Huelga: Los campos en llamas
Hace 90 años se desarrolló una de las mayores huelgas de chacareros que recuerda la historia de La Pampa. Agricultores versus terratenientes y policías fue el gran choque.
LUCIANO VALENCIA
En 1914, el estallido de la Primera Guerra Mundial acentuó en la Argentina los condicionamientos de un sistema en extremo dependiente de los mercados internacionales y que se encontraba al límite de su expansión extensiva, marcando el cierre de sus fronteras agropecuarias. En la agricultura pampeana produjo dos efectos contradictorios: por un lado impulsó el alza de los precios de los cereales como consecuencia de las malas cosechas de 1916 y 1917 y el retiro de Rusia del mercado internacional, y por otro el aumento de los costos del transporte marítimo la puso en desventaja respecto a los Estados Unidos y Canadá, convertidos en los principales proveedores de Europa. El segundo efecto fue decisivo: la agricultura se vio afectada y comenzó a darse una reasignación del uso de la tierra hacia la ganadería, que no sólo aumentaba sus posibilidades exportables sino que también podía superar a Australia por su cercanía a los centros consumidores.
Ante esta situación, los terratenientes -nucleados en la Sociedad Rural y otras organizaciones oligárquicas- comenzaron a presionar a los chacareros, reduciendo el plazo de los contratos de arrendamiento, procurando un pasaje más rápido hacia la ganadería, y desplazando el trigo y otros cultivos hacia las áreas marginales.
El fin de la guerra vino a sumar a este cuadro la dificultad de abastecimiento de insumos importados (sobre todo bolsas), la variación en el mercado de los productos agrícolas que resultaron en precios bajos para el cereal, el deterioro de los rendimientos provocados por las intensas lluvias de 1918 y la oleada de expulsión de colonos morosos que llevó a la Federación Agraria Argentina (FAA) a solicitar al gobierno nacional una urgente moratoria y préstamos accesibles para financiar la cosecha de maíz.
En La Pampa.
Durante la Gran Guerra, la Liga Agraria Pampeana, fundada el 18 de agosto de 1912, estuvo virtualmente desarticulada. Pero a partir de 1918 los problemas comenzaron a acentuarse llevando a la reorganización de los productores a partir de Santa Rosa y localidades vecinas.
El diario La Capital, en su número del 6 de mayo de 1918, daba cuenta del fracaso de dos asambleas previstas para el día 2 de mayo en el Campo Alonso y en Colonia San José, y notificaba que un "colono socialista" (acaso Antonio Buira o Luis Denegri) convocaba a reunirse en La Guillermina o en su propio domicilio. La prensa conservadora del Territorio se encargaba de disuadir a los más indecisos y temerosos de ir a la huelga, y celebraba el fracaso de las asambleas y reuniones.
A pesar de esta campaña en contra, el 18 de agosto, en conmemoración del nacimiento de la Liga Agraria, se realizó una asamblea en Colonia Inés y la Carlota a la que asistieron más de 300 colonos que manifestaron la necesidad de organizarse para defender sus intereses. Otras asambleas realizadas en Winifreda y Mauricio Mayer llegaron a reunir 500 y 600 personas. Allí comenzó a gestarse la protesta que estallaría al año siguiente y se entablaron los primeros contactos con la FAA. Dichas asambleas contaron como principales oradores a los dirigentes Antonio Buira y Luis Denegri, fundadores del movimiento agrario pampeano.
La protesta.
En enero de 1919 la Liga Agraria publicó un "Manifiesto" convocando a los colonos a movilizarse en contra de los abusos del régimen de arrendamiento. En su preámbulo el documento expresaba: "¡Agricultores! Durante muchos años los especuladores de todo orden han abusado y aprovechado de nuestra mansedumbre para hacernos víctimas de su insaciable sed de ganancias fáciles. Es necesario de una vez por todas terminar con las expoliaciones escandalosas de siempre. Pongámonos de pie para que oiga el gobierno, la prensa y el mundo nuestras justas reclamaciones. Antes, y durante mucho tiempo lo hicimos de rodillas por eso no nos oyeron y nuestra condición mas de esclavos que de productores libres lejos de mejorar a ido empeorando".
En marzo, la FAA convocó a una huelga que fue acatada por miles de chacareros. La Liga Agraria decretó lo propio en el Territorio Nacional de La Pampa al grito de "¡No arar! ¡No sembrar!" y "La tierra para el que la trabaja" con el fin de que el gobierno oyera sus demandas.
A fines de marzo, la Liga convocó a asambleas en diferentes localidades del Territorio para analizar las medidas a seguir, siendo la más numerosa la realizada en Mauricio Mayer. La prensa dio cuenta de un impresionante despliegue policial que incluyó a 47 agentes de Gendarmería portando armas de guerra.
La gran huelga.
