Sabado 07 de junio 2025

John Stowell, el jazzista errante

Redacción 08/07/2011 - 10.46.hs

Cuando salió de la habitación donde descansaba de su largo viaje, John Stowell saludó amistosamente. Aunque se lo notaba exhausto, sonrió a los periodistas que lo habían visitado en casa de Alberto Acosta, su gran amigo que lo hospeda cada vez que aparece por estos pagos. Ambos decidieron celebrar la entrevista en la recóndita sala de ensayo que Alberto construyó tiempo atrás en una de las habitaciones de su hogar.
Stowell es flaco, alto y rubio. "Bien gringo" diría alguno. Dice que cumplirá 61 años el mes próximo, pero parece tener 10 ó 15 años menos. Con un tono de voz tranquilo -producto quizá del sueño malogrado en el avión- explicó de entrada que su castellano abarca "más o menos cinco palabras", aunque en realidad sean un poco más. Decidimos entonces plantear la entrevista en su idioma y milagrosamente logramos la comunicación, que traducida sería más o menos así.

 

Toco y me voy.
"Suelo pasar seis o siete meses por año viajando por el mundo. No tengo familia, alquilo una casa en Oregon y mis gastos son pocos, lo que me permite recorrer diferentes países ofreciendo conciertos y enseñando. Esta es mi séptima visita a la Argentina y la cuarta a Santa Rosa. Luego continúo por Buenos Aires, La Plata, Villa Mercedes, Rosario, donde seguiré tocando con distintos músicos y enseñando" explicó Stowell.
Ante la clásica pregunta "¿Qué le gusta de la Argentina?" el jazzista responde que la gente es genial y agrega que "me encantan las combinaciones que pueden forjarse entre el tango y el folclore con el jazz y quiero conocer más de esta espectacular música para incorporarla y mezclarla con la que yo hago".
Musicalmente hablando, Stowell dice que ahora produce un sonido original que le costó años de práctica, pero que en sus inicios intentaba sonar como Bill Evans (el pianista, no el saxofonista), Herbie Hanckok y Jim May. Sin embargo no empezó como jazzista, sino como rockero, pero luego decidió incursionar en el estilo que actualmente practica, ya que le brindaba "mayores posibilidades de sonidos y un mayor vocabulario musical".
Para ilustrarnos un poco sobre su estilo, y a pedido del público (un grupo de estudiantes de música que fueron a visitarlo), Stowell levantó su extraña guitarra, fabricada a su medida por un luthier de Oregon, y con Acosta interpretaron "Inútil paisagem" de Tom Jobin.

 

Jazzero neto.
Finalmente, Stowell sorprende al cronista explicando que la audiencia de jazz es reducida incluso en EE.UU. "Si no eres famoso y no quieres ser comercial tienes que trabajar mucho. No critico a quienes quieren hacer música comercial, pero esto es lo mío, aunque mis audiencias sean pequeñas. Tengo un trío en Seattle, toco mucho, doy clases y cobro regalías por mis dvd y libros de estudio. Viajo por el mundo y conozco mucha gente. Me encanta el jazz y me considero la única persona haciendo lo que yo hago" concluyó sonriendo.

 

Musical relationships
Stowell estudia todos los días. Incluso si está cansado o viene de un largo viaje se abalanza sobre el instrumento al menos cinco minutos. "Es muy importante" indicó. "Somos estudiantes toda la vida y cuando no estoy tocando mi guitarra la extraño. Los músicos necesitamos mejorar individualmente día a día, pero también en grupo. Por eso es genial generar 'musical relationships' (relaciones musicales)" expresó.
"Por ejemplo, con Alberto hemos creado una relación musical y ello nos ha servido a los dos. Nos vemos muy poco, es verdad, pero cada vez que nos juntamos retomamos aquello que dejamos la última vez y notamos el progreso que ha tenido cada uno como músico. De esta manera tengo otras amistades en distintas partes del mundo con quien mantengo una relación musical" dijo el artista.

 


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