Lunes 16 de junio 2025

"Un camino de color, fuego y juego" en el CMC

Redacción 16/10/2009 - 01.35.hs

La artista plástica Raquel Pumilla inaugurará hoy a las 20 en el Centro Municipal de Cultura la muestra retrospectiva "Un camino de color, fuego y juego". La exposición de la creadora que acaba de atravesar el umbral de cuatro décadas de creaciones ininterrumpidas, es una invitación a la expresividad de distintos lenguajes artísticos
La muestra retrospectiva se exhibirá en las salas y galerías del centro municipal durante dos semanas, y tiene sabor a encuentro con una parte de la historia artística y cultural de la ciudad.
De su obra se podrá ver "Paisaje para armar 5", cuadros y esculturas; "La mancha envenenada", muestra plástica individual; "Hay luna moza", cerámica; "Los verbos del agua", técnica mixta en el marco de la muestra plástica: "Arte de aguas, arte con agua"; ilustraciones de poesías del escritor Edgar Morisoli pertenecientes a los libros "Cancionero del Alto Colorado" y "Bordona del Otoño" (tintas sobre cartón); arte y diseño en la instalación "Cuenta mis cosas" sobre la "Narrativa Visual de la Historia de Vida del ingeniero agrónomo Juan Carlos Lassalle"; e ilustraciones en grabado en el ensayo "La dictadura militar y su incidencia en La Pampa", en el marco del certamen "Vivir en democracia con Justicia Social" (1999).
En la presentación de esta exhibición, se afirma que "entre las telas, esculturas, instalaciones, piezas cerámicas, grabados y diseños aparecen los colegas, los amigos, los devotos y admiradores, sus queridos alumnos de la primaria, los compañeros de ruta y de tantos proyectos artísticos montados en salones provinciales y municipales, plazas, escuelas, cines y centros culturales".
"Allí están los reconocidos escritores que contaron con sus ilustraciones a la hora de publicar; los diseños y afiches que los amigos solicitaron para alcanzar algún público esquivo o los alumnos que de su mano se le animaron a las paredes para plasmar coloridos murales", se explica.
"Están también -continúa- las compañeras de cerámica y de grabado, con el calor del fuego que cuece las piezas y el color de las tintas con tantas pasadas como años de trabajo continuo. Y no puede faltar la familia retratada en fascinantes relatos pictóricos, en esa alquimia de filiación y de explosiva plasticidad. Aún en las ausencias de los que no están, aparecen las lágrimas, los pañuelos y el fatigoso trabajo de la memoria que Raquel no se cansa de evocar para continuar luchando contra los años de plomo".
Quizás, al improvisado, el recorrido le parezca azaroso y antojadizo. Pero a poco de andarlo, se trasluce un camino, una búsqueda y una tensión que empuja al abandono del cálculo racional por el festejo de las formas y el fabuloso garabateo que se entrama en rincones e intersticios.
Allí anidan los paisajes para armar, el niño Cristo crucificado con ojos que miran la complicidad del silencio, fabulosos armarios llenos de secretos, esculturas pétreas plagadas de añejos deseos, telas que se expanden en fogosos colores, formas que se instalan en caprichosas configuraciones, texturas y tonalidades en las piezas cerámicas. En fin, un mundo con una estética singular y refrescante, pero a la vez potente en su denuncia de lo que muchos desearían ocultar.
Raquel Pumilla recibió por su obra innumerables distinciones, menciones y premios en su trayectoria artística; la celebración se enaltece en el reencuentro con la obra, con la diversidad de técnicas que dan vida a un festivo dialogo de lenguajes.

 


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