El fútbol está de luto por la muerte de Varallo
Redacción 31/08/2010 - 05.07.hs
Francisco Antonio "Pancho" Varallo, último sobreviviente de la final del campeonato mundial de 1930 y legendario goleador de Boca Juniors, falleció ayer en la ciudad de La Plata a los 100 años, dejando tras de sí una estela secular en la historia del fútbol argentino.
Varallo había nacido en Los Hornos, el 5 de febrero de 1910, y además del subcampeonato del mundo de 1930 había ganado un Sudamericano (actual Copa América) de 1937 con la selección nacional. Comenzó a jugar en el club 12 de Octubre y se probó sin suerte en Estudiantes de la Plata, para finalmente recalar en el tradicional rival, Gimnasia y Esgrima, a los 18 años. En 1929 ganó el Campeonato Argentino, o también llamado Metropolitano décadas anteriores, y el profesionalismo lo encontró jugando para la Selección.
La historia dice que pasó a Boca en 1931 contra su voluntad, pero motivado por necesidades económicas, y allí debutó en un partido contra Chacarita. El 20 de septiembre de 1931 fue parte del primer superclásico del profesionalismo, convirtió de penal y se enfrentó con el arquero rival, por lo que debió suspenderse el encuentro. En su carrera logró 181 goles en torneos locales, más 14 por copas. En 1939 debió alejarse de las competencias futbolísticas a causa de una lesión de meniscos. Después fue director técnico y condujo a Gimnasia, entre 1957 y 1959. Por 70 años (1939-2009) fue el máximo goleador de Boca, hasta que fue superado por Palermo el 1º de marzo del año pasado (entre profesionalismo y amateurismo el máximo artillero es Roberto Cherro, con 210).
En 1994, la FIFA le entregó la Orden del Mérito que también le dieron a Bobby Robson, Gerd Muller, Beckenbauer, Pelé, Paolo Maldini, entre otros. El 18 de diciembre de 2008, a los 98 años, fue declarado Ciudadano Ilustre de La Plata en una ceremonia en la que también recibieron dicha condecoración otras celebridades del deporte nativas de la ciudad de las diagonales, una de cuyas calles lleva el nombre de este futbolista.
Pero la mayoría lo recordará porque fue titular en aquel partido decisivo que, el 30 de julio de 1930, en Montevideo, el local Uruguay le ganó por 4 a 2 a la selección nacional para quedarse con la primera copa de una competencia que se convertiría en la obsesión de todos los países futboleros. Se fue el último protagonista argentino del primer mundial de fútbol de la historia. Era historia viviente. Desde ayer es leyenda.
Varallo había nacido en Los Hornos, el 5 de febrero de 1910, y además del subcampeonato del mundo de 1930 había ganado un Sudamericano (actual Copa América) de 1937 con la selección nacional. Comenzó a jugar en el club 12 de Octubre y se probó sin suerte en Estudiantes de la Plata, para finalmente recalar en el tradicional rival, Gimnasia y Esgrima, a los 18 años. En 1929 ganó el Campeonato Argentino, o también llamado Metropolitano décadas anteriores, y el profesionalismo lo encontró jugando para la Selección.
La historia dice que pasó a Boca en 1931 contra su voluntad, pero motivado por necesidades económicas, y allí debutó en un partido contra Chacarita. El 20 de septiembre de 1931 fue parte del primer superclásico del profesionalismo, convirtió de penal y se enfrentó con el arquero rival, por lo que debió suspenderse el encuentro. En su carrera logró 181 goles en torneos locales, más 14 por copas. En 1939 debió alejarse de las competencias futbolísticas a causa de una lesión de meniscos. Después fue director técnico y condujo a Gimnasia, entre 1957 y 1959. Por 70 años (1939-2009) fue el máximo goleador de Boca, hasta que fue superado por Palermo el 1º de marzo del año pasado (entre profesionalismo y amateurismo el máximo artillero es Roberto Cherro, con 210).
En 1994, la FIFA le entregó la Orden del Mérito que también le dieron a Bobby Robson, Gerd Muller, Beckenbauer, Pelé, Paolo Maldini, entre otros. El 18 de diciembre de 2008, a los 98 años, fue declarado Ciudadano Ilustre de La Plata en una ceremonia en la que también recibieron dicha condecoración otras celebridades del deporte nativas de la ciudad de las diagonales, una de cuyas calles lleva el nombre de este futbolista.
Pero la mayoría lo recordará porque fue titular en aquel partido decisivo que, el 30 de julio de 1930, en Montevideo, el local Uruguay le ganó por 4 a 2 a la selección nacional para quedarse con la primera copa de una competencia que se convertiría en la obsesión de todos los países futboleros. Se fue el último protagonista argentino del primer mundial de fútbol de la historia. Era historia viviente. Desde ayer es leyenda.
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