Un doble golpe contra Milei en el Poder Judicial
La Corte Suprema de Justicia no escapa a la crisis política que vive el país. Con la renuncia de Manuel García Mansilla quedó de nuevo integrada por tres ministros. ¿La paridad de género? Mal, gracias.
IRINA SANTESTEBAN
El intento del presidente Javier Milei de completar la integración del máximo Tribunal del país con jueces que le aseguren “tranquilidad” institucional en su gobierno, en medio de una crisis económica y social que se descarga impiadosa sobre el pueblo argentino, recibió en menos de una semana un doble rechazo.
García Mansilla: ¡Afuera!
El grito de guerra con el que Milei viene desmantelando el Estado, con la destrucción y ajuste en áreas de alto impacto social como Salud, Educación, Ciencia, etcétera, esta vez se le volvió en contra y se lo gritaron 39 senadores. En efecto, el juez quedó “¡Afuera!” luego de la no aprobación de su pliego por la Cámara Alta, que es la que debe confirmar el nombramiento de los jueces federales y de la Corte Suprema, facultad que la Constitución Nacional pone en el presidente, pero sujeta a la aprobación del Senado.
Y como el miedo no es sonso, a los cuatro días de esa decisión, García Mansilla renunció, no sea cosa que la medida cautelar que le dictara el juez federal de La Plata, Alejo Ramos Padilla, le trajera algunas consecuencias. En el recurso por inconstitucionalidad que presentaron diversas organizaciones de la sociedad civil y personalidades como Jonatan Baldiviezo (Observatorio del Derecho a la Ciudad), Poder Ciudadano, CELS, Inecip y otras, Ramos Padilla le ordenó abstenerse de dictar resoluciones y firmar fallos, ya que de hacerlo podría acarrearle “sanciones penales y/o pecuniarias”. Y aunque parece que GM estuvo firmando fallos durante algunas jornadas, el lunes pasado finalmente presentó su renuncia. Hasta Elisa Carrió se había presentado contra el fallido juez de la Corte, como “amicus curiae” (amiga del tribunal).
Igual que Macri.
No es la primera vez que un presidente intenta designar por decreto a un juez de la Corte Suprema, salteándose el procedimiento constitucional. Ya lo había hecho Mauricio Macri apenas asumió, cuando designó a Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz mediante un decreto, sin habilitar el debate en el Senado, con audiencias públicas y presentación de antecedentes. Sin embargo, ante el repudio generalizado que esa decisión originó, los designados no juraron hasta que el Senado, con el imprescindible voto de los senadores peronistas bajo el mando de Miguel Pichetto, aprobó sus pliegos. Ambos jueces integran hoy la Corte y el presidente Rosatti convalidó el nombramiento irregular de García Mansilla al tomarle juramento en una “ceremonia secreta”.
Milei intentó hacer lo mismo que Macri pero peor y le salió mal, porque luego de demorar el tratamiento de los pliegos de ambos candidatos durante casi un año, finalmente el jueves pasado el Senado los rechazó, con lo cual ambos quedan inhabilitados para integrar el máximo Tribunal. Lijo se quedará como juez federal, cargo que prudentemente no resignó, para no quedarse “en pampa y la vía”. García Mansilla cargará con el oprobio de haber aceptado jurar el cargo, en un procedimiento totalmente inconstitucional, justamente él, que fue decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral, ligada al Opus Dei. ¡Perlitas de la educación privada!
Hasta el conservador diario La Nación cuestionó al juez irregular, por haber afirmado en la Comisión de Acuerdos del Senado, en oportunidad de la audiencia pública para el tratamiento de su pliego, que él “no hubiera aceptado” ser designado por decreto como hicieron Rosenkrantz y Rosatti. Sin embargo, aceptó y hasta juró como juez trucho, mediante una designación “en comisión” que fue cuestionada no solo por Ramos Padilla, sino también por el abogado constitucionalista Eduardo Barcesat, el ex ministro de la Corte Eugenio Zaffaroni y hasta por cuarenta profesionales y académicos del Derecho en una solicitada.
Corte machirula.
El caso “García Mansilla” es una mancha más para una Corte que ya acumula muchas en su gastada y camuflada piel. Además de sus vaivenes jurisprudenciales -defensora de derechos laborales y de género en épocas kirchneristas, justificando los ajustes en tiempos macristas y mileístas- la integración absolutamente masculina del máximo Tribunal ha generado críticas desde diversas organizaciones, incluyendo la Asociación de Mujeres Juezas (AMJA).
“La falta de representación de mujeres y diversidades en la Corte Suprema constituye un gran obstáculo hacia la construcción y fortalecimiento de una Justicia más equitativa, con perspectiva de género. La propuesta restringida de candidatos varones es contraria tanto a los lineamientos constitucionales de igualdad y no discriminación como a la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw), a la que Argentina está adherida y que no solo reflejan un retroceso en materia de derechos frente a la igualdad de género en nuestro país, si no que perjudica estructuralmente nuestro sistema judicial y democrático” (GuarazZ, Candelaria; “La Corte Suprema en la mira: entre retrocesos y desigualdades de género”; 29 Ago 2024 - https://www.andhes.org.ar/contenido/154/corte-suprema-mira-entre-retrocesos-desigualdades-genero.html).
Según esta abogada, que es miembro de Andhes (Abogadas y Abogados del NOA en Derechos Humanos y Estudios Sociales) integrada por profesionales y estudiantes de Derecho del noroeste argentino, desde la creación de la Corte Suprema en 1863 “… solo 3 mujeres han ocupado el cargo de jueza, frente a 108 hombres, lo que representa una participación histórica de menos del 5%”.
No es de extrañar que Milei quiera perpetuar una integración de solo varones en la Corte Suprema: es el reflejo de su ideología ultraderechista y su misoginia. Así lo expresó en el discurso bochornoso que dio en el Foro de Davos, en enero de este año, y así le respondió el movimiento feminista, de las diversidades y antifascista, en la enorme movilización del 1F.
Artículos relacionados