Viernes 03 de mayo 2024

Vergüenza diplomática

Redacción 04/03/2023 - 11.15.hs

El olvido suele ser el gran remedio de los errores políticos, y a él apuestan a menudo los gobiernos, como se puede advertir en ejemplos nada lejanos. Por eso, cuando una noticia destaca un error suelen aparecer generosa y sospechosamente cantidad de noticias que motivan el interés público y, simultáneamente, lo desvían del interés de los lectores.

 

Algo así ocurrió siete años años atrás, en 2016, cuando ante el pasmo de los argentinos no alienados por la propaganda macrista, el gobierno nacional firmó un acuerdo según el cual nuestro país le entregaba a la Gran Bretaña la explotación de los recursos naturales de las Islas Malvinas. Si quien ve estas líneas es un lector no del todo avisado, vale la pena reiterarlo y dicho de una manera más directa: la Argentina dejaba en manos de los ingleses el aprovechamiento de la riqueza natural de las islas, lo que equivaldría a decir minerales, pesca, petróleo y cuanto puede develar la técnica moderna y sea de interés económico. El pacto establecía "remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas" y daba total facilidad para activar la explotación de "comercio, pesca, navegación e hidrocarburos"en zonas del Mar Argentino, con "el levantamiento de todas las medidas administrativas, legislativas y judiciales que había tomado la República Argentina para proteger sus recursos naturales"

 

El acuerdo de tamaño disparate, obviamente, fue firmado por muy altos funcionarios de ambas partes y tuvo lugar -muy sugestivamente- en la bodega de la embajada británica. Y para vergüenza nacional no solamente fue hecho público en su momento sino, como relatara años más tarde, el firmante por la Gran Bretaña, Alan Duncan (que posteriormente fuera canciller del Reino Unido), su contraparte en el "acuerdo", Carlos Foradori, por entonces vicecanciller del gobierno de Mauricio Macri, estaba completamente ebrio. Tal como suena: borracho al acordar un muy trascendente pacto internacional.

 

¿En qué se fundaba el gobierno de Cambiemos para avalar semejante acuerdo?. Al fin y al cabo el ebrio no hizo más que poner la firma a algo que ya estaba redactado, pues era uno de los falaces caballitos de batalla del gobierno macrista: "la necesidad de la Argentina de volver al mundo".

 

De más está decir que la pretendida contraparte británica no eran más que conceptos y palabras inconducentes, pero que estaban subrayadas por una increíble indicación de colaboración científica en las investigaciones antárticas, esto para con quienes usurpan un pedazo de nuestro suelo donde centenares de jóvenes argentinos entregaron su vida en una guerra absurda.

 

De allí que ahora, cuando dos días atrás la Argentina comunicó formalmente a la Gran Bretaña la ruptura de aquel acuerdo, aparece como demasiado amable el comunicado de la Cancillería al decir que fue "uno de los hechos más lesivos para el histórico reclamo por el ejercicio de soberanía". Fue mucho más que eso, fue una vergüenza nacional que, a nivel diplomático, debió convertir a nuestro país en un hazmerreír ante el resto del mundo.

 

Cabe destacar que el rompimiento del acuerdo ya había sido anunciado por el gobierno en el pasado año y que, por supuesto, el principal protagonista -por llamarlo de otro modo- niega su condición etílica del momento, pero a los partidarios del pasado gobierno les escocerá aquella frase tan dura como certera: del ridículo no se vuelve.

 

' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?