Santa Rosa reconoció a la Selección
Viernes 26 de enero 2024

Santa Rosa reconoció a la Selección

Redacción 14/07/2014 - 03.41.hs

Miles de santarroseños se congregaron sobre la avenida San Martín, para celebrar el subcampeonato conseguido por Argentina en el Mundial. Los festejos se repitieron en todas las ciudades del país.
Miles de santarroseños se congregaron ayer en la plaza San Martín para reconocer al seleccionado argentino, que obtuvo el subcampeonato en el Mundial de Brasil, tras perder 1-0 ante Alemania.
Santa Rosa fue una de las pocas ciudades del país donde no hubo un lugar específico para que el público se reuniera a ver la final. Algo que si ocurrió en varias localidades de nuestra provincia, con la organización de los propios municipios.
Durante los 120 minutos que duró la final, Santa Rosa fue un "desierto". Poco movimiento en las calles, solo algunos colectivos de las líneas urbanas y no mucho más.
Sin embargo, una vez concluido el encuentro en el Maracaná de Río de Janeiro, los santarroseños lentamente se fueron acercando al centro de la ciudad, para celebrar el segundo puesto.
Primero se reunieron en el monumento a San Martín. Luego decidieron llevar el festejo a la mismísima avenida San Martín, en el mástil ubicado frente al edificio municipal.
A medida que fueron pasando los minutos, los presentes "compartieron" la calle con los autos que transitaban por la misma, lo que resultaba peligroso para los transeúntes, que debieron sortear el paso de autos y motos. Recién, 45 minutos después, aparecieron los primeros trabajadores de Tránsito para cortar la avenida y tratar de organizar algo que ya estaba desorganizado (¿no se podría haber previsto antes?).
Por algunos minutos, el festejo se desplazó hacia la rotonda del Centro Cívico, pero nuevamente decidieron regresaron a la plaza San Martín, que ya estaba "teñida" de celeste y blanco. Los hits más entonados por los santarroseños fueron "Brasil, decime que se siente..." y "vamos, vamos, Argentina...".
Los presentes reconocieron el gran torneo realizado por el seleccionado argentino dirigido por Alejandro Sabella. Incluso muchos chicos tenían la ilusión de ver por primera vez a la Selección levantar la Copa, pero ese sueño se vio trunco a pocos minutos de culminar el segundo tiempo suplementario.
La "peregrinación" pampeana se repitió, como hacía 24 años no ocurría, a lo largo de los siete encuentros que disputó el seleccionado en Brasil y más allá del resultado deportivo fue un merecido reconocimiento para el conjunto "albiceleste".

 

Más festejos.
Las principales ciudades del interior del país fueron escenario de masivos festejos por el segundo puesto que la selección argentina de fútbol logró en el Mundial de Brasil, tras caer ante Alemania.
Aunque en muchos lugares las personas se concentraron para alentar al plantel argentino durante el partido, que terminó 1 a 0 a favor de Alemania, la derrota no impidió celebraciones en las zonas más emblemáticas de cada una de las provincias.
En La Plata, miles de personas, en su mayoría familias, se movilizaron hacia la Plaza Moreno, frente a la Catedral, donde se transmitió el partido por pantalla gigante y luego permanecieron allí para festejar
En Rosario, unas 20 mil personas se concentraron para festejar en el Monumento a la Bandera, que fue engalanado con todas sus luces prendidas y su torre cubierta por una extensa bandera.
Lo mismo sucedió, entre otras ciudades, en Córdoba, Mar del Plata, Tucumán, Mendoza, Santa Cruz, La Rioja y Tierra del Fuego.

 

Coparon los argentinos.
La hinchada argentina resultó la mejor del Mundial, por su número de seguidores pese a la distancia, el ingenio y el aliento constante, pero no le sirvió de consuelo porque la tristeza y la desilusión la embargó sobremanera en el cierre del alargue de la final con la conquista y el posterior título alemán.
Hubo 74.738 espectadores en el estadio Maracaná de Río de Janeiro para vivir in situ la definición del certamen ecuménico de Brasil 2014, y entre ellos unos 30 mil argentinos que vibraron a lo largo de todo el partido y pese a no ser mayoría como en otras ocasiones, igualmente se las arreglaron para sobresalir del resto.
Empero, a minutos de que se terminará el alargue y llegara una posible definición por penales, la conquista de Mario Goetze cayó como un balde de agua fría para los "albicelestes", que vieron como se derrumbaba la ilusión de ganar la tercera Copa del Mundo.
En la previa y a lo largo del partido, el duelo en las tribunas estuvo bien centrado entre los simpatizantes "albicelestes" y los brasileños, con cánticos de un lado y silbidos del otro casi inmediatos, al tiempo que los germanos aprovecharon en los momentos libres para tratar de imponer algún aliento a su equipo.
Los argentinos fueron los mejores hinchas del Mundial, pero no pudieron coronar la fiesta con el título que soñaban.

 

Una marea humana en el Obelisco.
Pese a la derrota en la final de la Copa del Mundo Brasil 2014, el público argentino, de a
miles, invadió las calles del centro de la ciudad de Buenos Aires, haciendo epicentro en el Obelisco porteño.
Una vez consumado el pitazo final del italiano Nicola Rizzoli, que decretó el triunfo ajustado de Alemania (1-0) en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, la gente se volcó masivamente a
festejar en la vía pública, más allá del resultado.
Imposible calcular la cantidad, pero, de a cientos, de a miles, los simpatizantes albicelestes se fueron acercando al centro de la ciudad.
Muchos vestidos con camisetas de la Selección, otros con las de sus clubes (se distinguieron de Boca, River, Racing, Independiente, Atlanta y Platense, entre muchas otras), los hinchas
argentinos fueron caminando desde avenida Corrientes con intersección Callao, en dirección hacia el Bajo.
Los hinchas argentinos ya se habían ubicado en el Centro porteño para observar los 120 minutos reglamentarios.
Y, a través de una pantalla gigante, se pudo visualizar a Lionel Messi, cuando recibía el premio del "Mejor jugador del Mundial", otorgado por la FIFA. Allí, la gente estalló en una ovación.
En tanto, un grupo de manifestantes produjo disturbios en la zona del Obelisco, cuando el público presente comenzaba a retirarse. (Télam)

 


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