Martes 30 de abril 2024

Cipayismo inaudito

Redacción 10/04/2024 - 00.13.hs

En sus recientes entrevistas con la generala del Comando sur de los Estados Unidos, el presidente Milei ha mostrado –y hasta podría decirse que “ha hecho gala”—de un nivel de cipayismo inaudito. Sostienen esta afirmación tanto el viaje para entrevistar a la militar en Ushuaia, en una suerte de desagravio para quien el gobernador de la provincia, en un gesto de dignidad, se negó a recibir, como la declaración en palabras del mandatario: "Con nosotros se inaugura una nueva época de las relaciones de Argentina con el mundo. Nuestra alianza con los Estados Unidos, demostrada a lo largo de estos primeros meses de gestión, es una declaración para el mundo de que, luego de décadas de discursos rimbombantes y pactos espurios, la Argentina ha decidido retomar el rol protagónico que nunca debió abandonar".

 

La evidentemente corta percepción del mundo actual que tiene Milei no alcanza a comprender lo que implica la palabra “alianza” en su sentido último y más claro, una expresión que empujaría al país a apoyar a EE.UU. aún en sus más alocadas intervenciones que apuntalan su política exterior, de lo que sobran ejemplos en el último medio siglo. No se trata ya de un acto de cipayismo (como aquel en que incurriera Menem al enviar una muy reducida fuerza naval a la Guerra del Golfo, gesto de significación por otra parte que rompiera la posición neutral de Argentina). Aquí hay un entreguismo manifiesto que refrenda el desvergonzado anuncio de la instalación de una base naval en el extremo sur, lo que cambiará la concepción geopolítica para con Argentina que, para el caso de un eventual conflicto, pasaría a ser un blanco.

 

Pero las consecuencias de esta inaudita jugada estratégica se notarán en la parte económica del país. China, que va en camino de convertirse en la primera potencia mundial (cosa que los Estados Unidos quieren evitar a todo trance) no tolerará seguramente las provocaciones de que está siendo víctima por parte del gobierno argentino. Esas actitudes se ejemplifican en el anular su participación en la construcción de las grandes represas santacruceñas y la torpe sugerencia de que la base que el país asiático tiene en Neuquén no es de carácter científico sino militar. Es muy posible que los chinos dejen la condición de primer cliente en cuanto a la compra de soja y vuelquen su consumo, y sus divisas, a otros productores, caso de Brasil. ¿Qué diría al respecto el frente político económico identificado como “el campo”?

 

Mal que nos pese, hay en el tema y las acciones un sector de intereses e injerencia directa en el tema: los militares. El sector castrense argentino siempre ha sido un buen alumno de la política norteamericana, al menos hasta la Guerra de Malvinas, donde se vio decepcionado por la falta de apoyo, o siquiera de neutralidad, del país del norte. ¿Tolerará en silencio esta negación de un nacionalismo que es, al fin y al cabo, la esencia de su condición? Hay que tener presente que en la misma línea de desnacionalización figura la anulación de la adelantada política nuclear argentina o la compra de una veintena de aviones chatarra con destino –y detrimento- de la Fuerza Aérea.

 

La opinión legislativa, que incluye a partidarios del gobierno, puede sintetizarse en las palabras del diputado Leopoldo Moreau: "Temo que el presidente no tomó nota ni del fin de la guerra fría ni de la geopolítica que hoy se observa en el mundo. Su servilismo es humillante. Creo que nadie le pidió tanto. Ni las autoridades de los Estados Unidos".

 

Esas palabras pueden apoyarse en un ejemplo doloroso: durante la visita de la militar estadounidense a Ushuaia, en los mástiles la bandera argentina flameó por debajo de la norteamericana.

 

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