Lunes 22 de abril 2024

Con linaje farmacéutico

Redacción 23/04/2022 - 00.04.hs

La farmacia "Pasco" es centenaria en la ciudad. Hoy, de la mano de Marcelo Fernández Cobo, ya son tres las generaciones de una minipyme familiar que reivindica el trabajo primordial del rubro: un servicio profesional de la salud que se brinda a la población.

 

Marcelo y Lilia muestran de cerca las fotos que, enmarcadas en cuadros, lucen sobre uno de los muebles que contienen distintos medicamentos. En las imágenes en sepia aparecen los fundadores en un local perfectamente ordenado y pulcro, un espíritu que tres generaciones después mantiene inalterable y que es el de brindar un servicio. Poner un paréntesis a tanto ímpetu comercial y conservar esa tradición originaria de ser un sitio que se pone a disposición de la salud general. Porque de eso se trata gran parte del secreto de Farmacia Pasco, una tradición que ya atravesó el siglo de vida y que se ratifica día a día con el esfuerzo familiar.

 

"Si alguien se queda en el local un buen rato va a comprobar que a la mayoría de los clientes los llamamos por sus nombres de pila. Conocemos a casi todos y eso lo queremos conservar", cuenta Marcelo Fernández Cobo (54 años), de profesión farmacéutico y hoy a cargo de una firma que nació en Toay y luego se mudó a Santa Rosa atravesando distintas generaciones.

 

"La farmacia se abrió en 1922 en Toay de la mano de mi abuelo Eufemio Cobo. Mis antepasados fueron inmigrantes del 1800, es decir desde antes de la gran oleada del 1900, así que fueron pioneros. Eufemio se casó con María Salomé Pascual, conocida como 'Maruca' y cuyo padre era Mariano Pascual que era abogado y tuvo seis hijos: cuatro varones y dos mujeres. Lo cierto es que Pascual los envió a todos a estudiar a La Plata y los cuatro varones se recibieron de abogados y las dos mujeres de farmacéuticas. Mi abuelo Eufemio se había recibido en 1919 de idóneo de farmacia y cuando vuelve trabaja en la farmacia Santa Rosa, que estaba al lado de la catedral", rememora Marcelo.

 

En 1922 la que también vuelve a la provincia con el título de farmacéutica es 'Maruca' y entonces abren su primer local en Toay. Luego de 14 años se mudan a Santa Rosa porque Mariano Pascual adquirió el terreno de Hipólito Yrigoyen 119, en el corazón del centro santarroseño y donde hasta hoy funciona el local que inicialmente se llamó Pas-Co, por las primeras sílabas de los dos apellidos fundadores.

 

"Cuando hicimos un cambio de imagen y de logo directamente pasamos a llamarla Pasco. En esta dirección de Yrigoyen se abrió el local y atrás es la casa familiar, donde aún hoy vive mi mamá", aporta Marcelo y Lilia asiente al recordar que desde su infancia se hizo "muy amiga de Rosalba D´Atri porque éramos vecinas y a la vuelta funcionaba el diario La Arena, así que a nosotras nos encantaba juntarnos y cebarles mate a los trabajadores del diario. Es un recuerdo que tengo muy presente".

 

¿Y cómo era el funcionamiento de la farmacia en aquellos años?

 

"Era completamente distinto, era realmente una fábrica de remedios porque se preparaba todo. El laboratorio funcionaba a full porque cada pedido se preparaba, y yo me crié en ese ambiente. De hecho antes de terminar la primaria ya empecé a 'cadetear' para el negocio así que fui absorbiendo todo eso", destaca Marcelo que no tuvo muchas dudas a la hora de elegir una carrera profesional.

 

"Hasta el '73 que fallece mi abuelo, el manejo del negocio era más que nada de él, pero a partir de ahí se hace cargo mi madre junto a mi abuela farmacéutica, ella vivió hasta los 94. Mi hermano Pablo estudiaba Farmacia pero abandonó y tomó otro rumbo, pero yo me recibí. Durante mucho tiempo el local estuvo a cargo de Cristina Basa, que era hija de Celestino quien tuvo farmacia muchos años. En el '99 fue que yo volví y la remodelamos, volvimos al tamaño original del negocio y hoy ya llevo 20 años al frente", puntualiza Marcelo que pone énfasis en una fecha especial, el 2015.

 

"Ese año compramos la farmacia Morales que es un negocio con una historia muy particular porque nació en Caleufú y luego vino para acá. Así que desde 2015 tenemos una sucursal en la avenida Alvear 146 que está a cargo de mi pareja", explica Marcelo y con una sonrisa da más detalles del vínculo del que nacieron los cuatro hijos que hoy viven con ellos.

 

"Mi pareja es Carina Bongiovani (51), ella es de Realicó y nos conocimos en el bar Pavarotti. Y ella es... farmacéutica. Increíble. Cuando terminó su carrera en Córdoba vino a Santa Rosa y trabajó en Farmacia Pampa. Hoy es ella la que está a cargo de la sucursal de la Alvear donde trabajan dos empleados que se suman a los cuatro que trabajan en la sede de la calle Yrigoyen", detalla.

 

Servicio.

 

El pasado miércoles, la Municipalidad y la Cámara de Comercio local distinguieron a negocios y empresas con más de 65 años de trayectoria en un acto realizado en el marco de los 130 años de Santa Rosa. Allí estuvo Lilia junto a su hijo y en unas breves palabras Marcelo deslizó un concepto que ahora ratifica y amplía. Y que hace a la esencia de 'Pasco'.

 

"Desde el '91, cuando se concretó la desregulación farmacéutica, el rubro tomó un rumbo mucho más mercantil, la verdad que hoy solo se ve la cuestión mercantil y no es así, no debería ser así en realidad. Se fue dejando el mostrador, se fue perdiendo y por eso en esta tercera generación nos propusimos retomar eso, ser una farmacia profesional, porque la farmacia sí tiene un costado comercial, pero fundamentalmente es un servicio profesional de salud que se le da a la población. Seguro que es mucho más fácil sumar góndolas y agregar bijouterie y marroquinería por ejemplo, pero eso no es la farmacia. Hoy al farmacéutico se lo ve como un comerciante, y en realidad es un profesional que brinda un servicio", advierte Marcelo, que siempre tuvo (y tiene) una activa participación en distintos lugares dirigenciales del Colegio Farmacéutico provincial.

 

Lilia desgrana más recuerdos y anécdotas. Marcelo acerca las fotos que son testigos de una historia centenaria y ambos posan para instantáneas de hoy, esas que también quedarán como legado de una farmacia que, en un siglo de historia, supo mantener el espíritu con el que nació. Y que de la mano de un corazón emprendedor y bien familiar promete mantener por mucho tiempo más.

 

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