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Sabado 13 de diciembre 2025

Una cocina con pasión

Redacción 13/12/2025 - 00.08.hs

El emprendimiento familiar que llevan adelante los Cofré mantiene el nombre y las exquisitas recetas de bodegón de “Amarella” pero ahora le sumó colores, trofeos, fotos y sentido de pertenencia con la cantina que funciona en la sede del club All Boys.

 

Es el mediodía de una jornada de semana y una mujer saborea un café mientras hojea el diario LA ARENA que está disponible sobre la mesa. Enseguida entra un abuelo con sus dos nietos y se disponen a almorzar. El ingreso de chicos y chicas nunca se detiene, piden un cono de papas fritas, un helado, una golosina, un paquete de galletitas, un suculento sándwich de milanesa o una gaseosa.

 

Los pedidos del delivery desfilan por el mostrador y algunos entran a curiosear atraídos por ese ambiente de cantina repleto de fotos, trofeos, banderines y camisetas. Una especie de museo que se puede mirar mientras el aroma de un rico plato invita a sentarse. Es el microclima que propone “Amarella”, una cantina en modo bodegón que se trasladó a la sede del club All Boys y que en pleno centro santarroseño ofrece una propuesta siempre vigente y original.

 

“Nosotros estábamos en la calle Sarmiento y el contrato de alquiler se nos vencía en septiembre. Estábamos complicados porque el monto se nos iba mucho y justo salió la posibilidad del club. La gente que compone la comisión de básquet nos conocía porque siempre vienen a comer y porque tenemos un convenio por la comida para los jugadores que son contratados. Y la verdad que nos encantó la propuesta, nos cambió por completo porque además el lugar ya estaba listo para trabajar.

 

Y lo que hay que remarcar es que desde la directiva, al firmar el contrato, nos pidieron que ofrezcamos cafetería, kiosco y abrir los días domingo por la noche cuando hay partido”, le cuenta a este diario Silvia Pino (57) en el confortable local de la calle Hilario Lagos al 400 y cuyo WhatApp de contacto es el número (2954) 612411- Silvia, junto a su compañero Pedro Cofré y los hijos de ambos, Pedro (35) y Alexis (33), son los encargados de un negocio gastronómico que se luce por las irresistibles empanadas, las infaltables milanesas, las deliciosas pizzas y otros platos que incluyen las posibilidades veganas y menúes determinados en fechas especiales como el locro del 1 de mayo y el 25 de mayo, más las cenas de fin de año con diferentes opciones.

 

“El secreto fue hacer una fusión, entre lo que implica el club con toda su historia y la enorme cantidad de gente que circula todo el día, y nuestra identidad de Amarella, que era algo que no queríamos perder. Abrimos el 1 de octubre y desde entonces, toda la gente que teníamos de clientela en el negocio anterior, nos siguió para acá. Y por eso estamos eternamente agradecidos, y eso nos dio la pauta de que no tiene nada que ver si sos de All Boys u otro club, acá se valora nuestra propuesta, nuestra cocina”, resalta la pareja que, con el nuevo emprendimiento, agregó un cocinero a los dos hermanos Cofré ya que se amplió el horario de atención en los días lunes a sábado, desde la mañana y hasta la noche.

 

“Acá trabajamos el triple respecto a lo que era antes, al agregar cafetería abrimos bien temprano, cortamos un rato a las 15 y a la tarde ya abrimos por el kiosco sobre todo, que es el gran movimiento con los chicos. Y a la noche seguimos hasta la hora que sea necesaria. Estamos felices por esta nueva etapa, es buenísimo que se arman grupos para venir a comer entonces el clima es muy lindo”, destaca Silvia.

 

Atracción.

 

Entre las mesas en el interior y las que hay en la vereda, Amarella tiene espacio para 40 personas, pero la idea es llegar a 50 platos en un espacio que además genera una atracción especial para quienes practican o practicaron deporte.

 

“Voy a empezar a cobrar el tour de visita”, se ríe Silvia. “Cada sector está dividido por años, hay gente mayor que viene a la sucursal del Banco Pampa que está al lado y entra porque no puede creer lo que encuentra acá. Yo los voy acompañando en el recorrido contando las fechas y otros detalles”, dice la también mamá de Mariana. “Ella tiene 22 años y está estudiando la licenciatura en Comunicación en Córdoba, así que estamos chochos porque le va muy bien. A la noche viene mi sobrina a darnos una mano como moza”, agrega.

 

Hermanos y cocineros.

 

La historia de los hermanos Cofré es particular porque ambos no vinculaban a la gastronomía y al finalizar el secundario emigraron a Bahía Blanca para estudiar distintas carreras universitarias.

 

“Estudié Ingeniería Electrónica, luego cambié a Diseño Gráfico y finalmente terminé en la cocina. No pensaba que era algo que me iba a enganchar tanto”, describe Pedro mientras que Alexis recuerda que se fue a estudiar Farmacia pero luego de un tiempo descubrió que su lugar estaba entre las ollas, las sartenes y los platos. Y por eso se recibió de Cocinero Profesional.

 

“Trabajé en el hotel Mercure hasta que me fui a trabajar a Perú durante un año, en una experiencia muy enriquecedora porque anduve por distintos lugares. Cuando volví surgió la idea de hacer algo juntos con Pedro porque él ya estaba en un emprendimiento de una hamburguesería así que me sumé a él”, detalla Alexis.

 

Milanesas gigantes, variedad de pastas, pastel de papa, bife a la criolla. La carta es tan amplia como tentadora. “Es una carta más de bodegón, de olla. Los platos son muy abundantes y casi no te queda lugar para el postre. Las opciones salen casi todas, ya sean las carnes, las pastas, las pizzas. Las milanesas y las empanadas son muy pedidas por delivery y todos los días tenemos un menú diferente”, remarcan los dueños de un sueño familiar que se cristalizó en una primera opción y que desde hace un tiempo se transformó hacia una cocina con pasión e historia. Con identidad. Y sobre todo, con exquisitez y calidad.

 

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