Viernes 19 de abril 2024

«Confecciones Antuan» diseña y elabora vestimenta rural

Redaccion 27/06/2020 - 15.47.hs

Libertad Pereyra heredó de su padre el oficio del diseño y la confección. Ahora, desde su taller -donde produce una amplia variedad de prendas- espera que sus nietos continúen con un negocio que logró edificar con mucho esfuerzo.

 

Ubicado en pleno corazón del barrio Villa Tomás Mason Sur, «Confecciones Antuan» diseña y elabora todo tipo de vestimenta para trabajadores rurales: corbatines, camisas, bombachas de campo. Por la calidad de sus productos, este pequeño emprendimiento textil ya tiene presencia en el interior de la provincia. «Es un negocio que apuesta por lo artesanal y eso hace que nos elijan», resalta Libertad Pereyra, mentora de la marca.

 

La vida de Libertad siempre estuvo ligada a la actividad, un rubro en el que se inició de joven -a sus 15 años- y en el que durante su camino le tocó vivir de todo: lo bueno y lo malo. «Fue como se tenía que ir dando, hoy estoy feliz donde estoy, aunque hubo momentos difíciles», admite la emprendedora que nació en el norte pampeano, en Rancul, hace 64 años.

 

Uno de estos desafíos tuvo lugar hacia fines de la década del ’80. Ya instalada en Santa Rosa trabajó para una empresa textil que, con la eclosión de la crisis económica de la hiperinflación en 1989, decidió cerrar las puertas de la fábrica y, sin previo aviso, se marchó. «Un lunes llegamos al taller y no estaban, nos dejaron a todos en Pampa y la vía», recuerda con cierto dolor. No obstante, esa difícil situación no resultó ser obstáculo para emprender otros proyectos.

 

«Siempre estuve en el rubro, a veces como empleada, otras como tallerista y ahora con este negocio. ¿Cómo surgió? Con el nacimiento de uno de mis nietos. Yo tenía que cuidarlo y faltaba muy poco para jubilarme… eso me motivó y abrí, él se crió acá y por eso lleva su nombre: Antuan», resume en pocas palabras en su taller que está en la calle Antártida Argentina al 734, en Santa Rosa.

 

«Diseño y confecciono cualquier tipo de prenda, remeras, calzas o vestidos. También ropa de campo: boinas, camisas, corbatines y, en especial, las bombachas de campo que son como mi caballito de batalla. Se vende muy bien», indica Libertad. Además dentro de la lista de productos se puede encontrar diferentes tipos de vestimenta de trabajo, como mamelucos o pantalones. «Los piden mucho los albañiles, electricistas, toda persona que tenga ese tipo de oficio».

 

Con siete años de vida, la marca «Antuan» ya se comercializa tanto dentro como fuera de la capital pampeana. «Con el tiempo pude empezar a vender al interior de la provincia. Tuve mucho trato con el entonces ministro de Desarrollo Territorial (Martín Borthiry) y siempre fui invitada a las ferias. Estuve en la Expo Pyme de empresas, en Toay, y en donde hubiera una carpa de emprendedores, ahí estaba: en Bernasconi, en Villa Maza, en Embajador Martini, en Rolón», precisa Libertad.

 

«Los clientes van quedando. Antes de viajar me contactan, me hacen los pedidos y una vez que termino, los entrego. Así voy recorriendo y también parte de lo que hago lo vendo en el negocio», explica la costurera quien afirma que «muchos pedidos me llegan por recomendación. Lo sé porque me lo han dicho, que les gusta lo que hago porque es artesanal y por la calidad».

 

Lamentablemente la actividad económica se paralizó producto de la crisis sanitaria del coronavirus (Covid-19). «La pandemia nos paró todo. Antes de la cuarentena venía muy bien, principalmente en los pueblos. Durante la Fiesta de la Ganadería, en Victorica, tuve muy buenas ventas y después de que terminó me quedé para tomar pedidos de clientes. Eso me dio caja para subsistir este tiempo, pero necesitábamos abrir y ahora esperemos que se estabilice todo».

 

Por otro lado, desde su taller también brinda sus servicios a una firma textil local. «Hasta que se desató la pandemia tenía un cliente que me traía las prendas cortadas, y lo que hago desde acá es el proceso de armado. Esta empresa trabaja con dos negocios de Santa Rosa que venden ropa a los colegios privados».

 

Un legado

 

Libertad está inmersa en el mundo de la confección desde que tiene memoria. «Me crié entre agujas e hilos porque mi papá era sastre, ahí empieza todo, desde ahí continuamente estuve con la aguja en la mano. Después comenzó a llevarme a los talleres y a las escuelas para aprender, como se hacía antes. Ya a partir de los 15 empecé de lleno con esta profesión», recuerda la emprendedora.

 

Dando un fuerte salto en el tiempo, ella misma se encuentra en un lugar similar al de su padre, y el oficio que ella heredó con entusiasmo lo está legando a dos de sus cinco nietos. Es más, su proyecto final es que ellos continúen con el taller que ella montó con mucho esfuerzo.

 

«El plan que tengo es mantener el negocio unos años más y dejarlo en manos de mis dos nietos (Marcos y Abril, de 20 y 16 años), que sean los herederos de esto y que sigan con este oficio que es hermoso. Seguro se va a sumar el dueño de la marca (su nieto Antuan) -que ahora va a cumplir siete años- que ya desde chico está mostrando interés, ya está practicando como coser», proyecta Libertad sobre un futuro que ella misma advierte «está muy cercano».

 

No obstante, aseguró que no piensa desvincularse totalmente del negocio. «La parte mía será la venta, ellos se encargarán de la confección y de la producción, que para eso los estoy preparando. Acá tienen todo lo necesario para seguir», plantea, mientras mira a su nieta con orgullo y resalta: «Esto es una empresa familiar». El negocio tiene el apoyo de sus hijas Anabela (40) y Romina (37) y de sus otros dos nietos: Melina (12) y Luciano (17).

 

Apostar por La Pampa

 

Una de las particularidades de «Antuan» es que busca que su cadena de producción se desarrolle íntegramente en La Pampa. «Todo lo consigo de acá, no busco las telas o los insumos en Buenos Aires. Trabajo con gente y proveedores de Santa Rosa», remarca Libertad. El objetivo, explica, es claro: ayudar a promover el desarrollo económico de la provincia.

 

Y esa es una convicción personal: «Si a mí la gente, que es pampeana, me compra, yo también les compro a ellos para que la plata quede acá. Es lo que siempre hablamos con los feriantes, que debería ser así: compramos acá y vendemos acá, la plata no tiene que irse a fuera. Es una manera de ayudar y apostar al crecimiento de La Pampa».

 


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