La historia de Agropecuario, el club que ascendió sin escalas a la B Nacional
"Tuve la suerte de nacer con todo lo que la gente puede soñar, pero me faltaba esto", confiesa Bernardo Grobocopatel, fanático del fútbol y de Racing Club, y que a fuerza de millones cumplió el "sueño" de tener su propio club y llevarlo de manera vertiginosa a lo más alto del ascenso nacional.
Desde las playas de Río de Janeiro, el ahijado de Gustavo Grobocopatel, más conocido como el Rey de la Soja, festeja el ascenso de Agropecuario Argentino de Carlos Casares, el club que él mismo creó hace menos de seis años y que este domingo se transformó en el más joven de la historia en subir a la Primera B Nacional.
Fundado el 23 de agosto de 2011, el Sojero, como también se lo conoce al club, escaló tres categorías en los últimos tres años, pasando del Federal "C" a la B Nacional. Su última gran alegría se concretó el domingo, cuando un resultado ajeno (la derrota de Gimnasia de Mendoza) en una fecha en la que tenía libre le permitió ascender al Nacional, luego de ganar el Pentagonal final del Federal "A", el torneo que en la Primera Fase de esta temporada compartió con Belgrano de Santa Rosa y Ferro de General Pico.
"Seguí el partido con los nervios de punta, estábamos con mi familia en la playa pero me fui a la habitación del hotel para poder verlo por la computadora", añade desde Brasil el empresario agrícola, integrante del Grupo Los Grobo, uno de los pooles de siembra más grandes de Latinoamérica.
"Sinceramente no creía que pudiera darse este domingo y por eso había sacado los pasajes de vuelta para el miércoles, porque ya me imaginaba jugando con Gimnasia de Mendoza un desempate el próximo fin de semana", agrega en una charla con Télam el dueño del club, desde una comodidad económica impensada para cualquier otro dirigente de la categoría en una instancia como esta.
"Pero esto es fútbol y no hay lógica", insiste el magnate, intentando "ocultar" el hecho de que con el poderío de sus millones ha logrado darle algo de previsibilidad a un deporte eminentemente ilógico.
En ascenso.
En la zona de Carlos Casares, una ciudad de unos 20 mil habitantes, Los Grobo han construido un emporio con la soja como estandarte, y el fútbol también les ha servido para establecer empatía con los habitantes. Bernardo Grobocopatel, de 40 años, intentó incursionar en el deporte local como gerenciador del club Huracán (dedicado al rugby), pero por diferencias con el resto de la dirigencia decidió fundar su propia institución y apuntar bien alto.
Hoy, Agropecuario Argentino tiene un estadio para 8.000 personas (que ya proyecta ampliar para el Nacional), cancha con sistema de riego computarizado, panes de césped traídos especialmente de Europa, un complejo de 17 hectáreas con siete canchas auxiliares y un hotel en construcción. Y en lo futbolístico, además de su equipo superior, ya conformó un plantel de divisiones inferiores para competir en el torneo de AFA.
"Nuestros objetivos son ascender hasta donde podamos y en el futuro tener un plantel conformado por jugadores del pueblo", resume el presidente del club, que cuenta con muy pocos socios pero que tiene un respaldo económico envidiable para cualquiera.
Con más de 700.000 pesos mensuales destinados a su plantel profesional, el Sojero manejó esta temporada uno de los presupuestos más altos del Federal "A", torneo en el que Belgrano de Santa Rosa transitó con menos de un tercio de ese dinero y terminó descendiendo. En los cuatro mano a mano con el más poderoso, el Tricolor sacó dos empates como local (2-2 y 0-0) y sufrió dos derrotas en Casares (3-0 y 2-0).
"El objetivo será afianzarnos en la B Nacional. Hoy es momento de festejar y desde el miércoles, cuando vuelva al país, empezaré a pensar cómo armar un equipo competitivo para la nueva categoría, en la que van a querer comernos crudos", agrega Grobocopatel desde Brasil, mientras piensa en reservar algunas hectáreas más de su soja para seguir afianzando su sueño. "Pude vencer el prejuicio de quienes decían 'éste lo tiene todo'. No lo tenía todo, me faltaba esto", cierra el empresario, que nació en una familia millonaria y busca la felicidad en el fútbol.
Entre Racing e Independiente
Bernardo Grobocopatel, fundador y presidente de Agropecuario, tiene como sueño jugar en Casares contra Racing de Avellaneda, el equipo del que es hincha desde chico. Y para lograrlo contrató como entrenador a José María "Chaucha" Bianco, identificado con Independiente por sus logros como jugador desde finales de los '80. "No se dio cuenta", bromeó Bianco al referirse a esa situación, y enseguida dio un adelanto de lo que vendrá: "Conociéndolo (a Grobocopatel), seguro va a querer cumplir el sueño de jugar con Racing en nuestro estadio. Y Racing juega en Primera...".
No todo es color de rosa
La contracara de la actualidad de Agropecuario Argentino la viven algunos de los clubes históricos de Carlos Casares, que han ido sufriendo en carne propia el crecimiento del Sojero, en detrimento de sus intereses como instituciones sociales.
"No es un club, sino una empresa que desangró a los clubes de Casares que hace 80 años mantienen el deporte", resumió Juan Beraza, ex presidente del Club Atlético Carlos Casares (el más antiguo de la ciudad), al referirse a la aparición del Sojero y sus millones.
"Ahora todos los padres quieren salvarse; entonces llevan a su hijo al equipo del empresario, pero no todo lo que reluce es oro", agregó Beraza, quien se lamentó porque toda esta movida ha afectado a su club y a los otros tres (Boca, Argentina 78 y Defensores) que hacen fútbol en la ciudad.
En ese sentido, el ex dirigente destacó que solamente tres de los jugadores del plantel de Agropecuario "son los únicos de unos pueblitos del departamento de Casares. Los demás son todos extranjeros y eso no ayuda al deporte local".
Uno de esos tres es Gonzalo Urquijo (los otros son Juan Pablo Manzoco y Enzo Díaz), goleador, capitán y referente del club, que se sumó a Agropecuario durante sus primeros pasos como institución (en 2012) y vivió cada uno de los ascensos.
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