La reivindicación de un “maldito”
En la página 293 del libro, Germán Ferrari incluye una historia que ocurrió en nuestra provincia, cuando González Tuñón llegó de visita a Santa Rosa, a inicios de los ‘70. Este diario publicó una nota bajo el título de “Policías que aplauden”.
Iván Roldán *
Con precisión, Germán Ferrari recuerda el primer lugar al que viajó para mostrar su riguroso trabajo de investigación sobre Raúl González Tuñón, considerado una especie de “escritor maldito” por su militancia política pero que dejó una huella por una combinación, de estilo personalísimo, entre la poesía y el periodismo. “La presentación de la primera versión del libro fue a fines de abril de 2008, en el Salón del Concejo Deliberante. Fue poco después de la destitución de Tierno como intendente. El acto lo organizó la APE”.
“Su militancia desde los años ‘30 lo convirtió en un poeta y periodista peligroso para el establishment. Fue un escritor ‘maldito’, tratado sólo como un poeta bohemio y por ello sufrió censura, cárcel y persecuciones. Además, padeció el ninguneo desde ámbitos intelectuales y culturales, básicamente por su postura política. Esto hizo que quedara fuera de varios cánones, sobre todo el periodístico”, asegura Ferrari al hablar sobre la reciente salida de la segunda versión (corregida y aumentada) de ‘Raúl González Tuñón periodista. Medio siglo entre máquinas de escribir y lunas con gatillo’.
“Hay una parte del libro en la que se cuenta una visita que González Tuñón hizo a La Pampa”, remarca Ferrari, un periodista, docente universitario y escritor bonaerense que visitó varias veces la capital provincial. La última fue en 2018, cuando presentó un libro sobre el periodista e historiador Osvaldo Bayer.
En una primera instancia, Ferrari construye la biografía periodística de Tuñón, en la que el lazo con la poesía resulta ineludible. Sus comienzos en el diario Crítica, y sus crónicas, reportajes y colaboraciones en diversos medios gráficos durante la Guerra Civil Española.
Su participación en el frente y asistencia, en julio de 1937, al Segundo Congreso Internacional de Escritores Antifascistas. La presencia, por otra parte, en la fundación de la Alianza de Intelectuales de Chile para la Defensa de la Cultura, junto a Pablo Neruda; su fundador y los escritos durante sus años de estadía en el país. Se aborda, además, el regreso de Tuñón a la Argentina, donde participó activamente en la vida política y colaboró con medios como Clarín.
En una segunda instancia emerge el poeta-periodista a partir de temáticas como “Espacios”, “Afectos”, “Ideales” e “Infancias”, presentes en ambos registros. “Curioso, viajero, bohemio y siempre al servicio de su tiempo, leerlo es constatar que ‘De la unión de la pólvora y el libro / puede brotar la rosa más pura’. Demiurgo de militancia incansable, hubiese preferido dejar su pluma oxidarse antes que no esgrimirla como un arma”, remarca la reseña del libro, que estuvo a cargo de la Editorial Universitaria Villa María (Eduvim).
Trayectoria.
Ferrari es periodista, escritor y docente. Trabaja en diversos medios de comunicación y dicta clases en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ). Es autor de Símbolos y fantasmas. Las víctimas de la guerrilla: de la amnistía a la “justicia para todos” (2009); Osvaldo Bayer. El rebelde esperanzado (2018); Pablo Rojas Paz va a la cancha.
Las crónicas futbolísticas de “El Negro de la Tribuna” (2020); Raúl González Tuñón periodista (Centro Cultural de la Cooperación, 2006); y Raúl González Tuñón periodista. Medio siglo entre máquinas de escribir y lunas con gatillo (Eduvim, 2025). “Hincha de Banfield”, advierte al dejar en claro sus convicciones futboleras edificadas en los potreros del sur bonaerense.
“Cuando era estudiante universitario, en los ‘90, conocía al González Tuñón poeta pero desconocía su faceta periodística. Y fue fascinante meterme en ese costado. Me encontré con referencias sueltas, datos en algunos libros suyos o en obras de autores contemporáneos a él, pero no había ningún trabajo en profundidad sobre su recorrido periodístico. Recolecté material a través de los años hasta que en 2005, año del centenario del nacimiento de González Tuñón, presenté una investigación inicial en el Centro Cultural de la Cooperación (CCC), que fue la institución que publicó esa primera versión al año siguiente, en 2006”, detalló Ferrari.
En contacto con CALDENIA, el periodista bonaerense muestra su interés en volver a La Pampa para mostrar una edición aumentada de un libro que intenta ser una reparación para un personaje que fue ignorado y denostado pese a su gran obra.
