Jueves 15 de mayo 2025

La guerra militar y la guerra mediática

Redacción 25/02/2022 - 01.16.hs

El gobierno de Alemania prohibió las emisiones del canal de noticias ruso RT. La información no aparece prácticamente en ningún medio occidental pero habla a las claras de la guerra mediática desatada entre el Occidente autoproclamado "democrático" y "civilizado" y la Rusia "asiática y gobernada por un dictador". Si un acto de censura análogo hubiera afectado a las cadenas televisivas occidentales el ruido habría sido más fuerte que el de las bombas que están estallando en Ucrania.

 

El objetivo ostensible de la OTAN, comandada por Estados Unidos junto a sus dóciles aliados europeos, es el de acorralar y humillar a Rusia. El avance de la alianza militar hacia el este, incorporando países hasta las puertas mismas de Rusia iba a desatar, más temprano que tarde, la reacción que finalmente tuvo lugar este miércoles. El gobierno de Putin venía reclamando desde hace tiempo ante esa agresividad innecesaria, como también por los bombardeos de Kiev contra la región de Donbas que han provocado miles de muertos y la fuga masiva de población hacia territorio ruso. Ninguna de esas advertencias fue escuchada. Por el contrario, cargamentos de armas made in USA no pararon de llegar a Ucrania. Y la incorporación de ese país a la OTAN nunca dejó de estar en la mira.

 

Ningún medio occidental recuerda el golpe de Estado de 2014, contra un gobierno elegido por el voto popular, que instaló en Ucrania un régimen de ultraderecha, con elementos fascistas y pronazis. Ese quiebre institucional fue promovido por Washington y contó con la participación activa de conocidas figuras del establishment norteamericano. Las provincias orientales de la región de Donbas resistieron el golpe y recibieron una violenta respuesta de Kiev: bombardeos que no se detuvieron con el Acuerdo de Minsk. Francia y Alemania firmaron ese tratado como garantes pero no movieron un dedo ante su violación a pesar de los reclamos de Rusia.

 

EEUU y Europa se horrorizan por el reconocimiento de esas provincias ucranianas como repúblicas independientes por parte de Rusia, pero el pasado los condena. ¿No hicieron lo mismo cuando descuartizaron a Yugoslavia y reconocieron de inmediato a Croacia y Eslovenia? Inglaterra ocupa las islas Malvinas con la aprobación de EEUU. Israel ocupa impunemente territorio palestino sin que nadie diga nada. ¿Y Guantánamo, en Cuba? ¿Y Gibraltar, en España? ¿Y el reconocimiento de Juan Guaidó como "presidente encargado" de Venezuela?

 

Hay demasiados ejemplos y demasiada hipocresía en este ajedrez internacional. Y demasiado silencio en los grandes medios de comunicación americanos y europeos. Incluso en muchos autopercibidos "progresistas" que recitan sin chistar el dogma pro-occidental.

 

Casi toda la prensa se esfuerza por presentar estas acciones militares como un enfrentamiento entre Rusia y Ucrania. Los informes se entretienen en usar los adjetivos más descalificadores contra el gobierno ruso mencionando solo al pasar, y a veces ni eso, el papel decisivo de Estados Unidos y la OTAN en el desarrollo de los acontecimientos.

 

La primera víctima de una guerra es la verdad. Las manipulaciones mediáticas que estamos presenciando nos indican que, otra vez, se confirma la validez de esa sentencia.

 

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