Sábados de sonrisas
Redacción 25/06/2014 - 03.49.hs
El Centro de Actividades Infantiles de la Escuela 92 brinda talleres para que los chicos y chicas jueguen, se diviertan y, también, olviden una realidad que muchas veces les muestra su peor cara.
La escarcha aún se mantiene firme y el blanco de una típica helada de junio domina el paisaje de la escuela y de todo el barrio, pero las aulas, el patio y el salón empiezan a acumular calor. En cada sector se escuchan risas, gritos y canciones porque nadie se queda sin jugar, sin pintar y sin su taza caliente. Es hora de olvidar las adversidades y los problemas de cada día y disfrutar de eso que nadie les puede negar ni quitar, la niñez.
"A mí me gusta venir porque puedo jugar y estar con amigas. En los talleres vamos rotando y se hace re entretenido", contó Jésica, mientras pintaba una rayuela en el patio junto a Rocío y a Geraldine, todas de 11 años. "Es re lindo venir porque si no, me tengo que quedar en mi casa a cuidar a mis hermanitos, así que no me importa que sea sábado. Acá puedo jugar y divertirme", añadió Rocío, sin quitar la vista de la medialuna roja que dibujaba en el mosaico.
Cada sábado, la Escuela 92 de Zona Norte pone en marcha su Centro de Actividades Infantiles (CAI), un espacio que busca la contención y el abordaje de diferentes problemáticas sociales que afectan a los alumnos y a sus familias. En ese espacio, además del intento de paliar distintas carencias, se apunta a ampliar el universo cultural de numerosos chicos y chicas para quienes, asistir al cine, al teatro o a un museo es una experiencia desconocida.
"A mí me gusta el periodismo, hacer preguntas y conocer lo que hacen otras personas. Los sábados podemos hacer esas cosas porque tenemos un taller de comunicación", reveló Darwin (12) para dejar en claro su elección. Las respuestas surgen espontáneas y las motivaciones para asistir al CAI son diferentes.
"Acá estamos más tranquilos, no nos peleamos y nos reímos mucho", señaló Pedro, que está en el taller de comunicación y no para de bailar con las canciones del Mundial de fútbol. Solange es, sin dudas, la conductora de la mini radio. Maneja el micrófono con soltura, habla, presenta, pregunta. "¿Cuál es tu sueño?". "A mí me encantaría cantar", confiesa Agustina. "Yo sueño con ser bailarina", aporta Evelyn. "¡Tener un coche y ser rico!", exclama Tomás con los ojos bien abiertos y todos dejan escapar las sonrisas.
"En el CAI trabajan tres maestras comunitarias, una maestra 'puente', tres talleristas y una colaboradora. Nos encontramos con todo tipo de problemáticas y se apunta a la contención, el abordaje de los conflictos, el acercamiento de la escuela con las familias. Pero sin dudas que hay una realidad que nos marca que la prioridad es que tengan la panza llena, por eso el desayuno es suculento", explicó Misael Schapert Berpof, el coordinador del CAI que se hace en la escuela santarroseña ubicada en Stieben y Yapeyú.
Las maestras comunitarias son las que desarrollan su tarea directamente en los hogares. Se trabaja con los chicos y con los padres para que dialoguen sobre la escuela, un vínculo necesario para que esos niños y niñas tengan mejores trayectorias en su etapa educativa.
"Durante la mañana vamos cambiando de taller. El de arte se hace en el patio y para el de comunicación tenemos equipos de audio. En música cantamos lo que nos gusta y lo que nos dice la seño", detalló Iara sobre el funcionamiento del CAI, al que no es obligatorio asistir sino que es por elección.
¿Qué otras cosas hacen además de los talleres?
"Hicimos una huerta, pintamos algunas cosas, y además en los recreos saltamos la soga y los chicos juegan al fútbol. Se puede hacer de todo", destacó Solange. "Lo más lindo es estar con amigos", aportó Milton. "¡Y comer facturas!", interrumpió Pedro.
Para Darwin, la lectura de los diarios es una tarea que lo llena de curiosidad. "Me gusta leer, lástima que hay muchos temas policiales y feos, pero igual es lindo ver fotos y conocer algunas cosas", apuntó.
Rosana Rott, Carolina Beierbach y Mónica Fasio son las maestras comunitarias, Natalia Petrina es la tallerista a cargo de Comunicación, Evangelina Corredera está al frente del taller de Música y Diana Ollo, el de Arte. Julieta Gambarri se sumó como colaboradora ad honorem mientras que María de los Angeles Pérez es la maestra puente, que apunta a fortalecer la trayectoria educativa de un nivel a otro (primario a secundario en este caso).
"Es una tarea ardua y muchas veces te enfrentás a situaciones complicadas o dolorosas, pero que no tiene compensación con lo que uno recibe de parte de los chicos. Se busca la inclusión, la igualdad, llegar a ese lugar donde los derechos de ellos son vulnerados", expresó Misael sobre la misión que persigue el Centro.
"Los sábados estamos más relajados y tenemos libertad para jugar, pero también aprendemos cosas. Se hace un poco de todo y nos llevamos re bien", contó Jésica resaltando casi sin darse cuenta el objetivo de dejar de lado la agresividad para ser solidario con el otro.