El domingo 30 de marzo, Eduardo Castex fue sede de una nueva asamblea en la que participaron 600 personas, la mayoría agricultores y comerciantes, que ratificaron la resolución de "¡No arar! ¡No sembrar!", en tanto el Estado y los terratenientes no llevaran adelante una reforma del régimen de arrendamiento. Hablaron en esa oportunidad los dirigentes Denegri y Buira y también se conformó una Comisión compuesta por colonos de Eduardo Castex y Monte Nievas para llevar adelante la tarea de activar la propaganda en las colonias. Más tarde se organizó una movilización por las calles de la localidad que, acompañada por la Banda de Música municipal, recorrió varias arterias del pueblo vivando a la Liga y la huelga de los agricultores.
El 7 de abril se realizó una asamblea en la que participaron 400 colonos. Denegri expresó en esa oportunidad que no se volvería a trabajar la tierra hasta obtener un mejoramiento en las condiciones de arrendamiento. El periódico socialista Germinal, reclamaba una pronta solución al problema sosteniendo que "después de esta asamblea la situación se ha agravado, pues si no se ara la tierra en tiempo oportuno no se podrá sembrar y en consecuencia, fácil es suponer el desastre que esto representaría para la economía del territorio".
Llega el ministro.
Finalmente, ante la paralización de los trabajos de aporcado y siembra, el Poder Ejecutivo Nacional envió al ministro de Agricultura Eduardo Demarchi para que se entrevistara con los colonos en huelga a fin de evitar que se produjeran hechos masivos de violencia como los vividos en enero en la Capital Federal.
El 19 de abril se realizó en el Teatro Español una reunión convocada por el ministro en la que participaron la comitiva oficial enviada por el gobierno nacional y colonos de diferentes localidades, en tanto los terratenientes se negaron a asistir. El discurso del funcionario nacional fue contradictorio: mientras alababa las virtudes del trabajador de la tierra, amenazó con "impedir los desmanes de los agitadores", y condenó la "actitud de rebeldía" de los colonos. Antonio Buira fue el encargado de responder a estas acusaciones, recordando que la Liga había solicitado al ministro en forma "correcta y pacífica" una reunión por medio del Congreso Agrario en donde se formularon la mayoría de las reivindicaciones de la huelga de ese año, sin que el gobierno prestara atención a ellas.
En esa misma reunión se eligió la Comisión encargada de asesorar al ministro Demarchi y estudiar las medidas tendientes a solucionar el conflicto agrario. Los 200 presentes eligieron a Felipe Centeno como presidente y al castense Denegri como vocal. Este último también fue designado para presidir junto con Ignacio Laza la comisión redactora del proyecto de arrendamientos que se le iba a proponer a los terratenientes y empresas colonizadoras, y aconsejar el término de duración de los mismos.
En guerra.
En tanto, la Liga convocó el 30 de abril a los delegados de las seccionales a una convención en Santa Rosa para determinar como continuaría el paro, mientras seguían sumándose adhesiones y los trabajos rurales estaban paralizados.
La convención, presidida por Luis Glerean fue todo un éxito, participando delegados de más de veinte localidades territorianas. Los presentes reprobaron las proposiciones del Ministerio de Agricultura que sólo prometía préstamos y procedieron a organizar definitivamente la Liga. Se eligió una Comisión Directiva Federativa compuesta por un representante de cada sección, y una Junta Ejecutiva de nueve miembros con Denegri como presidente, Glerean como vice, Antonio Buira como secretario, Antonio Torres como secretario de actas, Nicolás Ponzetti como tesorero y Emilio Ottone, Blas Nievas y Honorio Pereyra como vocales.
Al día siguiente, en otra sesión, se dictaminó no volver al trabajo en tanto el Congreso Nacional no hiciera efectivos todos los reclamos contenidos en su petitorio: 1) contratos de arrendamiento por término de cinco años prorrogable por otros cuatro; 2) inembargabilidad de los útiles de trabajo, semillas y alimentos; 3) indemnización por mejoras hechas por los colonos; 4) nacionalización del seguro y hacerlo obligatorio; 5) declarar nula y sin ningún valor la cláusula que obliga al colono a comprar o vender en determinado comercio; 6) siendo la renta de toda la tierra en uso una creación social por excelencia y un recurso del Estado para cubrir las necesidades públicas se pide su apropiación por el Estado como fundamental medida para allanar el camino a la solución justa de los problemas sociales; 7) legislación en el sentido de libre cambio absoluto como medida correlativa de la anterior; y 8) moratoria por un año de todas las deudas contraídas con los bancos, casas de comercio, empresas colonizadoras y terratenientes.
Represión.
Los reclamos de la Liga Agraria fueron más radicales que los de la FAA -que consistían simplemente en moratoria para los desalojos y créditos para levantar la cosecha- llegando a plantear la tierra para el que la trabaja y la apropiación de los campos por parte del Estado, según señala Norberto Asquini en "Conflictos sociales en La Pampa, 1910-1921". Por ello es que la respuesta del gobierno fue la represión mediante la utilización de la Ley de Control Social 7.029, tendiente a evitar la propagación de ideas anarquistas y maximalistas.
