Martes 07 de mayo 2024

Los pájaros no existen

Redacción 12/12/2021 - 15.51.hs

Peter McIndoe nació hace unos 23 años en la zona rural de Arkansas, en el sur de EEUU. Nunca fue a la escuela, ya que sus padres lo educaron en casa, en base a una dieta de teorías conspirativas, tales como que la evolución biológica de Charles Darwin era en realidad un plan de lavado de cerebros ideado por el Partido Demócrata, y que el presidente (negro) Barak Obama era "el anticristo". Irónicamente, McIndoe se encontró con la realidad cuando accedió a internet, en particular, los documentales disponibles en Youtube. Se fue de su casa a los 18 para ir a la universidad, y eventualmente también abandonó los estudios, hasta convertirse, hoy, en el líder de un curioso movimiento llamado "Birds aren't real" (los pájaros no son reales).

 

Memphis.

 

Fue en Memphis, Tennessee, donde vive actualmente, que el joven McIndoe fue filmado -sin él saberlo- mientras creaba una de sus parodias delirantes de las teorías conspirativas que él había mamado desde chico, como tantos de su generación. Improvisando un monólogo, elaboró la teoría de que los pájaros que vemos todos los días, en realidad, son drones creados por el gobierno de EEUU para espiar a la población: sus ojos son cámaras, sus picos, micrófonos. ¿Y para qué se posan en los cables de electricidad? Obviamente, para recargar sus baterías.

 

El video se hizo viral, y dio origen a un movimiento con decenas de miles de seguidores, cuya contundente consigna, "Los pájaros no son reales" ha inundado no sólo las redes sociales, sino que aparece también en los escaparates publicitarios, en las remeras y las gorras, por todo el país.

 

El delirio ha llegado a extremos tales como convocar a manifestaciones frente a los cuarteles generales de la red social Tweeter, demandando la supresión del logotipo de esa compañía, que es un pajarito. Otro tanto ocurrió en la sede de un equipo de baseball llamado "Cardinals" (los Cardenales) cuyo símbolo también es un plumífero alado.

 

Delirio.

 

A aquel video inicial le siguieron otros, incluyendo uno en el que un actor, posando de ex agente de la CIA, explica la estructura y las funciones de estos supuestos robots espías. No muy distinto del procedimiento de otras teorías conspirativas como QAnon, por ejemplo, cuya idea central es que el mundo está dominado por una elite de pedófilos pertenecientes al Partido Demócrata.

 

Las cuentas oficiales de "Birds aren't real" en Tik Tok tienen cientos de miles de seguidores, y McIndoe percibe miles de dólares mensuales por la venta de la mercadería generada por esta marca, adoptada con pasión por los jóvenes de su generación.

 

Por momentos da para preguntarse si en toda esta suerte de broma no se está ingresando en la ilegalidad. Pero los impulsores del movimiento ya han salido a aclarar que, en realidad, no dudan de que los pájaros sean reales, sino que están en una cruzada para combatir las teorías conspirativas, usando sus mismos métodos: como lo pusieron, textualmente, "combatir la locura con más locura".

 

Combate.

 

El movimiento, entonces, es una parodia con causa. Y es que, en el mundo de la post-verdad, dominado por teorías conspirativas virales, los jóvenes parecen haber encontrado aquí un modo de pelear contra -y burlarse de- la desinformación reinante. El arma parece ser el absurdo. La referente Claire Chronis, de 22 años, asegura que "es un modo de combatir problemas del mundo que realmente no pueden ser combatidos de otro modo".

 

Dentro de esa impostura, McIndoe mantuvo durante años la apariencia de creer efectivamente en su teoría, hasta que finalmente se decidió a "salir del personaje", cuando consideró que había probado lo que quería probar. De todos modos, aclara, siempre tuvieron cuidado de que la idea fuera presentada en forma ridícula, sin esforzarse demasiado en aparentar realismo.

 

Los jóvenes parecen haber encontrado, en este chiste, una forma de procesar el absurdo del mundo que los rodea. Incluso aquellos que militan en causas tales como el control de las armas de fuego -cuyas víctimas suelen ser estudiantes de la escuela secundaria- o el feminismo. Integrantes del movimiento lograron, incluso, infiltrarse en mitines de partidarios de Donald Trump para difundir su evangelio de los pájaros robots. ¡Y fueron escuchados con seria atención!

 

Hay una generación que está creciendo entre problemas de una gravedad terminal, como el calentamiento global, la crisis de legitimidad política, la prostitución de los grandes medios de comunicación, y el resurgimiento del odio y el fascismo. No todos adoptan la actitud severa de una Greta Thunberg, que por momentos parece una niña santa medieval. Muchos, se ve, han optado por el sarcasmo. No son ellos quienes crearon el ridículo: simplemente lo están reflejando.

 

PETRONIO

 

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