Martes 23 de abril 2024

Con el sonido de lo autóctono

Redaccion Avances 04/02/2023 - 11.53.hs

Estuvo en estudios de grabación, subió a escenarios, visitó fabricas de instrumentos y hoy tiene su propio local en General Pico donde ofrece desde guitarras clásicas hasta guitarrones y requintos de 12 cuerdas.

 

“El luthier es alguien que le saca sonido a un pedazo de madera, eso es lo maravilloso de nuestra actividad”, resume en una frase el significado de lo que hace Héctor Oscar Moyano, más conocido como “Cacho”, desde su su taller de General Pico donde tiene una rutina marcada desde hace más de 25 años. Allí trabaja con maderas de caldén, nogal, fresno, algarrobo y abeto alemán; entre otras.

 

“He utilizado la madera de palisandro de la India, las tapas de abeto alemán, los armazones de ébano de Africa y como son insumos importados, a veces cuesta conseguir, pero hasta los clavijeros son holandeses”, explica sobre los distintos materiales para su tarea de luthier.

 

Es un ebanista de la música que desde hace algunos años empezó a incursionar con la madera del caldén. “Un día, a quien le compraba las maderas importadas me dijo que lo usara. Entonces aprendí cómo se curaba y me dijeron que iba a ser un poquito más pesada. Hoy ya hay cuatro o cinco guitarras de caldén en España y acá he hecho de doble fondo, el primero de caldén y el segundo de nogal”, señaló orgulloso.

 

“El luthier es alguien que trabaja en ambientes muy específicos y muy cuidados. De todos modos, son procedimientos que se deben hacer muy lentamente y con mucho cuidado”. Y agregó que “si bien es cierto que cualquiera puede fabricar una guitarra en tres o cuatro meses, también es verdad que hay toda una vida para buscarle el sonido”.

 

Moyano fabrica y hace por encargo los guitarrones y los requintos de 12 cuerdas que se tocan en algunas regiones del país. “Tuve pedidos de requintos, así que me puse en contacto con un luthier de Mendoza que me mandó las escalas y empecé a fabricarlos a demanda”.

 

Sus instrumentos han llegado a distintas partes de Cuyo, la Patagonia y a diferentes regiones de Europa. “Casualmente esta semana vendí varias que se fueron para Caleta Olivia, Comodoro Rivadavia y Tierra del Fuego. Otras fueron directamente para el Litoral”. Además en su local de la calle La Fraternidad 374 (entre 106 y 108, el celular es 2302-464984), tiene entre 25 y 30 guitarras listas para vender.

 

Entre cuerdas.

 

Su trayectoria hasta convertirse en luthier tuvo muchos matices. Fue integrante del reconocido grupo de folclore Los Labradores Pampeanos con el que tocó en grandes escenarios y en compañía de reconocidos cantautores folclóricos. “Fuimos uno de los primeros conjuntos provinciales”, recordó quien desde su niñez sintió curiosidad por la música.

 

“Lo último que hicimos con el grupo fue grabar un trabajo con el sobrino de Eduardo Falú en 2007, era mi guitarrista favorito. Luego tuvimos muchas actuaciones y en una oportunidad nos encontramos con Eduardo en los estudios de Landriscina y grabamos varios programas para las radios de frontera porque en esa época, en esa región, solo se escuchaba el folclore chileno”, recordó ‘Cacho’.

 

“Luego de 30 años abandoné la banda para dedicarme a fabricar mis propias guitarras. Cuando decidí dedicarme a esto, los amigos de la fábrica La Alpujarra me enseñaron gran parte de lo que sé y después tuve contacto con Manuel Contreras, un reconocido luthier español que me enseñó otros tantos secretos de este maravilloso arte. Y así empecé. Con el aliento de los fabricantes que me decían: ‘Cacho’, ya estás para empezar a crear tus propios instrumentos’”.

 

Desde el alma.

 

“Quien lleva adelante esta actividad tiene que nacer con esta magia. Hay una vocación de arte y de creación, pero también de la búsqueda de la perfección. Si no lo llevás adentro, no sirve”, asegura. “Desde los 12 años empecé a tocar la guitarra, de manera autodidacta. Con el pasar del tiempo me fui profesionalizando. Y a la vez me gustaba mucho armarlas y desarmarlas”.

 

Moyano comparte sus horas con la familia aunque reconoce que su actividad laboral le insume muchas horas diarias. “La única queja es el tiempo que transcurro en mi taller porque las horas se me pasan volando”, reconoció risueño.

 

“Siempre he tratado de sacarle sonido a la guitarra clásica y eso tiene que ver con que a mí no me gusta la guitarra enchufada que suena muy aguda y hoy en los festivales es lo que predomina en los escenarios. Prefiero escuchar la guitarra clásica, su naturalidad y belleza simple”.

 

Y añadió que reconoce el sonido de sus propios instrumentos, por eso uno de los objetivos es que sus guitarras tengan buenos bajos y buenos agudos. Entre sus cantautores predilectos se encuentran Eduardo Falú, Alfredo Zitarrosa, Cacho Tirao y Carlos Di Fulvio. “También hay concertistas que me gustan mucho y aprecio la música clásica. Cuando termino de trabajar, me pongo en la computadora a escuchar mucha música, me relaja y me gusta mucho”.

 

Cuerdas vs. eléctrico.

 

“Conozco gente que fabrica bellísimas guitarras alrededor del mundo y le ponen un ecualizador y micrófono. Y lo que vale es eso, porque el laburo del luthier no se ve, no sirve. El trabajo del luthier se ve cuando tocan una guitarra clásica que no se enchufa”, subraya Moyano.

 

Entre lo analógico y lo digital, Moyano admite que en las últimas décadas predominan los instrumentos tecnológicos. Y señaló que el tipo de música que prospera es el que se hace a base de ecualizadores. “Me da lástima cuando me compran un instrumento para ponerle un ecualizador. Me rompí el alma para hacer una guitarra de concierto que suene bien... pero bueno, sé que son las reglas del mercado pero de esa forma el trabajo del luthier queda invisibilizado”, lamentó.

 

Para Moyano un tema crucial de esta actividad es que quien la realiza debe poseer una amplia cultura musical. “He dado charlas en la Cámara de Diputados en Santa Rosa, también en el Crear y noto que cuesta que los jóvenes se enganchen”. Y aclaró que quienes estudian música no solo deben saber ejecutar el instrumento sino también saber los secretos de la madera y materiales que lo componen. “Si no se tiene en cuenta eso, es imposible saber lo que estás tocando. Por eso creo que la luthería debería ser un oficio con apoyo por parte de Cultura para que no se pierda en las nuevas generaciones. Anhelo profundamente que se promocione y se conozcan las guitarras y lo que se produce en la provincia y que sea un estandarte también de la cultura pampeana. Ojalá que en algún momento suceda”.

 

Entre cuerdas y sonidos, ‘Cacho’ aseguró que en su trayecto musical y creativo se siente satisfecho por lo transitado. “Desde mediados de los ´60 empecé con el conjunto y me codeé con todos. Lo único que me faltó fue compartir música y escenario con Los Nocheros. Hoy con 79 años sueño con vivir 100 más y también ver en nuestra provincia que algunos chicos estudien luthería y que este oficio tan maravilloso no se pierda”.

 

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