Viernes 26 de abril 2024

La Inteligencia Artificial y el mundo laboral

Redaccion Avances 01/05/2023 - 12.03.hs

En el mundo laboral, la automatización del trabajo lejos de plantearse la liberación del tiempo de los trabajadores y el alivio de sus jornadas, aparece como una amenaza permanente de reemplazar el trabajo con máquinas.

 

Por un lado, la Inteligencia Artificial fue presentada como un salto radical en el desarrollo tecnológico que impactará enormemente nuestras vidas, simplificando tareas, anticipando la realidad, ayudándonos a tomar decisiones y permitiéndonos actuar a velocidades antes impensadas.

 

Pero al mismo tiempo, la inteligencia artificial volvió a plantear el problema del futuro y de la continuidad de nuestra sociedad tal como la conocemos hasta ahora, instalando, entre otras cosas, la imagen de una realidad “posthumana”, donde las máquinas podrían reemplazar al sujeto en prácticamente cualquier actividad física e incluso reproducir sus emociones.

 

Es decir, hay una utilización de las perspectivas de la IA en la construcción de una imagen distópica del futuro, donde en particular, cuando se habla del trabajo reemplazado por máquinas “eficientes y precisas”, las y los trabajadores aparecemos como algo que puede volverse inservible y eventualmente descartable. Esta construcción de una imagen sombría que genera incertidumbre y temor, constituye un mecanismo de disciplinamiento que presiona en el sentido de naturalizar la pérdida de salarios y de conjunto, las condiciones actuales de explotación como “mal menor”.

 

La IA en el capitalismo.

 

Según un artículo publicado por la psicóloga Margarita Valencia, “el desarrollo científico y tecnológico en este sistema, convive con una realidad social donde se degradan continuamente las condiciones de vida de las mayorías, porque en el capitalismo, aunque suele mostrarse a la ciencia como algo neutral y objetivo, su propio desarrollo está atravesado por la lógica del capital, que opera en función de generar ganancia privada y no en función de resolver los problemas sociales”.

 

No se puede pensar el desarrollo, los límites y los problemas de la IA por fuera de las relaciones económicas y sociales a las que responde y qué rigen el sistema en el que vivimos.

 

Sucede que, al mismo tiempo que la industria alimenticia con la IA, nos habla de la revolución foodtech, con comidas gourmet que se cocinan en 5 minutos y con sensores inteligentes que pueden detectar la falta de nutrientes en el organismo, millones de niños en el mundo padecen hambre y desnutrición, sin ir más lejos, en Argentina, el granero del mundo, hay 40% de pobreza y más de un millón de chicas y chicos no completa ni siquiera las comidas básicas.

 

El trabajo.

 

Así mismo, en el mundo laboral, la automatización del trabajo lejos de plantearse la liberación del tiempo de los trabajadores y el alivio de sus jornadas, aparece como una amenaza permanente de reemplazar el trabajo con máquinas. ¿la IA se va a quedar con nuestros trabajos?, ¿y qué harán si quedamos afuera?, ¿matarnos de hambre?, ¿cuál es la propuesta cuando en la Argentina el salario mínimo ya está por debajo de la canasta?

 

En esta lógica del descarte, pretende que se normalice tener dos y hasta tres trabajos para llegar a fin de mes, y, por si fuera poco, que los Estados presionen para recortar jubilaciones, tal como está en disputa en Francia con la reforma de Macron.

 

Y así, llegamos a la guerra…, otra de las industrias donde la IA se pone al servicio de la más pura irracionalidad capitalista, las armas nucleares, la sofisticación de la técnica del aniquilamiento y la posibilidad de que “alguien” o “algo artificial” pueda activar el “botón” que decida el futuro de la humanidad en su conjunto.

 

Un campo en disputa.

 

El filósofo Slavoj Zyzek plantea que la construcción distópica de la idea de futuro, tiende a actuar como un polo de atracción que orienta el presente en esa dirección, como si fuera inevitable. Se trata de un operativo ideológico que busca convencernos de que no se puede cambiar nada, y como el futuro puede ser peor, conviene acostumbrarse al presente tal cual es.

 

“Pero el proyecto estratégico de la humanidad es un campo en disputa, y es central que la clase trabajadora se organice para poder disputarlo, porque es la única que puede plantear una perspectiva totalmente opuesta, donde el desarrollo de la ciencia y la tecnología dejen de ser apropiadas por un puñado de empresarios y se pongan al servicio realmente de dar respuesta a los problemas de las mayorías populares, y desde esta perspectiva, planificar la economía, la producción de alimentos, enfrentar la crisis climática, garantizar el acceso a la salud, liberar el tiempo de los trabajadores y mejorar la calidad de nuestras vidas”, plantea Valencia.

 

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