“Hablar de Raúl González Tuñón periodista es meterse en la historia argentina del siglo XX. Pero también en la historia de Latinoamérica y en la historia de la España republicana. Estuvo en España como corresponsal de guerra en 1935 y 1937, es decir, antes de la guerra y ni bien comenzada la guerra. Tiene una cantidad de textos periodísticos, crónicas -más allá de su obra poética que es conocida, La rosa blindada, La muerte en Madrid- que reflejan el drama español de ese momento, la invasión y el asalto franquista a la República. Durante años ha quedado soslayada una cantidad de trabajos que recorren esos territorios. Esos artículos son valiosos de revisitar porque nos ayudan a comprender la historia de nuestro país, de Latinoamérica y de España”, destacó Ferrari.
En Santa Rosa y con policías.
En la página 293 del libro, Ferrari incluye una historia que ocurrió en nuestra provincia, cuando González Tuñón llegó de visita a Santa Rosa, a inicios de los ‘70.
“… Presenta en La Pampa ‘La veleta y la antena’, a instancia de los jóvenes escritores nucleados en el Grupo Alpataco. Durante el encuentro, un hecho acorde a los tiempos represivos, salpicado de un toque tuñoneano, sorprende a todos: En el acto cultural del sábado, a pesar de la numerosa concurrencia no pasó inadvertida la presencia de tres funcionarios policiales. Uno de ellos, perteneciente a la delegación de la Policía Federal, se ubicó en la extrema derecha de la última fila de butacas. Sus colegas de la policía provincial, en contraposición, eligieron la extrema izquierda”.
“Un detalle curioso fue que los policías fueron los que más estruendosamente aplaudieron las palabras vertidas y las poesías y cuentos leídos durante el acto, tal vez para demostrar que su concurrencia era espontánea y que no consistía en una tarea de vigilancia ordenada desde arriba”, relata el libro que además incluye, en una nota al pie, la referencia a “Policías que aplauden”, una crónica incluida en la edición de LA ARENA del 23 de noviembre de 1970, en la página 8.
Comunista.
Consultado sobre por qué González Tuñón fue relegado e incluso castigado, Ferrari asevera: “es insoslayable que su condición de militante del Partido Comunista hizo que el canon periodístico oficial lo relegara. En cierta medida, también le pasó con el canon poético, pero ahí hubo reivindicación inmediata de grandes nombres, como el de Juan Gelman. Su trabajo periodístico quedó en el olvido hasta principios de este siglo, cuando diversos estudios, desde la academia y otros espacios culturales, comenzaron a reivindicar la figura de González Tuñón como periodista. Su militancia comunista le valió el ninguneo y el olvido. Su obra, probablemente polémica -como la de toda persona que asume un compromiso social y político y defiende ideales-, merece un lugar dentro de la historia del periodismo argentino”.
Para González Tuñón el entrecruzamiento y la convivencia entre periodismo y poesía era fundamental en su obra, un motor de su creación y de su prosa.
“El periodismo me cambió la vida, me definió”, aseguró alguna vez. Ser periodista era para él un orgullo y un oficio que amaba. Era un modo de vida. El periodismo le permitía, en muchos casos, obtener información para elaborar un poema.
“Esto está representado en la segunda parte del libro, donde tomo cuatro ejes temáticos que encontramos en su obra periodística, pero también en su obra poética: sus afectos, los espacios recorridos, sus ideales y las infancias. En la obra se puede condensar la unión de esas dos dimensiones que lo constituían. Ha llegado a publicar textos periodísticos junto a poemas que reflejaban desde ese otro género la misma temática, pero también encontramos poesía en sus textos periodísticos, como lo deja claro el famoso artículo sobre el obrero muerto en el Riachuelo en 1930 con la caída de un tranvía”, recordó Ferrari en una entrevista con el diario porteño Página 12.
“El sándwich de milanesa”.
Una crónica que González Tuñón escribió en 1930 para el diario Crítica se llama “El sándwich de milanesa”. “El título surge de la conmovedora imagen de un sándwich de milanesa que sobresalía del bolsillo de un obrero fallecido, un detalle que González Tuñón captó al cubrir el accidente. Se trata de un pequeño texto sin firma que está lleno de poesía y sentimiento, y es un suelto periodístico dentro de una nota mayor sobre la tragedia”, sostuvo Ferrari.
El autor del libro también remarca que una de sus anécdotas más conocidas “se remonta a 1932/1933, cuando escribió para el diario Crítica una serie de crónicas sobre Villa Desocupación, considerada la primera villa miseria de Buenos Aires y ubicada en la zona del puerto. Según relata, le habían sugerido que se vistiera como un linyera para pasar inadvertido y mezclarse con los lugareños, en su mayoría inmigrantes del Este europeo corridos por el hambre. Cuenta que siguió esa recomendación y pudo avanzar sin problemas, recoger testimonios y reproducirlos en Crítica, hasta que se ganó la confianza de la comunidad y pudo moverse con mayor libertad”.
