanzando" en ese sentido. Olvidándose que esas obras fueron solo las que favorecían a Mendoza. Desde luego que así cualquiera tiene "la mejor buena predisposición".
Lo que se opina en esta columna ha sido considerado en el oficialismo como una posición "tremendista" en materia de recursos hídricos. Hasta se ha dicho que esta línea es "carente de visión ante negociaciones que apuntan a buen puerto". La realidad, de la que los fragmentos transcriptos son una parte, demuestra que no parece haber plafón alguno para un acuerdo, ya que Mendoza -por una u otra causa- ha inmovilizado el convenio de 2008 pese a que, tal como se ha dicho, le es abiertamente favorable.
A esta altura de los acontecimientos, el Ejecutivo pampeano no puede seguir en la postura de anhelar un futuro de buenas noticias, que nunca se producen, por más que intervengan altos funcionarios del gabinete nacional en las discusiones. Es más, la propia presidenta, que hace años en una visita a La Pampa prometió una pronta solución al problema del río Atuel, ha quedado en una posición desairada. Esta se acentúa cuando sus propios asesores son incapaces de advertirle que, al tolerar el statu quo cuyano, está debilitando la doctrina que la Nación sostiene en el orden internacional, tal como ocurre en los temas de unidad y comité de cuenca, de los que Mendoza no quiere ni oír hablar.
Podría decirse que esa incongruente actitud en el plano nacional tiene su correlato en la provincia. No de otro modo puede explicarse que mientras se opina desde las esferas gubernamentales que "todo lo que podamos hacer los pampeanos en la lucha por el río, bienvenido sea", el gobernador siga con la postura de no recibir a las entidades populares de defensa de esa misma causa que desde hace varios años le solicitan una entrevista.

 


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