Viernes 19 de abril 2024

Récord de uso del suelo en La Pampa: 2.800.000 hectáreas

Redacción 08/01/2022 - 00.22.hs

Según el Ministerio de Agricultura de la Nación, la distribución de la superficie productiva de La Pampa, según el uso actual de los suelos, durante la campaña 2020/21 fue récord histórico. Fueron relevadas, 2.713.842 hectáreas en cultivos agrícolas de ambas campañas (fina y gruesa); de uso ganadero; potreros y desperdicio.

 

JUAN JOSÉ REYES

 

Para la Zona Norte se utilizaron 1.183.315 hectáreas (el 42,6%) y la Zona Centro-Sur, la sumatoria en hectáreas llego a 1.595.528, es decir el 57,4% restante. Hace unos años atrás La Pampa con la ayuda de la UNLPam y el INTA Anguil relevaron el uso de la tierra pampeana, que es solo una parte del mapa de los suelos pero provee datos estratégicos y georeferenciales de cómo se utilizan los diferentes ambientes, los cuales han sido actualizados por el Ministerio de Agricultura.

 

Nuestra provincia tiene un uso de la tierra extensivo ya que la agricultura alterna con la explotación ganadera intensiva, basada en pasturas artificiales.

 

La zona norte es la de mayor producción; la centro-sur en menor escala, pero el uso actual que se le da a las tierras en el oeste (clima árido) es ganadería de cría extensiva, salvo donde se practica algo de agricultura bajo riego en los planos aluviales del río Colorado, datos a la fecha no medibles por los organismo nacionales.

 

Si tomamos la definición de sementera, la más apropiada, es la de "tierra sembrada", es decir todo lo introducido al factor de producción tierra hasta la fecha de la valuación, y que después dará su frutos con el ingreso de dólares al productor.

 

Está de más decir que las existencias físicas de granos son aquellos que están "stockeados" (son tangibles y que podemos contar) y que el año pasado superó el millón y medio de toneladas. La superficie de cada departamento (expresada en hectáreas) corresponde a dos regiones claves de la provincia durante la campaña pasada. Es la resultante de la suma de la superficie agropecuaria total (suelos agrícolas, ganaderos y con destino no especificado) más el desperdicio, es decir aquel que no incluye el descarte previo, constituido por aquellas áreas con probabilidad nula en el corto o mediano plazo de actividad agropecuaria.

 

La zona norte, utilizando menor cantidad de espacio geográfico en cinco departamentos, cuya extensión alcanzó 1.183.315 hectáreas superó holgadamente a la de la zona centro-sur (1.595.528 hectáreas) en siete departamentos.

 

Sin dudas que la vedette fue el maíz con casi 2,5 millones de toneladas, obteniendo un récord histórico de producción. Luego se destacaron la soja de primera y la de segunda con 1.123.733 y 125.750 toneladas respectivamente; el trigo con 753.140 toneladas; el girasol con 340.259 y la cebada cervecera con 156.200 toneladas.

 

Ello supone un importante riesgo de erosión hídrica al eliminar pastizales naturales por cultivos anuales como la soja, más allá de que en la última campaña las hectáreas utilizadas para producir soja fue de más de medio millón de hectáreas. El total de las áreas ocupadas con campo natural, pasturas permanentes y verdeos estivales e invernales.

 

Cifras absolutas.

 

Es importante aclarar que las cifras absolutas de las cuatro agrupaciones de uso general del suelo fueron obtenidas a partir de una metodología muestral basada en la selección de segmentos aleatorios, que por ser una muestra tiene asociado un inevitable error relacionado con el proceso de muestreo. Con referencia al otro ítem clave como lo es el potrero, es factible decir que los hay con rastrojos, barbechos y cultivos guachos de cosecha fina provenientes de la campaña anterior, así como rastrojos de verdeos estivales y cultivos en pie de cosecha gruesa de la campaña anterior.

 

El mal manejo del suelo y el exceso de pastoreo disminuye la fertilidad y los hace susceptibles a la erosión eólica. Esta se ve favorecida porque los suelos son sueltos, con poca cobertura vegetal y por la presencia de vientos fuertes y frecuentes. En total se estima una reducción del orden de 500 mil hectáreas de pasturas, verdeos y campo natural en favor de la agricultura.

 

Estas cifras coinciden con lo esperado: las tierras ganaderas de mayor aptitud agrícola son en general aquellas sembradas con forrajeras. Éstas son también las primeras que son reasignadas de ganadería a agricultura ante aumentos en la rentabilidad relativa de esta última actividad. La ganadería pampeana entonces, ha reducido en forma paulatina tanto la cantidad como la calidad del recurso tierra empleado. Pasamos de 4,4 millones de stock ganadero en 2007 a poco menos de 3 millones durante casi 12 años, pero según los últimos datos de las fundaciones de sanidad animal estamos en las 3,89 millones de cabezas. Sin dudas que la impronta del Ministerio de la Producción se vio reflejado en el ingente aumento del destete (900 mil cabezas); el engorde (800 mil cabezas) todo ello producido por 10.851 Unidades Productivas y 7.788 Establecimientos Agropecuarios (Eaps).

 

Una deuda pendiente.

 

Como se explicó, las estadísticas y los estudios que se realizan para La Pampa dejan de lado casi todas las tierras del oeste pampeano (clima árido) que es la ganadería de cría muy extensiva, salvo excepciones donde se practica algo de agricultura bajo riego (pequeñas extensiones en los planos aluviales del río Colorado y 25 de mayo).

 

En las zonas de escasa cobertura, la vegetación natural está compuesta por gramíneas duras y arbustos xerófilos, poco aprovechables por la hacienda con una receptividad muy baja. En estas áreas de escasa productividad, la alimentación está integrada por pastos duros, las buenas forrajeras nativas escasean, así como también el agua para la hacienda.

 

Las zonas donde predomina la cría de ovinos y caprinos son pobres en cobertura vegetal, pedregosas con afloramientos rocosos, poca disponibilidad de agua, caminos escasos, campos sin alambrados perimetrales donde predomina la cría caprina. En menor escala se crían vacunos y equinos concentrados cerca de los manantiales. Los animales aprovechan al máximo las pocas especies palatables existentes, es decir el grado de apetencia de un alimento por parte del ganado.

 

La palatabilidad (valor hedónico de los alimentos) es proporcional al placer que experimentamos al comer un alimento específico. Esta cualidad depende de las propiedades organolépticas del alimento como, por ejemplo, su sabor, olor y vista.

 

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