Domingo 08 de junio 2025

El Ringui

Redaccion Avances 08/06/2025 - 09.00.hs

El domingo pasado falleció a los 97 años el histórico militante peronista Cándido Hipólito Díaz, conocido popularmente como “El Ringui”. En esta nota, el autor lo recuerda con aprecio y anécdotas.

 

Juan Aldo Umazano *

 

En cada gestión gubernamental siempre hay una persona que soluciona los problemas. No puede ser una excepción las distintas gestiones del doctor Rubén Hugo Marín. Y quién estaba a cargo de eso era el señor Cándido Hipólito Díaz, “El Ringui”. Marín lo puso en la Secretaría General de la Gobernación porque tenía experiencia en organizar y mantener todo. Una vez lo escuché decir: “menos mal que tenemos al Ringui que vino y nos organizó todo”.

 

Creo que una sola vez lo vi preocupado al Ringui tratando de conseguir lo que el Gobernador le había pedido.

 

Quien escribe esta nota, fue testigo de cómo nació ese pedido que lo preocupó a Ringui. Resulta que el doctor Marín solía caminar por la residencia y algunas veces, lo hacía por el barrio de Villa Elisa como un integrante más del barrio. Un domingo, caminaba por la calle Esmeralda, frente a mi casa, cuando un carrito arenero pasa a su lado y le dice: -Adiós Gobernador. - Adiós vecino. -Y compañero-, agregó el carrero, y se detuvo: -¿Quiere dar una vuelta Gobernador?. -Como no-, dijo Marín y subió al carro-. Lo único que le pido es que no vayamos a chocar. -No, gobernador. Yo ando despacio-, dijo el ruso Paul, que era quien manejaba el carro y vivía en la calle Raúl B. Díaz al terminar el Hospital Lucio Molas.

 

Hasta aquí, a este hecho, lo vi y lo escuché. No sé qué habrán hablado mientras paseaban esos diez minutos. Sí, me enteré después cuando el gobernador bajó del carro y le preguntó. -¿Qué necesita compañero? -Un camión-, dijo aprovechando la oportunidad que le daba ese encuentro. -Bueno, buscaremos un camión. Adiós compañero-. Sonó fuerte el saludo mientras el carro cargado se ponía en marcha con el Ruso Paul arriba.

 

Al día siguiente, después de la reunión diaria que hacía con los funcionarios, le dijo a Ringui: -Ringui, necesito un camión. Momentos después Ringui se paseaba por su despacho preguntándose en voz alta: ¿Y de dónde saco un camión?

 

En ese momento al escribir la palabra camión me acuerdo del Che, cuando Fidel Castro durante la revolución le pidió que robara un camión porque lo necesitaba. Al rato le trajo seis. Cito esto que hizo el Che porque el Ringui fue compañero de escuela en Alta Gracia, Córdoba. La vez que el Ringui fue a Cuba acompañando una delegación y se enteraron que había sido compañero de escuela del Che, le dijeron: -“Usted venga cuando quiera a Cuba. Aquí tendrá todo pago”. De esa manera lo premiaban porque en Cuba al Che lo quieren todos, y es el revolucionario que quedará en la historia de ese país para siempre. Hay una canción que dice: “Comandante, Che Guevara”. Pero la humildad del Ringui nunca la utilizó para sacar alguna ventaja de algo. Siempre quise hacerle una nota, pero aún está esperando entre las tantas que me prometí escribir. Así era el Ringui. Siempre estaba para solucionar los problemas de los otros, no para hacer un largo listado de lo que había hecho. Él tenía claro que primero estaban los hechos.

 

Uno de sus hijos, Marcelo, gran amigo que compartimos responsabilidades políticas en la Municipalidad de Santa Rosa, sabe que escribo esta nota para recordarlo como gran persona, peronista y trabajador que era. Como decía el General Perón: “En política hay que hablar mucho de las cosas, poco de la gente, y nada de uno mismo”.

 

* Colaborador

 

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