Martes 24 de junio 2025

La noche más larga nadando en el Beagle

Redacción 17/06/2023 - 00.13.hs

Recibir al invierno en el "Fin del Mundo", nadando en las heladas aguas del Canal de Beagle durante la noche más larga del año. De eso se trata el desafío, que este 20 de junio por la noche tendrá su tercera edición en Ushuaia.

 

Nadadores de diferentes partes del mundo se reúnen desde hace un par de años para cumplir con esta prueba, que forma parte de la "Fiesta de la Noche más Larga" que se celebra en la capital de Tierra del Fuego con cada llegada de la estación más fría del año.

 

Y en esta edición 2023 de la travesía, organizada por el grupo local de Nadadores de Aguas Frías (NAF), un pampeano será protagonista: entre los 31 nadadores que -sin traje de neoprene- se tirarán al Beagle a las 00.00 horas del miércoles 21 estará el piquense Sebastián Follmez, que se acercó al atletismo a los 50 años luego de hacer una apuesta en un asado, y que hasta hace poco no sabía nadar.

 

Helado.

 

"Son 500 metros, que en distancia no son nada porque habitualmente se nada mucho más, pero en estas condiciones parecen una eternidad", se sincera Follmez desde Ushuaia, donde llegó hace un par de días para aclimatarse de cara a la prueba del martes por la noche.

 

"Esto lleva un período de adaptación. En Pico yo practicaba a la pileta con agua fría, pero cuando llegué acá me di cuenta que no sirvió de nada porque me encontré con algo totalmente distinto. Acá el agua está fría de verdad", cuenta con gracia el triatleta de 59 años, quien representará al Club de Farmacia y al que le hicieron "un lugarcito" más porque ya se había completado el cupo de 30 nadadores para esta edición. "Yo entré como el 31 y se cerró", agrega el Chango Follmez, mientras se prepara junto a una nadadora rusa para realizar un nuevo entrenamiento en el Beagle.

 

"En mi caso estoy nadando ahora con el traje de neoprene, pero los que están acostumbrados lo hacen habitualmente sin protección. Para mí será la primera vez en aguas frías de verdad y es todo un desafío, por lo que es importante la adaptación que estoy realizando en estos días", explica el pampeano, que habitualmente corre triatlones y que en una ocasión sufrió de hipotermia durante una carrera.

 

"Me quedó esa espina y me propuse 'superar el agua fría'; así que vine y la verdad es que lo estoy superando. Es algo totalmente distinto a lo que estoy acostumbrado, hay que vivirlo para saber lo que se siente. Ayer estuve diez minutos nadando, y calculo que para completar los 500 metros vamos a tener que estar unos 20 minutos, así que poco a poco me voy acercando", remarca el piquense, quien en su última práctica vivió un momento muy especial: "Me meto a nadar y había ballenas ahí cerquita. Me impactó, fue algo increíble".

 

Otra vida.

 

"Yo tenía 50 años y pesaba casi 110 kilos. Y eran 110 kilos 'de noche', de asados y bebidas", confía el comerciante piquense, vecino y amigo de la infancia del hoy gobernador Sergio Ziliotto, y que se hizo deportista de una manera particular.

 

"Un día -relata-, comiendo un asado con mi sobrino, me contó que iba a correr la carrera de los Bomberos, en Pico, y que pensaba hacer los 5 kilómetros en 35 o 40 minutos. Les dije que yo a esa distancia la hacía en 30 minutos; hicimos una apuesta y entonces empecé a caminar y a trotar, porque faltaban un par de meses para la carrera".

 

"Todos los días -continúa-, cuando salía a entrenar, me cruzaba con tres personas, que una vez se me pusieron a la par y me preguntaron si quería que me den una mano para entrenar, que no me cobraban pero que tenía que garantizarles disciplina. Eran policías del Grupo Especial, que salían a entrenar, y a partir de ahí me pasaban a buscar y salíamos juntos".

 

"Al final corrí la carrera en 30 minutos, gané la apuesta y cuando terminé los tres me dijeron qué quería hacer, si seguir con la vida de antes o con esta nueva vida. Y ahí arranqué; corrí un año 5 kilómetros, otro año 10 y después surgió la idea de los triatlones", completa Follmez, feliz por su presente.

 

Aunque aclara que ese salto de modalidad -del medio fondo a las pruebas combinadas- no fue simple por una razón básica: no sabía nadar. "Le tenía miedo al agua de cuando era chico y nunca había nadado. Con los amigos del barrio siempre jugábamos a atarnos de pies y manos, y ver quién se desataba más rápido. Y una vez me empujaron atado al agua, me asusté y nunca más me metí", cuenta el piquense.

 

"Por eso cuando surgió la posibilidad de hacer un triatlón me propuse superar ese miedo que traía desde chico, y empecé de cero a aprender a nadar. Y a los dos meses estaba corriendo mi primer triatlón", recuerda desde Ushuaia, a pocos días de desafiar al Beagle en la noche más larga del año y ya pensando en el Ironman de Buenos Aires que se vendrá en un par de meses.

 

- Fue una apuesta que te cambió la vida aquella del asado...

 

- Sí, totalmente. Ahora, normalmente cuando me preparo para un triatlón peso 81-82 kilos, y en estos días estoy pesando 86 porque tuve que consumir muchas grasas para este desafío de las aguas frías. Pero sí, me cambió la vida. Los tres 'polis' me cambiaron la vida; siempre les estaré agradecido.

 

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