El frío solo afloja un poco con el correr de la mañana. Para las que bailan en ronda no hay el menor registro de la baja temperatura, todo es calor y alegría. Es sábado pero la escuela tiene vida, la que le dan chicos y chicas solo preocupados por ser lo que son, niños.
La escarcha aún se mantiene firme y el blanco de una típica helada de junio domina el paisaje de la escuela y de todo el barrio, pero las aulas, el patio y el salón empiezan a acumular calor. En cada sector se escuchan risas, gritos y canciones porque nadie se queda sin jugar, sin pintar y sin su taza caliente. Es hora de olvidar las adversidades y los problemas de cada día y disfrutar de eso que nadie les puede negar ni quitar, la niñez.
"A mí me gusta venir porque puedo jugar y estar con amigas. En los talleres vamos rotando y se hace re entretenido", contó Jésica, mientras pintaba una rayuela en el patio junto a Rocío y a Geraldine, todas de 11 años. "Es re lindo venir porque si no, me tengo que quedar en mi casa a cuidar a mis hermanitos, así que no me importa que sea sábado. Acá puedo jugar y divertirme", añadió Rocío, sin quitar la vista de la medialuna roja que dibujaba en el mosaico.
Cada sábado, la Escuela 92 de Zona Norte pone en marcha su Centro de Actividades Infantiles (CAI), un espacio que busca la contención y el abordaje de diferentes problemáticas sociales que afectan a los alumnos y a sus familias. En ese espacio, además del intento de paliar distintas carencias, se apunta a ampliar el universo cultural de numerosos chicos y chicas para quienes, asistir al cine, al teatro o a un museo es una experiencia desconocida.
"A mí me gusta el periodismo, hacer preguntas y conocer lo que hacen otras personas. Los sábados podemos hacer esas cosas porque tenemos un taller de comunicación", reveló Darwin (12) para dejar en claro su elección. Las respuestas surgen espontáneas y las motivaciones para asistir al CAI son diferentes.
"Acá estamos más tranquilos, no nos peleamos y nos reímos mucho", señaló Pedro, que está en el taller de comunicación y no para de bailar con las canciones del Mundial de fútbol. Solange es, sin dudas, la conductora de la mini radio. Maneja el micrófono con soltura, habla, presenta, pregunta. "¿Cuál es tu sueño?". "A mí me encantaría cantar", confiesa Agustina. "Yo sueño con ser bailarina", aporta Evelyn. "¡Tener un coche y ser rico!", exclama Tomás con los ojos bien abiertos y todos dejan escapar las sonrisas.
"En el CAI trabajan tres maestras comunitarias, una maestra 'puente', tres talleristas y una colaboradora. Nos encontramos con todo tipo de problemáticas y se apunta a la contención, el abordaje de los conflictos, el acercamiento de la escuela con las familias. Pero sin dudas que hay una realidad que nos marca que la prioridad es que tengan la panza llena, por eso el desayuno es suculento", explicó Misael Schapert Berpof, el coordinador del CAI que se hace en la escuela santarroseña ubicada en Stieben y Yapeyú.
Las maestras comunitarias son las que desarrollan su tarea directamente en los hogares. Se trabaja con los chicos y con los padres para que dialoguen sobre la escuela, un vínculo necesario para que esos niños y niñas tengan mejores trayectorias en su etapa educativa.
"Durante la mañana vamos cambiando de taller. El de arte se hace en el patio y para el de comunicación tenemos equipos de audio. En música cantamos lo que nos gusta y lo que nos dice la seño", detalló Iara sobre el funcionamiento del CAI, al que no es obligatorio asistir sino que es por elección.
¿Qué otras cosas hacen además de los talleres?
"Hicimos una huerta, pintamos algunas cosas, y además en los recreos saltamos la soga y los chicos juegan al fútbol. Se puede hacer de todo", destacó Solange. "Lo más lindo es estar con amigos", aportó Milton. "¡Y comer facturas!", interrumpió Pedro.
Para Darwin, la lectura de los diarios es una tarea que lo llena de curiosidad. "Me gusta leer, lástima que hay muchos temas policiales y feos, pero igual es lindo ver fotos y conocer algunas cosas", apuntó.
Rosana Rott, Carolina Beierbach y Mónica Fasio son las maestras comunitarias, Natalia Petrina es la tallerista a cargo de Comunicación, Evangelina Corredera está al frente del taller de Música y Diana Ollo, el de Arte. Julieta Gambarri se sumó como colaboradora ad honorem mientras que María de los Angeles Pérez es la maestra puente, que apunta a fortalecer la trayectoria educativa de un nivel a otro (primario a secundario en este caso).
"Es una tarea ardua y muchas veces te enfrentás a situaciones complicadas o dolorosas, pero que no tiene compensación con lo que uno recibe de parte de los chicos. Se busca la inclusión, la igualdad, llegar a ese lugar donde los derechos de ellos son vulnerados", expresó Misael sobre la misión que persigue el Centro.
"Los sábados estamos más relajados y tenemos libertad para jugar, pero también aprendemos cosas. Se hace un poco de todo y nos llevamos re bien", contó Jésica resaltando casi sin darse cuenta el objetivo de dejar de lado la agresividad para ser solidario con el otro.
El frío solo afloja un poco con el correr de la mañana. Para las que bailan en ronda no hay el menor registro de la baja temperatura, todo es calor y alegría. Es sábado pero la escuela tiene vida, la que le dan chicos y chicas solo preocupados por ser lo que son, niños.
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