Jueves 12 de junio 2025

Un documentalista rescató la increíble historia del ermitaño que vive en Tucumán

Redaccion Avances 25/02/2022 - 21.00.hs

El francés Mathieu Orcel llegó a la Argentina en 2001, en un momento crítico del país por la crisis económica y social, pero no fue eso lo que le dio curiosidad como para echar raíces a miles de kilómetros de su tierra natal, sino el pueblo Mapuche.

 

Con poco conocimiento del español, se radicó en Neuquén por cuatro años, aprendió el idioma y las costumbres del pueblo originario del sur argentino y plasmó su vida en el documental Para los pobres, piedras, que lanzó en 2012. “La crisis, para nosotros los cineastas fue un momento épico, de mucha potencia. Justo cuando salía el nuevo cine argentino y me encantó. Tenía 22 años y empecé mi carrera con esas referencias”, recuerda en un mano a mano con Noticias Argentinas.

 

“Argentina me fascinó de entrada por su solidaridad a pesar de la crisis. Desde Francia me decían que veían imágenes terribles en las noticias, pero yo sentí que se vivía la crisis de otra manera, con personas compartiendo casa, sacando adelante fábricas, algo que en mi país no pasaría”, sostiene.

 

Desde entonces no paró de trabajar y en 2015, mientras filmaba una serie sobre la trata de personas para el canal Encuentro, se topó en un diario con la historia de Pedro Luca, un tucumano octogenario que durante su juventud decidió abandonar su vida en sociedad y se instaló en una cueva a cuatro horas de San Pedro Colalao. Para Mathieu esa historia merecía ser contada y se puso manos a la obra para dar con el curioso personaje.

 

“Un año después de haber conocido su historia, logramos dar con su sobrino, que nos confirmó que vivía en una cueva hacía más de 40 años. Lo fuimos a visitar, me quedé tres días en la cueva con él, escribimos el guion, lo aprobó el INCAA y empezamos a filmar”, cuenta sobre los primeros pasos que formarán parte de Lejos de los hombres, el documental por que el próximamente volverá a Tucumán con la idea de darle un cierre y poder presentar a principios de 2023.

 

- ¿Cómo fue el primer encuentro con alguien que justamente se retiró de la vida social?

 

- Fue muy lindo porque Pedro no es una persona abstracta o antisocial. Antes de instalarse en la cueva en la que está ahora, vivió 15 años en otra. Hace 60 años que se retiró del mundo de los hombres. Sospecho los motivos, pero cuando le preguntás te dice que donde vive es más airoso, hay menos ruido. Nosotros hacemos un cine que pasa por la emoción, no tanto por explicar verbalmente. Por ejemplo, tenemos un primer plano de Pedro en el que conoce la cámara y se lo expliqué como un espejo a través del que yo lo veía. Nos entendimos perfecto porque es pragmático, tiene mucha intuición y se copó con la película, entonces me despertaba a las 4 de la mañana para avisarme que salía a cazar, por si quería acompañarlo con “el espejo”. Todo ese proceso aumentó mucho su interés, porque no le importaba hacer una película de base.

 

- ¿Cuál es la clave para retratar a un personaje de estas características?

 

- Empecé en el mundo mapuche, estuve 8 meses para hacer las primeras imágenes y eso me construyó a la hora de retratar personajes marginados, sea voluntario o no. Eso me permitió entender cuál es la justa distancia entre dos seres humanos, con uno que observa al otro. Por eso creo que él sintió que había mucho respeto y no había sensacionalismo, porque para mí no es un personaje, es una persona y en esos matices y toda esa sutiliza, fue más fácil por mi experiencia trabajando con poblaciones marginadas.

 

- ¿Pudiste saber cómo era su vida antes?

 

- Pedro es huérfano, tiene muy pocos familiares, y de muy joven tenía intenciones de irse y viajar. Entró al ejército y tengo entendido que viajó por Bolivia. Intuyo -y creo que en el último bloque de rodaje lo voy a esclarecer- que no tuvo una buena experiencia en el ejército y que tuvo que desaparecer. Esto es interesante porque eligió esta forma de vida, no es solo una huida. No está en un plan de esconderse, sino que le agarró el gustito a vivir solo en la naturaleza. En realidad, no tiene un minuto libre porque tiene que ir a buscar su comida, la leche, cuida a chivas de alta montaña que se instalaron con él y son como su familia. Él prefiere a esas chivas a la presencia de 3 o 4 personas que para él son muchas personas.

 

 

 

 

 

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