Ideología.
El personaje que supo construir González Tuñón hasta su muerte, en agosto de 1974 cuando tenía 69 años, estuvo marcado por su ideario comunista. “Hubo varios acontecimientos que lo marcaron desde lo cotidiano y afectivo: su hermano Enrique, un escritor muerto muy joven de tuberculosis, cinco años mayor que Raúl, que fue quien lo inició en lecturas y lo hizo entrar en Crítica; una de sus hermanas, maestra de escuela, que lo alentó a descubrir la literatura; su pertenencia al grupo Martín Fierro, que le permitió conocer a escritores como Jorge Luis Borges y Leopoldo Marechal; y su relación con España, con la República, sus viajes en 1935 y 1937, donde refleja en poemas y textos periodísticos el drama español de ese momento, desde la insurrección de mineros en Asturias en 1934 a los vaivenes de la política republicana, hasta el golpe de Estado franquista y los primeros meses de la guerra civil española. También sus años en Chile fueron claves para él”.
Ferrari apunta que en el país trasandino, González Tuñón es reconocido a la altura de los máximos dirigentes del Partido Comunista del momento, “un partido bastante efervescente con presencia política fuerte, con acercamientos y distanciamientos del gobierno del Frente Popular. Allí practica una prosa muy cáustica en sus textos, con columnas satíricas devastadoras de la política chilena, la política argentina y la política internacional. En la revista humorística Topaze, muy popular en ese momento, González Tuñón era burlado al mismo nivel que la máxima jerarquía del PC chileno y el poeta Pablo Neruda. Lo llamaban ‘González Turrón’ o ‘González Tuñonoff’”.
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Oficina de publicidad
En su extenso recorrido por el periodismo, González Tuñón nunca dejó de lado sus concepciones ideológicas y mucho menos una mirada ácida sobre el funcionamiento de los medios de comunicación en el país. “A medida que fue moldeando su concepción comunista fue cuestionando el aparato de los medios de comunicación del que no se salvaba Crítica, si bien tenía por Natalio Botana -fundador del diario- una admiración mayúscula. Conforme fue creciendo en su definición política e ideológica fue viendo todas las injusticias y las perversidades de los medios de comunicación y del sistema capitalista dentro de ellos. Dice textualmente: ‘La máquina invade la calle con su enorme rumor de bestia herida por la velocidad de su propia potencia. El diario va a todas partes. Avisos de los burgueses al lado de notas sobre la desocupación. Notas de arte junto al chiste obsceno. Brulotes por aquí y adulonerías por allá. Mientras tanto hay que mantener el ánimo de los redactores. Hay que decirles: Pueden ustedes escribir con toda libertad. Pero cuidado si esa libertad molesta a la oficina de publicidad. Entonces la oficina de publicidad amonesta, hace callar al redactor, asume toda la responsabilidad del momento y consigue el aviso amenazado.
Entonces, ah, entonces hay que mantener el ánimo del redactor. Entonces se le llama y se le encarga un brulote a la tiranía de Venezuela. Todas las tiranías son despreciables. Menos la tiranía de la oficina de publicidad”.
A la cárcel por un poema
En su libro, Ferrari cuenta un hecho conocido en la vida de González Tuñón que fue el encarcelamiento por publicar un poema. Era ‘Las brigadas de choque’, “un poema muy combativo, como decía él, un poema con un sarampión revolucionario, publicado en la revista Contra que él dirigía. Esto fue en el año 1933, Década Infame. El poema es prohibido. Y el caso de la censura, que también sufrieron otros periodistas y escritores por esa misma época, llega a ser tema de debate en el Congreso, en la Cámara de Diputados; porque se trataba de un poeta encarcelado por publicar un poema.
Ferrari recuerda que en los años ‘60, en la revista La Rosa Blindada, que apadrinaba González Tuñón, el poema se publica después de décadas en el olvido. En uno de los versos el poema dice: “las putas espías del orden político”. Algunas de las ediciones de esa tirada de la revista aparecen con una marca de plomo donde la palabra “putas” está borrada. En otras no.
“Se dice que la imprenta donde se hacía la revista pertenecía a López Rega. Estamos hablando de la década del 60 en Argentina. López Rega no era conocido ni era el López Rega de los años 70, pero había sido comisario y algún tipo de ataque de moralidad le había agarrado que se espantó cuando vio las pruebas y mandó a tapar con plomo la palabra. Sin embargo, algunos ejemplares salieron sin esa marca de censura previa y circularon las dos versiones de la revista dentro de la misma tirada”.
* Periodista
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