El oficio de abrir puertas
La cerrajería “Santa Rosa” es una de las más tradicionales y valoradas del rubro. De la mano de Jorge Luis Sheriff y Angel Godoy, se dedica al oficio básico de hacer llaves pero también son especialistas en los equipamientos más tecnológicos del automotor.
Al entrar al local lo primero que salta a la vista son las tradicionales máquinas duplicadoras de llaves. Un oficio clave para hacer las copias de esos elementos que son un componente más de la cotidianeidad. A los que no se les presta demasiada atención pero que cuando se pierden o no funcionan, comienza la desesperación. Uno se palpa los bolsillos, busca en cada rincón, pregunta a quien se cruza y cuando ya no hay sitio dónde hurgar, el camino hacia la cerrajería es ineludible. Y si la elección es “Santa Rosa”, la garantía es el buen servicio y la calidad.
“Acá la gente ya viene desesperada, o no puede entrar a la casa o al auto porque perdió las llaves. Prevención no podemos hacer, es un servicio ante la urgencia”, reconocen Jorge Luis Sheriff y Angel Ariel Godoy, ambos santarroseños de 52 años y que desde 2005 están al frente del negocio de la calle Quintana 436 (el número de WhatsApp es el 2954-531033 y el teléfono fijo 427342 y 672705) que detrás de ese mostrador y de las máquinas para duplicar llaves tienen todo un universo de herramientas, maquinaria y tecnología de avanzada.
“Nos conocimos cuando teníamos 15 años y andábamos en el mundo del bicicross. Nos hicimos amigos y cada uno fue trabajando en distintas cosas hasta que por una cuestión familiar nos enteramos que Hugo Gallo vendía la cerrajería, que en realidad abrió hace 42 años, en el ’83. Hugo decidió vender y se dedicó a los herrajes y para nosotros fue una buena oportunidad como para emprender”, recordaron los socios y amigos.
“Una vez que pudimos cubrir las deudas y nos pudimos afianzar, fuimos creciendo en el negocio junto a la tecnología porque en el rubro automotor la modernización te obliga a estar permanentemente actualizado. De todas formas siempre fueron de la mano las dos cosas, los autos y las viviendas. Hoy tenemos muchos edificios, trabajamos con unos 33 edificios en el control de acceso de las entradas, le hacemos el mantenimiento”, detalla Angel en la charla con LA ARENA sobre una de las tareas que realizan diariamente.
En la cerrajería “Santa Rosa” trabajan seis personas repartidas entre el local de Quintana y el taller que está a la vuelta, en la calle González, en donde se ubican los vehículos que tras un pedido de turno, llegan para una reparación en el sistema de arranque, en el levantavidrios o para la instalación de un cierre centralizado o de una alarma.
“Por ahí mucha gente viene y se quiere llevar al auto a los diez minutos, pero eso no es posible, dependiendo del trabajo a realizar se determina el tiempo, pero siempre es con turno previo. Nosotros no hacemos trabajo fuera de horario, cuando arrancamos sí lo hicimos pero implica mucho desgaste porque es estar disponible las 24 horas. Nosotros ya tenemos todo un sistema de trabajo establecido y aceitado y por ejemplo para lo que es automotor, si son vehículos modernos y muy tecnológicos, yo me encargo de la parte de llaves en sí y la parte del chip es para Angel”, explica Jorge mientras invita a pasar al “laboratorio”, una verdadera sala de intervención quirúrgica con computadoras y dispositivos de última generación para encontrar solución a cada detalle, a cada demanda.
“Estamos siempre actualizándonos, la industria automotriz está en permanente movimiento y la tecnología, si no la seguís, te pasa por encima. Por eso tenemos las herramientas necesarias, y por eso no sólo trabajamos con Santa Rosa sino que vienen mucho desde los pueblos. Eduardo Castex, Victorica, Winifreda, Colonia Barón, Macachín, General Acha; vienen de muchos lugares porque los mandan los talleres y también trabajamos con las agencias de autos”, destacan.
Expansión.
En la cerrajería anexaron sectores aledaños al edificio y por eso en los próximos meses dispondrán de mayor espacio para un trabajo que demanda precisión pero también que es valorado por la honestidad y la seriedad.
“Como en cualquier rubro hay gente que trabaja muy bien y otra no tanto. Nosotros siempre hacemos hincapié en brindar la mejor atención, que la gente confíe, que esté tranquila al encargarte un laburo porque en definitiva Santa Rosa es una ciudad chica y el boca a boca funciona muchísimo. Entonces si vos hacés las cosas mal el rumor va a correr enseguida”, subraya Jorge. “Y al revés también, si hacés los trabajos como corresponde, con la máxima responsabilidad, los comentarios positivos se multiplican y eso te va a traer más gente, más clientela”, añade Angel.
Y eso es lo que siempre se observa al transitar por la vereda de “Santa Rosa”, clientes que esperan unos minutos para llevarse una copia de su llave, otros que llegan para pedir un turno, para encargar trabajos, para consultar. Para encontrar seguridad a la hora de abrir y cerrar puertas.
“Nos queda chico el local, por eso muchas veces hay gente en la vereda y queremos agrandar el negocio para poder ofrecer mayor comodidad”, remarcan los dueños de un emprendimiento en el que, por supuesto, hay un historial de anécdotas y hechos curiosos.
“Se ve de todo, gente que viene muy angustiada u otras que pasaron por acá, no hicieron caso a las recomendaciones, se fueron a la playa de vacaciones sin copia de la llave del auto y la perdieron. Y entonces cuando hay que afrontar el gasto se acuerdan de todos tus familiares…”, dice Jorge con humor.
“Como un kiosco”.
Angel muestra y explica el funcionamiento de cada computadora o máquina que hay en el laboratorio. Es un científico que se dedica a un rubro específico, pero en el que no cabe la distracción. “No me puedo equivocar, por eso este lugar está como aislado del resto. Si te distraés o hacés algo equivocado hay que volver atrás y eso lleva tiempo, empezar de nuevo hasta que quede exacto”, reconoce.
Los clientes entran y piden una llave. Para la casa, para el edificio o para un negocio. Para el ‘galponcito’ de la vivienda o quinta que guarda un cambalache de elementos. Otros llegan con modernos dispositivos automotrices. El servicio es igual para todos. “Hacer una llavecita siempre funciona, es lo básico y es como tener chicles en un kiosco, no puede faltar de ninguna manera”, aseguran los dueños de un “kiosco” que en lugar de golosinas, arregla y duplica llaves. Para sentirse seguro con la cerradura adecuada.
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