Miércoles 01 de mayo 2024

Hechos desconcertantes

Redacción 08/01/2024 - 00.14.hs

A medida que pasan los días, los dichos y hechos del presidente Milei se vuelven cada vez más desconcertantes para quienes lo votaron confiando en sus desmesuradas pautas preelectorales.

 

Hasta un par de días atrás, a un mes de su triunfo en las elecciones, todavía no había pasado a vivir en la residencia presidencial de Olivos, y continuaba alojándose en un lujoso hotel de la Capital Federal. Para más -según los cronistas capitalinos- el establecimiento pertenece a un hombre de negocios conocido del presidente, lo que lleva a la vieja frase de que “quien favores recibe obligado queda”.

 

Además, según trascendidos que no se desmintieron hasta ahora, la demora en el traslado, o parte de ella al menos, se debe a que todavía no estaban debidamente acondicionadas las habitaciones para los perros de Milei, por lo que parece en piezas individuales y a estar por lo que había hablado con el saliente mandatario, Alberto Fernández. Fue terminante: “Voy a Olivos cuando me terminen de armar las cosas para llevar a mis hijitos de cuatro patas”.

 

A esta -por darle un calificativo- pintoresca circunstancia se debe agregar el papelón inducido por su vocero (evidentemente alguien no habituado a esas lides) cuando pretendió que en un reciente y comentado viaje a Mar del Plata Milei había pagado el pasaje de su propio bolsillo, cuando los elementos probatorios presentados por el propio vocero evidenciaban lo contrario, sin dejar dudas. Además hubo un sugestivo silencio cuando se planteó por cuenta de quién corrieron los pasajes de la numerosa comitiva oficial que acompaña al presidente: custodios, vocero, esteticistas…

 

El motivo central que motivó ese viaje fue, según la palabra oficial, asistir a un espectáculo teatral en el que participaba su pareja, con quien tuvo un muy pintoresco diálogo en el escenario. Ante semejantes manifestaciones, que pueden agregarse a su visita a Bahía Blanca vistiendo ropas militares, cabe considerar una cuestión que han tratado varias columnas periodísticas: ¿entre sus numerosos asesores no tiene el presidente alguien que lo oriente cuando sus actos o palabras lo acercan al ridículo?

 

Lamentablemente, las imprudencias para con su imagen no se limitan a esas actividades que se podrían llamar “de entrecasa”.

 

En tanto, las últimas declaraciones de Milei han llevado al país a un brete del que será muy difícil salir, máxime que se dieron en el ámbito internacional. Es que a su abrupta negativa a que Argentina integrara los Brics, una de las concreciones en el mundo de mayor peso político y económico de los últimos años, se agregó la terminante declaración del “compromiso inalterable con el Estado de Israel y con el pueblo judío en la lucha contra el terrorismo islámico, por la paz y la libertad”, tomando partido abiertamente por el estado judío y calificando livianamente a los palestinos, que desde hace años luchan por tener un lugar en el mundo. Como no podía ser de otro modo, esa declaración incomodó, y mucho, a la comunidad árabe en la Argentina.

 

Si se unen estas palabras con la ya manifiesta enemistad con las posiciones de izquierda, cualesquiera que sean, ¿hay que dar por sentado que en la próxima Asamblea General de Naciones Unidas la Argentina, abandonando una tradición neutralista y que hace a los mismos orígenes de su población, ¿será el único país que acompañará a Israel y los Estados Unidos al votar contra un mundo que coincide con el reclamo palestino?

 

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