El 3 de mayo fueron acusados de infracción a esa ley Denegri, Nievas y Azzi. En el sumario informaba que durante la marcha de varios vehículos con la bandera roja de la Liga que iban de Santa Rosa a Eduardo Castex luego de la convención del 1° de mayo, los colonos se habrían detenido en el establecimiento La Delfina, cercano a Winifreda, donde estaban arando tres peones cerca del camino "ordenándole a los aradores que abandonaran de inmediato su trabajo, cuya orden al no ser cumplida con la premura que deseaban, fueron amenazados de destruirlas las máquinas y arneses". Denegri y Nievas consiguieron escapar, pero Azzi fue detenido enfermo en su domicilio y puesto a disposición del juez del Crimen, Gaspar Gómez.
El 7 de mayo el gobernador Arturo Argañarás prohibió las reuniones públicas, en tanto las patrullas recorrían las chacras "aconsejando" a colonos y peones la vuelta al trabajo. Mientras tanto desde la Capital Federal se enviaron 70 hombres pertenecientes al Cuerpo de Gendarmería Fronteriza al mando del comisario Carlos Montaña para "reprimir los desordenes producidos por los colonos en algunas zonas agrarias", según confirmaba el diario La Nación.
A la cárcel.
Durante todo el mes se procedió a disolver a balazos reuniones de la Liga, y se detuvo a colonos y dirigentes acusándolos de coartar la libertad de trabajo bajo amenazas y realizar reuniones en donde se propagaban ideas maximalistas. Germinal denunciaba que la represión desatada contra los huelguistas era verdaderamente "inquisitorial": "colonias enteras bajo la amenaza del fusil y el machete, deteniéndose y maltratándose a los agricultores más conscientes, obligados a reanudar las tareas agrícolas y víctimas de parciales sumarios o falsas denuncias, purgan bárbaras condenas en las cárceles del Territorio o se encuentran fugitivos numerosos chacareros ".
El 7 de junio, Azzi fue condenado a dos años de prisión. Tres días después, cuando se encontraba reponiendo de su enfermedad en la Asistencia Pública de Santa Rosa, logró aprovechar un descuido de los guardias y escapar por una ventana. Poco después Denegri fue detenido y juzgado en septiembre de ese año.
En Eduardo Castex el comisario Montaña procedió a la detención de los colonos Silverio Balencia, Dionisio García, Fernando Feito, Alfredo Intronati, Jacinto Sánchez, Luis Luzuardi, Leonardo Mesturini, Miguel Yasur, José Flores, Miguel Franza, Miguel Brada y Carlos Ferrero, "sufriendo vejaciones de toda especie, pacíficos y honrados colonos han sido sacrificados para satisfacer el espíritu de venganza de terratenientes y comerciantes".
Respecto a estas detenciones, el diario La Capital expresaba: "coartada la omnímoda libertad de acción que disfrutaban los agitadores profesionales para realizar la campaña de aterrorizamiento maximalista que venían efectuando, se han visto libres los agricultores de la perniciosa presión que sobre ellos ejercían y tan pronto como esto ha ocurrido, se han dado cuenta de los irreparables daños que la prolongación del paro ha originado". Y destacaba: "en la feliz solución de la cuestión agraria ha influido poderosa y eficazmente la correcta y acelerada acción desarrollada por el inspector de policía don Carlos Montaña".
El final.
En julio se produjo una nueva ola de detenciones en la localidad, pese a que ya habían comenzado los trabajos y la Liga Agraria había sido descabezada con la detención de sus dirigentes.
El resultado de la huelga fueron algunos arreglos parciales como rebajas de arrendamientos, mejoras contractuales y la detención de los desalojos. En la zona de Eduardo Castex, el propietario Bartolomé Perrando negoció con sus arrendatarios la concesión de determinados reclamos.
El 1° de enero de 1920 los colonos detenidos en Caleufú y Eduardo Castex fueron indultados por un decreto presidencial. Denegri recuperó su libertad en abril de ese año, tras pasar nueve meses en prisión. Otros detenidos fueron liberados recién en mayo de 1921, mientras que Azzi permaneció prófugo hasta 1922 cuando prescribió la causa en su contra.
Con esta brutal represión quedó desarticulada la Liga Agraria Pampeana, cuyas seccionales dispersas comenzarían a ser absorbidas progresivamente por la FAA.
Uno de sus dirigentes más importantes, Luis Denegri, continuó la militancia en otras luchas sociales y en 1924 editó un libro en donde expresaba su pensamiento y experiencias, "Los Derechos naturales del Hombre en la práctica".
??
??
Artículos relacionados